Una de las ilustraciones de María Hesse

El universo icónico de Frida Kahlo sigue suscitando interés y atrayendo la mirada de muchos. Sus imágenes, llenas de dolor y realidad, le salían de las entrañas, eran pura vida. Su vida. "Me pinto a mí misma porque soy a quién mejor conozco. Nunca pinto sueños o pesadillas, pinto mi propia realidad". Son palabras que popularizó la artista mexicana que durante muchos años tuvo que lidiar con los pinceles desde la cama. En 1953, coincidiendo con la inauguración de su primera exposición el médico le había dictado reposo y no salir de la cama. Pero ella no quiso perderse el día en el que iba a ser la protagonista absoluta de modo que se presentó... con la cama al completo. Así era Frida Kahlo, obstinada, muy personal. Y ese mundo lo recoge María Hesse en Frida Kahlo. Una biografía, un libro ilustrado que traza la vida de la pintora que vivió en La Casa Azul.



"El mayor reto ha sido intentar hablar a través de su lenguaje pero intentando incluir el mío propio y que se complementaran", señala Hesse. El proceso fue lento, degustando uno a uno los avatares de la mexicana. Así, el relato de la ilustradora se vio enriquecido con "la necesidad de intentar plasmar lo que ella pudiera estar sintiendo en cada momento". Las 145 páginas que completan el volumen, por las que pasean sus padres, sus hermanas, su primer amor, Diego Rivera, Trotsky, un inventario de las cosas que le gustaba, sus vestidos populares, dan cuenta de la vida de la pintora mexicana pero también de la idea que Hesse se ha hecho de ella. "No sé si más allá de la vestimenta y las cejas juntas mi Frida se parece a la real, pero es la Frida que sale de mí", apunta.



Páginas del interior del libro

En ese sentido, Kahlo tuvo "una vida fascinante más allá del mito que conocemos", anota Hesse. Así es como la ilustradora fue descubriendo una vida llena de luces y de sombras de la que es fácil enamorarse y querer bucear en su relato. Kahlo es humanismo y es una vida vivida de manera intensa, para bien y para mal. Fue militante, desde 1927, del grupo comunista del que eran partícipes Tina Modotti y Diego Rivera. Con el estallido de la guerra civil española en 1936 funda un comité de solidaridad para ofrecer apoyo a los republicanos, el mismo año en que alojan a Trotsky (con quien tendría un romance) en La Casa Azul. Todas esas preocupaciones las plasmaría, por tanto en sus obras.



"Esa intensidad fue la que la acabó consumiendo pero la disfrutó casi hasta el final". Los detalles de esa vida son conocidos: nace en 1907 en Coyoacán, en 1925 tuvo el accidente que la postraría a la cama, el del autobús escolar, en 1929 se casa con Diego ("sufrí dos accidentes graves en mi vida, uno en el que un autobús me tumbó, al suelo... el otro accidente se llama Diego"), sufrió poliomielitis, tuvo varios abortos, un divorcio en 1939, una nueva boda al año siguiente, le amputaron una pierna... las desgracias se aliaban entre ellas para tejer una vida tocada por una mala suerte que ella supo convertir en arte. Un arte personal, una manera de posicionarse en los asuntos sociales y culturales de la época pero sobre todo unos lienzos llenos de pasión en los que retrata su propia psicología.



María Hesse trabajando en el volumen

Fácilmente caricaturizable y reconocible, Frida Kahlo ha sido motivo de diversos escritos en los que se ha apoyado María Hesse. Una de las escritoras que ha diseccionado la vida de Kahlo es Martha Zamora (tiene dos libros sobre la artista) y quien corrigió el primer borrador de la ilustradora. "Ella me descubrió a la Frida más auténtica", anota. Hacerlo de forma ilustrada quizá sea uno de los aciertos de Hesse. "Supongo que se ha puesto de moda en parte gracias a las redes sociales, que tienen un poder de alcance que antes no se conseguía en otro medio", opina. En algunos casos puede ser una manera de que el público se acerque a figuras del mundo del arte de una manera más dinámica, en otros, cree Hesse, "estos libros se han convertido en un objeto de coleccionismo".



De lo que no hay duda es que se trata de "una nueva forma de contar la historia" que en el caso de María Hesse, "huye de la literalidad y juega con el surrealismo". Una etiqueta, de hecho, bajo la que André Breton calificó los lienzos de Frida Kahlo, quien le contestó que ella no pintaba sueños sino realidades. Finalmente, en 1954 se apagó la vida de una mujer que decía haber nacido en 1910, no por coquetería de quitarse años de encima, sino porque ese año comenzó la revolución mexicana. Y ella se consideraba esa revolución.



@scamarzana