Daniel Monedero

Relee. Madrid, 2016. 165 páginas, 15€

Uno de los personajes de este libro, que arranca con una cita de Paul Éluard, toma de una biblioteca un manual de jardinería a pesar de no tener jardín. No se aclara por qué lo hace, aunque la pregunta se formula. En la respuesta, que cada lector debe alcanzar por sí mismo, está la clave para comprender y disfrutar esta colección de relatos del vallisoletano Daniel Monedero (1977). Monedero es guionista televisivo y autor de varios libros infantiles estupendos, como Fakir. Este debut como cuentista, pues, llega precedido de un hondo conocimiento de los gajes del oficio.



Con la cita de Éluard, Monedero nos advierte: no esperes un libro fiel a los cánones del género, de ningún género. Nada extraño, por cierto, sabiendo que Eloy Tizón es director del proyecto editorial y conductor de los talleres literarios donde se fraguaron estos cuentos, sobre los que planea también la influencia de Vila-Matas e Hipólito G. Navarro. Tanto sobre un estilo poético plagado de aciertos y de emocionantes hallazgos, como sobre los desenlaces, tan alejados del golpe de efecto como lo está un polo de otro. Aquí el famoso knock-out cortazariano lo asestan las preguntas que quedan en el aire. Algún relato tiene una reveladora estructura circular, como Sylvia y Ted. Todos ellos están cargados de referencias literarias: Tom Sawyer, Sylvia Plath...



Hay dos textos sobresalientes, a mi juicio. El primero es el que da nombre al volumen. Un joven de Queens, negro y obeso, sufre un desmayo tras leer un poema de Szymborska y despierta convencido de ser la reencarnación de la premio Nobel polaca. Es una historia impactante, que habla de vocación, de identidad, de destino... El otro es "Non finito", la aparentemente crónica banal de un viaje en grupo a Roma, con destellos de chispeante humor. Hay otros cuentos notables, pero estos dos resumen bien el libro, plagado de personajes en búsqueda, lastrados por sus circunstancias, portadores de mensajes de hondura poética y filosófica. En fin. Puede decirse mucho más, pero el resumen es: lean a Daniel Monedero y disfruten.