Remedios Zafra

Fórcola. Madrid, 2016. 144 páginas. 16,50 €

“No son las catástrofes, los asesinatos, las muertes, las enfermedades los que nos envejecen y nos matan; es la manera como los demás miran y ríen y suben las escalerillas del bus”. Con esta cita de Virginia Woolf comienza la tercera parte de esta novela de Remedios Zafra (Zuheros, Córdoba, 1973), profesora de Arte en la Universidad de Sevilla y multipremiada especialista en Estudios Visuales, políticas de identidad en las redes y crítica de la cultura contemporánea.

Sus ensayos Netianas. N(h)acer mujer en la red (Lengua de trapo) o Un cuarto propio conectado (Fórcola) son algunos de sus últimos e interesantes trabajos. Las palabras de Woolf reflexionan sobre la mirada, como lo hacen otras numerosas citas que encabezan los diferentes capítulos y que guían al lector a través de un texto muy poco convencional, que presenta diversas lecturas. Una de ellas es la prolongación del trabajo y las investigaciones de su autora.

El sutil argumento nos sitúa ante la muerte y la pérdida. La protagonista acaba de ver morir a su hermano y comienza una etapa de asunción y duelo. La visión real de la muerte se contrapone con la dureza de las imágenes que se encuentran en Internet. Un niño de pocos años contempla una y otra vez cómo un grupo de leones devora a una cría de elefante.

La crueldad de la pantalla no impresiona, porque ocurre en un terreno ficticio, protegido. La verdadera pérdida, sin embargo, sigue aferrada a la retina, y hay que encontrar el modo de vivir con ella en un tiempo en que la felicidad se muestra de un modo impúdico y constante. Internet no es una ventana al mundo: es el modo en que el mundo nos observa y nos muestra (o esconde).

Exactamente de todo esto trata este lúcido libro, que podría leerse como un ensayo filosófico, en la línea de los trabajos de Barthes —en especial La cámara lúcida— o de Régis Debray, muy presente en las citas. Aunque hay también mucha poesía en el uso del lenguaje, en la creación constante de imágenes poderosas. Es en esta encrucijada de géneros donde la autora ha situado su texto, premeditadamente rico e híbrido, inclasificable, y por ello mismo fascinante. Lo dice Umberto Eco en otra de las citas: “En nuestra sociedad hiperconectada, muchos de nosotros sólo queremos que nos vean”. Como los protagonistas de esta historia. Como todos nosotros, en fin.