Aquí puedes leer y descargar el primer capítulo de La filosofía de la Generación Beat

La publicación, en 1957, de En el camino le confirió a Jack Kerouac (Estados Unidos, 1922-1969) una fama súbita cuya administración (la administración de su brillo y la de su decadencia) lo ocuparía casi hasta su prematura muerte. Un efecto colateral de esa fama fueron los encargos que recibió de distintas revistas. Si bien había tenido una iniciación en la crónica periodística ya antes de los veinte años, Kerouac aprovechó ahora esa demanda para justificarse a sí mismo. Los artículos, ensayos y ficciones breves incluidos en este libro, originalmente publicados en su mayoría en revistas como Esquire, Playboy, Evergreen Review o Escapade, y traducidos aquí por primera vez al español, tienen una sostenida entonación programática: la tienen ya sea porque adoptan la forma nítida del manifiesto (como los famosos escritos sobre poética y sobre la "prosa espontánea"), o porque ponen en acto ese mismo programa tanto a la hora de relatar el encuentro de Kerouac con un fantasmal cantante de blues que podría ser él mismo como en sus crónicas deportivas, en la descripción del nacimiento del bebop o de las afinidades de su escritura con las fotos de Robert Frank o la prosa de Céline.



Además de la justificación, Kerouac tiene en mente el ajuste de cuentas con la propia Beat Generation, y lo resuelve oscilando entre el recuerdo de sus orígenes y la crítica de su evolución. Si existía algo que pudiera llamarse "filosofía" de la Generación Beat, Kerouac era el único en condiciones de formularla. La Generación Beat fue acaso la generación de un hombre solo, el propio Kerouac, ángel profano, que no quería pertenecer a ninguna generación.



"La Generación Beat fue una visión que tuvimos John Clellon Holmes y yo, y Allen Ginsberg de manera aún más salvaje, hacia fines de los años cuarenta, de una generación de hipsters locos e iluminados, que aparecieron de pronto y empezaron a errar por los caminos de América, graves, indiscretos, haciendo dedo, harapientos, beatíficos, hermosos, de una fea belleza beat (...) beat quería decir derrotado y marginado pero a la vez colmado de una convicción muy intensa", escribe Kerouac en un intento por romper mitos.



La vida de Korouac aparece de manera lateral todo el tiempo en sus textos al igual que en toda su obra. Reivindica el estilo espontáneo de la escritura basándose en las enseñanzas de Buddha, en una interpretación bastante libre y difusa, en la que afirma que el pensamiento es en realidad un filtro para lo que uno oculta. Es un impedimento para los designios de un más allá que deposita en uno palabras y figuras literarias antes desconocidas. Bibliotecas enteras de las plumas más diversas estarían en desacuerdo con esa afirmación. Otros, la calificarían de una simple perorata y les costaría creer que Kerouac se sometía a los designios de un más allá dharmático sin corregir una sola línea de sus textos.



Kerouac recomienda autores y poetas que le son contemporáneos. En un texto hasta comenta que una novela de William Burroughs, El almuerzo desnudo, hoy convertida en un clásico, había ingresado a imprenta y valía la pena leerla. La filosofía... habla de la Generación Beat pero más habla de Kerouac. Un escritor que murió joven, a los 47 años, y que no le hacía ruido que lo vieran como un referente.

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