Jean Echenoz. Foto: Santi Cogolludo

En uno de los barrios más antiguos de París, se encuentra la vivienda de Jean Echenoz (Orange, 1947). Uno de los escritores franceses más leídos en el mundo, Premio Medicis, Premio Goncourt, Premio al Mejor libro del año, el éxito le espera tras la publicación de cada una de sus novelas: Correr, Relámpagos, Cherokee, Me voy, etc. Pero está vez, no venimos a hablar de sus novelas, sino de Capricho de la reina (Anagrama) un volumen de siete relatos o textos cortos que nacieron entre 2002 y 2014, para diferentes medios, revistas especializadas en paisajes, proyectos teatrales, encargos diversos. Jean Echenoz nos abre una gran puerta azul. De repente, nos encontramos sumergidos en un ambiente cálido, una luz tamizada, tal y como nos imaginamos que vive un escritor, poco amigo del bullicio y los medios de comunicación.



- Tiene la impresión de haber dado un nuevo paso publicando su primer libro de relatos. ¿Se ha pasado al cuento?

- En absoluto. No es un formato en el que me sienta muy cómodo la verdad, yo prefiero la novela. Pero es cierto que, al cabo de los años, he acumulado un gran número de textos cortos. He eliminado la inmensa mayoría de ellos, pero estos siete los quería conservar.



- Un texto sobre Nelson, otro sobre un paisaje, un viaje en submarino, la ciudad de Babilonia, un paseo por el Parque del Luxemburgo, ¿existe algún punto en común entre todos ellos?

- No tienen ninguna conexión tan solo que se centran en lugares. Son lugares que he visto, lugares que he podido imaginar, lugares que he reconstituido a partir de lecturas, lugares que he visitado, concretos y banales, como puede ser Le Bourget. O bien lugares mas imaginarios y con una trama romanesca a lo James Bond como el cuento del submarino.



- ¿Hizo la selección de los cuentos pensando justamente en este punto en común entre ellos?

- Pues tampoco. De eso me di cuenta una vez el libro publicado. La selección se hizo pensando si yo sería capaz de releerlos. Quería rescatarlos del olvido. Algunos de estos textos no se divulgaron casi. Fueron escritos en circunstancias muy especiales, a la salida de un disco, para un proyecto teatral, muy poco accesibles para el público. Tengo la impresión de haberles dado una nueva existencia.



- Los lugares son concretos, espaciales, responden a una realidad. Qué tipo de investigación ha llevado a cabo para la redacción de estos textos, ¿contemplativa o a través de las imágenes y los libros de una biblioteca?

- En todos existe una investigación iconográfica o bibliográfica. Vienen de imágenes sacadas de la actualidad. Algunos de los relatos tienen descripciones muy precisas, en primera persona, como es el caso de "Capricho de la reina". En este texto se trata de un paisaje del campo de Mayenne. Eso era lo que me interesaba. La banalidad de un paisaje rural, de poco carácter pintoresco. Y ver todo lo que ocurría y podía describir en 180 grados a la redonda.



- Se dice que los encargos, las restricciones, despiertan la imaginación de los escritores. ¿Podría hablarnos de los encargos que tuvo y que dieron nacimiento a estos textos?

- En el caso de "Capricho de la reina", por ejemplo, fue un encargo para la revista de estudios del paisaje. No quería describir algo muy escénico ni especial. Me interesaba describir un paisaje cotidiano. En el texto sobre Le Bourget fue lo mismo. Me mandaron en misión. Una amiga escenógrafa nos lo pidió a un grupo de escritores. Le apetecía hacer algo sobre estas ciudades a las que llegaba el RER B. De forma arbitraria, a mí me pidieron la ciudad de Le Bourget. Fue para mí un descubrimiento absoluto, como si me fuera al extranjero.



- Y el texto sobre las estatuas de reinas...

- Ese texto remonta a 1970, cuando me instalé por primera vez en París, en un cuartito al lado del Observatorio. Me paseaba por el Jardín del Luxemburgo y el círculo en el que están puestas esas estatuas de reinas me intrigaba enormemente. Años más tarde, me pidieron algo sobre el Luxemburgo y quise volver a esa imagen que guardaba de personajes "helados" en una postura, casi inexpresivos. Mi escritura es una búsqueda de una expresión sobre cada una de ellas.



- ¿Si tuviera que elegir un relato de estos siete, con cuál se quedaría?

- Pues quizá con este sobre Le Bourget. Quizá porque yo nunca escribo en primera persona y, por una vez, quise contar los tres pequeños viajes que realicé. Me gusta el cuento porque tiene que ver con el descubrimiento y la aventura. También me gusta mucho el de "Nelson", que nació de tres frases que escuché sobre el almirante Nelson y su extraño gesto. A partir de ahí, me puse a investigar. Este texto sobre Nelson me reenviaba a los textos breves de John Aubrey y Las vidas imaginarias de Marcel Schwob que son libros que siempre me han inspirado y que habían ya dado origen a mis novelas biográficas Al piano, Correr y Relámpagos.



- ¿Cuáles serían los temas subyacentes a lo que escribe? Podríamos decir, con la descripción de esos paisajes sin personajes o, ese señor Gluck del cuento "Ingeniería civil" que vive y viaja solo, que la soledad, el silencio, planea sobre sus textos?

- No me lo he preguntado en el caso de Capricho de la reina, pero es cierto lo que usted dice para mis otros libros. En la serie de las tres vidas sobre Ravel (Al piano), Zatopec (Correr) y Nikola Tesla (Relámpagos), me di cuenta a posteriori que, a pesar de ser muy distintos, lo que unía a estos tres personajes era la soledad. Como si a cada uno de ellos, su arte, su obra, les robase la vida. En Capricho de la reina, es posible que sea también la soledad. Menos "En Babilonía".



- ¿Los otros temas que toca en estos textos; la arquitectura, la historia, el paisaje, nacen de un interés particular? En su cuento "Ingeniería civil" el personaje siente fascinación por los puentes por ejemplo, y viaja alrededor del mundo visitándolos.

- Yo siento esa misma fascinación por la arquitectura y no solamente de una perspectiva literaria. Cada vez que paseo por París, me quedo un buen rato mirando los edificios, como arte arquitectónico en sí o como soporte de imaginación pero, sobre todo, como objeto. La arquitectura me emociona y siento mucho interés por los puentes. La variedad, sus diferentes construcciones, su ambición, estos elementos me intrigan. Investigué mucho para este cuento y los puentes que cito. Además, desde un punto de vista infantil, el puente es misterioso. Es como el avión.



- Usted que escribe casi un libro cada año, ¿qué hace Jean Echenoz cuándo no escribe?

- ¡Espera su próxima sesión de escritura! Para mí escribir no es ninguna disciplina ni me esfuerzo nada. Simplemente es lo primero que me apetece hacer en el día.