Cristina Morales

Cristina Morales es una de los doce narradores menores de 40 que El Cultural ha elegido.

Bendito, sea, el cielo. Cómo, ¿bendiciendo, don Domingo? ¿No era usted ateo? Yo soy borracho, María Manuela, y estoy lo suficientemente borracho como para bendecir, pero no sé si estoy lo suficientemente borracho como para imaginar que doña María Manuela López, viuda de Ulloa, la censurada en Cádiz, está presente en este mi baile de precarnaval bautizado la muerte del ranciocinio. ¡Bautismo! Calle o sus amigotes masones lo van a echar de la logia. Esta es mi logia, señora. Soy yo quien echa y desecha. Y debería echarla a usted. ¿A mí? A usted y a su efebo. ¿Se refiere a mi camarero? Sí, al camarero que se cepilla. Qué observador es usted, Domingo, me sorprende. No fue tan sagaz para adivinar que su colaborador era un topo de palacio que le colaba mensajes antimonárquicos en el periodiquillo. Uno es corto, señora, se lo reconozco, y la censura de Fernando implacable, pero para ver que usted se arrodilla delante del criado no hay que ser mosquetero. Y delante de usted, ¿tiene alguien vocación de arrodillarse, sin cobrar por ello? Corríjame si me equivoco porque voy muy borracho, pero creo que en este momento hay una vacante, ¿gusta? Uh qué va, vengo saciada de casa, no quisiera indigestarme y perderme su magnífica fiesta. Me alegro de que esté disfrutando. ¿No iba a echarme? Fuera de mi baile, realista servil. Si piensa echar a todos los serviles se le queda el teatro a la mitad, le aviso. Ya decía yo que había muchos napoleones en la caja.



Cristina Morales, cantares de gesta

Licenciada en Derecho y Ciencia Políticas, Cristina Morales (Granada, 1985) es autora del libro de cuentos La merienda de las niñas (Cuadernos del Vigía, 2008), y sus relatos han aparecido en Pequeñas Resistencias 5. Antología del nuevo cuento español 2001-2010 (Páginas de Espuma, 2010) y en Velas al viento. Los microrrelatos de La nave de los locos (Cuadernos del Vigía, 2010). Este año ha publicado Los combatientes (Caballo de Trota, 2013), un libro sobre una pequeña asamblea de indignados, que acabó convirtiéndose en "un cantar de gesta que exalta valores antiguos como la juventud, el amor, la amistad y el arrojo", aunque jamás ha formado parte del 15M y no comparte sus consignas ni sus métodos. "Llamar revolución a lo del 15 M me parece no una exageración, sino una deformación de la realidad".

En el curso 2007-2008 fue residente de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, pero no se confíen, porque Cristina Morales es todo menos sumisa. Así, Marta Sanz apuesta por ella y por su futuro como escritora por "su desobediencia frente a una supuesta literatura de prestigio. Y su muy curioso sentido del humor". Ella, por su parte, reividica su narrativa como una forma de "responder a lo que me produce extrañamiento y así producir nuevos extrañamientos".