La comprensión de la obra poética de Pedro Salinas adquiere una nueva dimensión gracias a los versos ineditos que ahora ven la luz de la mano de Monserrat Escartín Gual, quien presentará el libro junto a Enric Bou hoy lunes a las 19.30 en la Residencia de Estudiantes (Pinar, 21). "Poesía Inédita" (Cátedra) incluye 142 poemas de Pedro Salinas, escritos a lo largo de toda su vida y encontrados en diferentes estadios de elaboración, que ayudarán al estudio de su obra.



A continuación se pueden leer algunos poemas de "Poesía Inédita"

A Rosa en su santo





Te ofrecería el oro de las constelaciones

pero he mirado bien a tus pupilas francas

y he visto que, en su fondo, están tus ilusiones

temblando de pureza como estrellitas blancas.



Te ofrecería un son de campanas, a la hora

matinal, cuando blancas nubes surcan los cielos,

pero en tu alma hay casi carillones de aurora

y van tus pensamientos volando en blancos vuelos.



Rosa, he aquí tu dulce vida de doce años:

una boca bermeja en una piel de trigo,

una sonrisa clara, unos ojos castaños

y el caer del cabello en tus melenas luengas.



He aquí por qué, yo vengo hoy hacia ti, y te digo:

«¿Qué puedo yo ofrecerte, Rosa, que tú no tengas...?».



(Santa Pola, Santa Rosa de Lima,

agosto de 1912)




Una duquesa





Apoya en el sillón la negligencia

blanca y suave de la mano leve.

En el rostro las rosas y la nieve

cantan la gloria de su adolescencia.



Del miriñaque, bajo la opulencia,

la fina punta del chapín se atreve

a mostrar el remate del pie breve

con gesto de cuidada indiferencia.



Su nombre, Rosalía: quince años.

Caen en tirabuzones los castaños

cabellos, y en la frente la pulida



corona da fulgores diamantinos.

Tiene una rosa entre los dedos finos,

y hay otra rosa ante sus pies caída.



(4 de abril de 1913)




No viniste tú a mí. No

fui yo a ti, no nos buscamos,

como dos caudales vivos

de aguas que se quieren juntas,

buscando un cauce, su sino

Cuando dos ríos se juntan

nunca se separarán,

hasta que llegue su fin,

en el mar que está a lo último



(abril de 1937-1939?)




Un día invita a otro día

¡Qué sucesión se revive!

La aurora de hoy es alba

del mañana que le siga.

La vida va como el agua,

de onda en onda,

sin sentirlo

por el río de la dicha.



(1937-1939?)




¿Entre el cielo y

la tierra, entre

dos cielos?

Allá en lo alto hacer,

hacernos, estrellado

mundo llamado

cielo. Atrás, luces

rojas, ante

luz surgiendo bien

terrestre.

Pero cuando

bajé a la tierra,

vi que eras tú

cita en ellos.



(1937?)




¿Hay tiempo? No lo sé





¿Hay tiempo? No lo sé.

Que sí me están diciendo

los árboles calmosos, lenta el agua

del río en que se miran:

tiempo, tiempo,

de llegar, lo verde a sus hojas,

extremada cimera, allí en lo alto.

De llegar a lo azul, de ser el mar,

de conocer su sal y sus profundidades

sin luces ya.

Pero en el alma vive

la gran prisa, sin prisa,

el lento arder.



(1934-1935?)