Lorenzo Silva y Mara Torres recogiendo el galardón. Foto: Domenec Umbert.

La noche venía cargada de política pero al final la literatura recuperó el protagonismo, por suerte, cuando Carmen Posadas, miembro del jurado, enunció el nombre de Lorenzo Silva (Madrid, 1966) como ganador de la LXI edición del Premio Planeta. El autor madrileño se embolsará la codiciada dotación del galardón literario más mediático de nuestro país: nada menos que 601.000 euros. La finalista es la periodista de Televisión Española Mara Torres (Madrid, 1974), que engrosará la cuenta corriente con una inyección de 150.250 euros.



Silva fue elegido por el jurado por una nueva entrega de su ya bien conocida serie de la pareja de guardias civiles que forman el sargento Bevilacqua y la cabo Virginia Chamorro (ascendidos en el último volumen de la saga, La estrategia del agua, a brigada y sargento, respectivamente). Titulada La marca del meridiano, la novela vencedora está ambientada en la convulsa (y confusa) España actual, baqueteada por una crisis económica que cada vez reviste un carácter más político. Esta vez un extraño crimen llevará a los investigadores tras la pista de un caso con derivaciones éticas y financieras.



El protagonista de la novela, según explicó el autor, es un hombre nacido en Montevideo y residente en Madrid, que debe viajar a Barcelona para investigar un crimen y, al mismo tiempo, reencontrarse con un capítulo muy importante de su pasado. "Trata de hombres que en un momento aceptaron un código no sólo moral sino también de otra índole, una línea que separa la conducta digna de la indigna y los actos inteligentes de los que no lo son", explicó.



Al recoger el galardón, Silva declaró: "Es un honor entrar en la nómina del Planeta, en la que se encuentran figuras como Ramón J. Sender, que para mí es una referencia inexcusable, y Manuel Vázquez Montalbán, gran referencia de la novela policiaca".



La última parte de su discurso la pronunció en catalán y en ella agradeció a Barcelona dos cosas: "Haberme dado la mujer que amo y la casa en la que vivo ahora". El meridiano al que se refiere el título de la novela es el de Greenwich, hecho que le vino muy al caso para despedirse con un último mensaje, también en catalán: "Espero que lo único que separe a Madrid y Barcelona sea ese meridiano, que no es más que una marca imaginaria".



A pesar de su juventud el autor madrileño, criado en el barrio de Carabanchel, ya luce en su currículo alguno de los reconocimientos más notables de nuestras letras. De hecho, en 2000 se alzó con el Premio Nadal por El alquimista impaciente, también perteneciente a la saga de sus dos populares agentes de la Benemérita y llevada a la pantalla grande por la directora Patricia Ferreira en 2002. Y en el 97 ya había quedado finalista del mismo galardón, entregado por la editorial Destino, con La flaqueza del bolchevique, que tiene, a su vez, una versión de cinematográfica urdida por Manuel Martín Cuenca.



En este empeño literario Lorenzo Silva intenta honrar de algún modo el papel de la Guardia Civil en la historia de España, que está tan sujeto a valoraciones sesgadas o limitadas al periodo franquista, cuando sí es cierto que se convirtió en cuerpo utilizado en muchas ocasiones para reprimir muestras de desafección al régimen.



Más allá del capítulo narrativo de ficción, Lorenzo Silva ha dedicado al instituto armado la obra Sereno en el peligro(muy crítico con la deriva separatista); el presidente de Cataluña, Artur Mas; y el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, que ha llegado a Barcelona tras haber levantado una polvareda por unas declaraciones relativas a sus intenciones de "españolizar" a los alumnos catalanes.



El Jurado estaba compuesto por Alberto Blecua, Ángeles Caso, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Emili Rosales, secretario con voto.