Allen Ginsberg.

El 25 de agosto de 1968 tuvo lugar en Chicago la Convención del Partido Demócrata. Cinco mil personas entre anarquistas, pacifistas, hippies, comunistas, exponentes de la nueva Izquierda, radicales, militantes negros, llegaron a la ciudad y se acamparon en el Lincoln Park. Junto a Ginsberg estaban Norman Mailer, William Burroughs, Jean Genet. La respuesta de las Fuerzas Armadas, inmediata, masiva y violenta hizo historia. Soldados, agentes de policía, detectives del FBI, un total de 24.000 hombres se lanzaron en una despiadada caza al hombre.



Aunque un informe oficial estableció que la violencia fue provocada por las fuerzas del orden, los organizadores de las protestas de Chicago fueron procesados y condenados. Delante de los jueces desfilaron las personalidades más representativas de la nueva cultura norteamericana: entre ellos por supuesto estaba Allen Ginsberg.



Durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, el autor de 'Aullido' salmodió y recitó sus poemas, indiferente a toda clase de burlas por parte de la corte y determinado a explicar las razones profundas de aquellas protestas.





Primer interrogatorio de Weinglass, abogado de la defensa.



P: ¿Podría por favor indicarnos su nombre completo?

R: Allen Ginsberg.

P: ¿A qué se dedica?

R: Soy poeta...

P: ¿Ha estudiado en alguna ocasión en el extranjero?

R: Sí... En la India y en Japón.

P: ¿Puede precisarles al Tribunal y al jurado en qué... consistieron dichos estudios?

R: Mantra yoga, ejercicios de meditación, cánticos, aprender a sosegar la mente permaneciendo en silencio, ejercicios de respiración para sosegar cuerpo y mente..., pero sobre todo una rama llamada mantra yoga, que es un tipo de yoga que entraña oraciones y cánticos.

P: ¿Cuánto tiempo estuvo estudiando?

R: Estuve en la India un año y cuatro meses, y luego fui a Japón, al monasterio de Daitokuji... Allí aprendí los ejercicios zazen para centrar el cuerpo y sosegar la mente.

P: ¿Sigue estudiando con alguno de sus antiguos maestros?

R: Sí, con el swami Bhaktivedanta... Lo he visto y he cantado con él durante los últimos años por distintas ciudades. De hecho me ha pedido que siga haciéndolo, sobre todo en convocatorias públicas.

P: ¿Se le ha concedido algún permiso especial en relación con los cánticos por parte de las personas con las que ha estudiado?

R: Sí, del maestro zen Roshi Suzuki, del templo budistazen de San Francisco, que aprobó mi cántico del Sutra de la Esencia de la Sabiduría, el "Prajna Paramita"... También me lo han dado el swami Bhaktivedanta y el swami Satchitananda de Nueva York, así como la escuela del doctor Rammurti Mishra..., un yogui que fue consejero de la Sociedad de Yoga de Nueva York, por cuyos discípulos fui iniciado en el shivaísmo... Todo esto incluye cánticos y oraciones, tanto en voz alta como en comunidad.

P: Durante el canto del mantra, ¿hay que adoptar alguna postura en especial?

R: Cualquiera que permita que el estómago se relaje y esté cómodo, sin tensiones, para que la inspiración entre hasta lo más hondo del cuerpo y así se relaje por completo, al tiempo que la mente se calma... todo ello, sentado con las piernas cruzadas.

P: Y ¿se trata de... de un cántico que ha de ser en privado o… en público?

Foran: Vamos, señoría, protesto. Creo que ya hemos oído lo suficiente para establecer...

El juez: Creo que me hago una vaga idea de la profesión del testigo. Tengo una vaga idea.

Foran: Me atrevería a decir también que deletrea estupendamente.

[Para facilitar la labor al taquígrafo de la sala Ginsberg ha deletreado todos los nombres de sus profesores indios.]

El juez: Admito la protesta, pero me hago cargo de que al principio ha dicho que es poeta, y también daré crédito a todo lo demás, signifique lo que signifique...

P: Señor Ginsberg, ¿conoce al acusado Jerry Rubin?

R: Sí, así es.

P: ¿Puede señalarlo aquí en la sala?

R: Sí, el caballero que tiene una cinta india en la cabeza...

P: ¿Recuerda cuándo lo conoció?

R: Fue en Berkeley y en San Francisco en el año 1965, cuando las manifestaciones de Berkeley contra la guerra de Viet Nam...

P: ¿Se le presentó alguna otra ocasión en el año 1967 de relacionarse con el señor Rubin?

R: Sí. Volví a verlo en el Human Be-In de San Francisco. Compartimos escenario junto con otra mucha gente.

P: ¿Podría describirles al Tribunal y al jurado en qué consistió el Human Be-In de San Francisco?

R: Una gran congregación de gente joven que se juntó para...

Foran: Protesto, señoría.

El juez: Un minuto, que todavía no estoy seguro de cómo se deletrea "be-in".

Weinglass: Be, e, guion, i, ene, creo: Be-in.

El testigo: El Human Be-In.

El juez: En realidad no puedo rebatir la validez de la protesta porque no entiendo la pregunta.

Weinglass: Le he pedido al testigo que nos explique lo que fue el Be-In. He creído conveniente preguntárselo precisamente porque podía generar cierta confusión, pero se le ha interrumpido en medio de la respuesta.

Foran: A mí también me encantaría saberlo, pero no creo que tenga nada que ver con este juicio...

El juez: Voy a permitir, a pesar de la protesta del Gobierno, que nos cuente lo que es un Be-In.

R: Una reunión de gente joven consciente del destino del planeta que se nos viene encima, gente imbuida por una nueva consciencia y deseosa de ver otro tipo de sociedad, una donde la oración, la música y la vida espiritual sustituyan la competitividad, la propiedad y la guerra... Se produjo lo que vino a denominarse una reunión de las tribus de todos los grupos de afinidad distintos: políticos, espirituales, de yoga, de música y poesía... Grupos que sienten por igual la crisis de identidad, la crisis planetaria y la crisis política que vive Estados Unidos, y que se juntaron todos en la mayor concentración de gente joven que ha habido desde el comienzo de la guerra, en presencia del maestro zen Suzuki, al que mencioné antes, de un buen número de budistas tibetanos y budistas zen japoneses, así como de bandas de rock y gente como Timothy Leary y el señor Rubin.

El juez: [A Foran] Ahora que me lo han explicado, le escucharé.

Foran: Protesto, señoría.

El juez: Se acepta...

P: Bien, veamos. ¿Conoce usted al acusado Abbie Hoffman? ¿Podría señalárselo al jurado?

R: En la esquina de la mesa, a su derecha, con la chaqueta burdeos...

P: Me gustaría ahora que centrase su atención en el mes de febrero de 1968. ¿Tuvo ocasión de ver ese mes a Abbie Hoffman?

R: Sí...

P: ¿Sería tan amable de contarle al jurado de qué trató usted con el señor Hoffman en aquella ocasión?

R: Hablamos de la posibilidad de hacer extensivo el sentimiento de humanidad y compasión del Human Be-In de San Francisco a la ciudad de Chicago, coincidiendo con la convención política, de la posibilidad de invitar a Chicago a la misma gente y a los mismos profesores que habían asistido al Human Be-In de San Francisco en las fechas de la convención, para mostrar un nuevo estilo de vida planetario distinto al que los políticos allí reunidos querían mostrarles a los jóvenes. [...]