W. H. Auden

Visor

Wystan Hugh Auden (York, 1907 - Viena, 1973) alcanzó celebridad en la Inglaterra de los años treinta como maestro de la nueva generación de poetas. Su obra se caracteriza por una extraordinaria pericia en el uso de paradojas, antítesis, anticlimax, ironías y aforismos. Auden es un poeta intelectual cuya poesía se encuentra más provocada por ideas que por sensaciones o cosas. Este volumen recoge su producción poética entre 1927 y 1957. A continuación puede leer alguno de esos poemas.



EL AGENTE SECRETO

El control de los pasos, decía, era la clave

Para este nuevo distrito, pero ¿Quién lo lograría?

Él, espía entrenado, había caído en la trampa

Debido a un guía falso, seducido por los viejos trucos.



Greenhearth era un lugar perfecto para un embalse

Y energía fácil, si hubieran traído el ferrocarril

Algunas estaciones más cerca. Ignoraban sus trampas:

Puentes sin construir y problemas por venir.



La música callejera parecía agradable a uno

Que había estado semanas en el desierto. Despertado por el

agua

Que corría en la oscuridad, él a menudo, había

Demandado a la noche un compañero

Ya soñado. Ellos dispararían, por supuesto,

Separando fácilmente a dos que nunca estuvieron unidos.



QUE LA HISTORIA ME JUZGUE

Hicimos todos los preparativos posibles,

Recogimos una lista de firmas,

Revisamos constantemente nuestros cálculos

Y adjudicamos las granjas.



Presentamos todos los expedientes oportunos

En estos casos;

La mayoría, tal como se esperaba, fueron obedientes,

Aunque hubo rumores, por supuesto,



Fundamentalmente contra el ejercicio

De nuestro antiguo derecho a abusar:

Hubo incluso algún intento de rebelión,

Pero eran simples chiquillos.



Pues nunca hubo temor serio

Por parte de nadie,

Ya que no era cuestión de vida

Si no ganábamos.



El punto de vista aceptado enseña

Que no había excusa,

Aunque a la luz de las recientes investigaciones

Muchos encontrarían la causa



En una forma no infrecuente de terror:

Otros, aún más astutos,

Señalan la posibilidad de error

Desde el mismo principio.



En cuanto a nosotros, queda

Al menos nuestro honor,

Y una razonable posibilidad de mantener

Nuestras facultades hasta el final.