En la cueva de Gorham, en Gibraltar, un individuo neandertal, o un grupo de ellos, grabaron hace más de 40.000 años trece profundas rayas entrecruzadas sobre una sección elevada del suelo de piedra, configurando una tosca retícula que ha sido bautizada como "el hashtag". Los experimentos para averiguar su finalidad indican que se necesitaron entre doscientas y trescientas incisiones efectuadas en una secuencia determinada. Es decir, parece que fue un conjunto ordenado, una pequeña prueba de que esta especie habría desarrollado un cierto pensamiento simbólico.

Este es un debate candente entre los investigadores. Sin abandonar la Península Ibérica, en los últimos años se han documentado más hallazgos que conducen hacia una respuesta afirmativa. En la cueva de Los Aviones (Cartagena), en niveles relacionados con la presencia de neandertales, han parecido conchas de ostras decoradas con pigmentos; en la cueva de Ardales (Málaga) se han hallado algunas de las muestras de arte no figurativo más antiguas de la historia, datadas hace 65.500 años, muy tempranas para la mano del Homo sapiens; y en otros yacimientos como La Pasiega (Cantabria) o Maltravieso (Cáceres) también hay vestigios de pinturas parietales de más de 54.000 años de antigüedad.

Pero existe un sitio en Francia que proporciona otra evidencia, y parece que más clara, de que los neandertales dejaban marcas en las paredes y las pintaban. La cueva de La Roche-Cotard, cerca del pueblo de Langeais, próximo a Tours, se descubrió en 1846 por unos trabajadores ferroviarios que excavaban un paredón rocoso. Su interior fue excavado en 1912 y solo se encontraron utensilios líticos del Paleolítico Medio —artefactos musterienses, atribuidos exclusivamente a los neandertales en Europa occidental— y fauna datada entre hace 50.000 y 40.000 años, aproximadamente en el momento en que la cavidad quedó sellada por el depósito de sedimentos.

Los investigadores Trine Freiesleben y Jean-Claude Marquet, analizando los grabados. Kristina Thomsen

El estudio del yacimiento, dividido en cuatro grandes espacios, lo retomó un equipo de investigadores galos en 2008, y desde entonces se han descubierto pequeñas manchas de pigmento rojo en las paredes y huellas de dedos en depósitos limosos. Estas últimas marcas antrópicas, identificadas en ocho paneles que se encuentran en la llamada cámara del pilar, son los grabados más antiguos hechos por un neandertal, según un estudio científico publicado este miércoles en la revista PLoS ONE.

"Quince años después de la reanudación de las excavaciones en el yacimiento de La Roche-Cotard, los grabados han sido datados en hace más de 57.000 años y, gracias a la estratigrafía, probablemente tienen unos 75.000 años de antigüedad, lo que convierte a este sitio en la cueva decorada más antigua de Francia, si no de Europa", destacan los investigadores, liderados por Jean-Claude Marquet, de la Universidad de Tours.

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Las marcas no figurativas —líneas, puntos, paneles circulares o triángulos— halladas en la cavidad, ubicada en la región del Centro-Valle del Loira, son para el equipo galo "ejemplos inequívocos" de diseño abstracto realizado por neandertales, los vestigios de una actividad "intencional y meticulosa". Se trata en concreto de huellas de dedos (finger-flutings, según el término en inglés) que solo pudieron ser concebidas por la mano humana. El estudio científico proporciona una descripción detallada de los trazos, demuestra su origen antrópico y que fueron realizados por los primos lejanos de los humanos modernos.

"Estas marcas fueron realizadas de forma meticulosa en superficies escogidas y a menudo aprovechando la forma de los muros de la cueva", destacan los autores, que también han creado modelos en 3D de los grabados para compararlos con otras marcas humanas conocidas y con los resultados de un experimento realizado por el equipo. "Las creaciones gráficas identificadas en las paredes de La Roche-Cotard demuestran un proceso creativo deliberado visible en la disposición espacial de las marcas grabadas en las paredes de la cueva", añaden.

Según ha desvelado la datación mediante la técnica de luminiscencia ópticamente estimulada, la cueva quedó sellada hace unos 57.000 años, varios milenios antes de que el Homo sapiens se extendiese por la región. Esta evidencia, sumada a la presencia exclusiva de herramientas de piedra musterienses, empujan a los investigadores a concluir que las huellas de dedos debieron haber sido realizadas por los neandertales.

No obstante, existe una gran incógnita que no ha podido ser resuelta: la finalidad de los símbolos no figurativos. ¿Por qué un grupo de neandertales decidió imprimir sus dedos en la pared de esta cueva francesa? Si bien tienen una edad similar a otros ejemplos de arte rupestre relacionados con la actividad de los humanos modernos en otros rincones del mundo y son "claramente intencionales", los investigadores reconocen que "no es posible determinar si representan pensamiento simbólico". En cualquier caso, se trata de otra prueba más de que el comportamiento y las actividades de los neandertales eran tan complejos y diversos como los de nuestros primeros antepasados.