A pesar de su nombre casi impronunciable, Vráble-Ve'lke Lehemby fue uno de los asentamientos más extensos de Europa central durante la fase inicial del Neolítico, hacia el año 5.000 a.C. El yacimiento, ubicado en el oeste de Eslovaquia y asociado con la cultura de la cerámica de bandas (LBK por sus siglas en inglés), ha sido foco de diversas investigaciones arqueológicas en los últimos años. Gracias a una serie de prospecciones geomagnéticas, por ejemplo, se han documentado más de trescientas casas distribuidas en tres poblados limítrofes, lo que proporciona una densidad de población excepcional para este periodo.

En la última campaña de excavaciones, realizada el pasado verano, los arqueólogos del Centro de Investigación Colaborativa 1266 de la Universidad de Kiel (Alemania) y el Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Eslovaquia firmaron un hallazgo espectacular: los restos mortales de 38 individuos sepultados en una zanja que rodea el asentamiento más meridional. Los huesos estaban bien conservados pero habían sido arrojados unos encima de los otros, sin orden alguno; es decir, no recibieron una inhumación cuidadosa. Además, la característica más llamativa es que ninguno de los cadáveres, a excepción de un niño, conservaba la cabeza.

El año anterior los investigadores ya habían documentado varios cuerpos humanos. "Esperábamos encontrar más, pero esto ha superado todo lo que nos imaginábamos", confiesa Martin Furholt, director del proyecto. El gran número de esqueletos descubiertos en un área de 15 metros cuadrados ha generado ahora la necesidad de ofrecer una explicación al enterramiento. ¿Fueron esas personas asesinadas y decapitadas de forma violenta? ¿O en realidad sus cabezas fueron cortadas después de la descomposición de los cuerpos? ¿Se trata de una masacre o un ritual funerario?

Los esqueletos se encuentran apiñados en un área de 15 metros cuadrados. Till Kühl Universidad de Kiel

"Varios huesos individuales fuera de su posición anatómica sugieren que la secuencia temporal pudo haber sido más compleja. Es posible que los cuerpos ya esqueletizados fuesen empujados hacia el interior de la trinchera para dejar espacio a otros", dice Katharina Fuchs, antropóloga de la Universidad de Kiel, como explicación a la superposición y mezcla de restos. "Algunos cuerpos conservan la primera vértebra cervical, lo que indica una extracción cuidadosa de la cabeza en lugar de una decapitación violenta y despiadada, pero todo esto son observaciones muy preliminares que aún deben confirmarse con más investigación".

Los interrogantes que abre esta fosa común son numerosos: ¿tenían estos individuos una edad similar o representan una muestra representativa de la sociedad? ¿Estaban emparentados entre ellos o con otros muertos de Vráble? ¿Eran locales o venían de lejos? ¿Compartían una dieta similar? ¿Se puede inferir algún significado social del tratamiento de los cuerpos?

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Los arqueólogos y antropólogos de la Universidad de Kiel y el Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Eslovaquia ya están buscando respuestas a esas preguntas, que esperan resolver mediante análisis osteológicos, de ADN y de isótopos estables, así como con dataciones radiocarbónicas.

"Puede parecer obvia una masacre con sacrificios humanos, quizá en conexión incluso con ideas mágicas o religiosas. Los conflictos bélicos también pudieron haber jugado algún papel, incluso las disputas entre las propias comunidades de este gran asentamiento", reflexiona Maria Wunderlich, otra de las codirectoras de la investigación. "¿Estas personas fueron víctimas de cazadores de cabezas o sus paisanos practicaban un culto a la muerte especial que no tenía nada que ver con la violencia interpersonal? Hay muchas posibilidades y es necesario estar abiertos a cualquier idea, pero es indiscutible que este hallazgo es absolutamente único para el Neolítico europeo".