¿Qué libro está leyendo?
Les Ecclesiastica Officia Cisterciens du XIIème Siècle.
¿Cuál es el libro que más le ha 'autoayudado'?
Penal de Ocaña, de María Josefa Canellada.
Si no hubiera podido ser directora de teatro y dramaturga, ¿qué hubiera querido ser?
Arqueóloga.
Teatro en un monasterio. ¿Hacia ecos de lo sagrado es un momento culmen para Nao d'amores?
Es solo un paso más en una trayectoria artística obsesivamente coherente.
Aunque esta propuesta es mucho más que teatro, ¿no?
Al revés, es el regreso a los orígenes primigenios del teatro.
¿Esta sociedad nuestra es sorda para esos ecos?
Para poder escuchar el eco, hay que tener un entorno silencioso… y el nivel de ruido que nos rodea es bestial.
¿Hasta qué punto son música?
Al 100 %, si tenemos en cuenta que, además de lo estrictamente musical, el texto utilizado está en verso… y el verso como estructura rítmica y sonora es pura música.
¿Por qué eligieron el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias para este espectáculo?
¡Paga la Comunidad de Madrid… así que lo lógico era ceñirse a su marco geográfico! Recorrimos la región casi pueblo por pueblo y no existe un espacio comparable al Monasterio de Pelayos. Es perfecto, en todos los sentidos, para el proyecto planteado.
¿Alguna vez ha tenido la tentación de quedarse en un monasterio por tiempo indefinido?
Yo pasé el confinamiento por la covid en el Monasterio de San Pietro in Montorio, conviviendo aquellos meses con otros trece residentes en la Real Academia de España en Roma, con un estudio estupendo con vistas al Tempietto de Bramante, claustros, jardines y enormes terrazas con vistas a la ciudad. Esa vida monacal me la quedaba yo para largo.
Un disco/canción que se ponga en bucle estos días.
Me canto una y otra vez Pro aeris serenitate (del Procesional Cisterciense de París), que sirvió para conjurar las tormentas. ¡A ver si surte efecto!
¿Cuál es la serie que ha devorado más rápido? ¿Diría, por cierto, que es la mejor que ha visto? ¿O es otra?
No tengo tele, ni tampoco plataformas digitales. No me da la vida para esas cosas.
¿En qué película se quedaría a vivir y en cuál no aguantaría ni un minuto?
La pantalla no es mi mundo, prefiero soñar otras vidas posibles sobre las tablas.
¿Ha experimentado alguna vez síndrome Stendhal? ¿Ante qué?
Casi a síndrome por día, viviendo en la Roma que se iba abriendo durante la pandemia, sin un solo turista y con la naturaleza merendándose la ciudad.
No se muerda la lengua, díganos algo que ya no soporte del mundillo cultural.
¡No diré nada que pueda ser utilizado en mi contra!
Una obra sobrevalorada.
¿Las mías? Creo que tenemos que centrarnos más en la autocrítica, que en lanzar dardos contra el vecino. En este país se encumbra y se entierra a los artistas con una velocidad pasmosa. Hay que aprender a relativizar, en vez de hacer juicios de valor.
¿Cuál es la última exposición a la que ha ido? Impresiones…
Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro, en el Museo del Prado. Estupenda y necesaria.
¿La inteligencia artificial matará la creación artística?
Y todo lo que se le ponga por delante.
España es un país…
No me tire de la lengua… ¡que ando ya con la cabeza en Valle-Inclán, preparando Farsa y licencia de la reina castiza, para el Teatro Español!
