“Galdós recrea mujeres valientes, inteligentes, trabajadoras, audaces, ingeniosas, eruditas, modernas, sacrificadas…”. La enumeración es de Pilar Valenciano, coordinadora de Galdós en el Español, un ciclo de siete ‘lecturas escenificadas’ (su forma es un híbrido entre un montaje al uso y una lectura dramatizada) a partir de los títulos que el escritor canario estrenó en el coliseo madrileño. Un teatro del que fue, no olvidemos, director artístico en la temporada 1912-1913. Se trata de una iniciativa enmarcada en su centenario, con el que se ha volcado el Ayuntamiento de Madrid. De hecho, coincide con el Desembarco Galdós orquestado por Laila Ripoll en el Teatro Fernán-Gómez.

Las representaciones, todas armadas por tándems femeninos, arrancan este martes con Voluntad. La dramaturgia la firma María Prado y la dirección corre a cargo de Carolina Román. En las próximas semanas también podrán verse: Electra (Inma Correa/Ester Bellver e), El abuelo (Sandra Ferrús/Rosario Ruiz), Casandra (Blanca Baltés/Aitana Galán) y Celia en los infiernos (Eva Redondo/Vanessa Martínez). Un denominador común hilvana todas estas piezas, apenas montadas en nuestros escenarios. Lo consigna Valenciano: “Sus personajes femeninos se esfuerzan por hacer valer unas cualidades (brillantes casi siempre) desaprovechadas en el ámbito social y familiar”.

Completan el septeto galdosiano otros dos trabajos. Por un lado, Bárbara, con ‘puesta en escena’ de Maite Pérez Astorga, que eligió a Lucía Carballal para la revisión del texto original (el protocolo siempre fue ese: cada una de las siete registas seleccionadas debía a su vez nombrar a una autora). Esta última ensalza la valentía del detonante de la trama: Bárbara, harta de los malos tratos de su marido, acaba matándolo. La condena, sin embargo, recae sobre su amante, lo que hace que Bárbara, paradójicamente, pelee en los tribunales para que lo absuelvan y la encierren a ella.

Aunque Carballal también ha tenido que enfrentarse con perspectivas que le incomodan. “Galdós introduce –explica a El Cultural– un amor desmesurado de Bárbara hacia Leonardo. Así parece que su lucha se debe más a este sentimiento que a la defensa de su propia dignidad. También la incorporación del cristianismo a modo de resolución merma la fuerza la obra. Galdós hacía pactos de este tipo con el tiempo que le tocó vivir”. La autora de Una vida americana valora, en cualquier caso, la preocupación de Galdós por hacer reflexionar al público a la vez que propicia su disfrute.

Por otra parte, Yolanda García Serrano, escogida por Pilar Massa, se ha encargado de desempolvar Alma y vida, que se estrenó en el Español en 1902, suscitando opiniones encontradas y un enfrentamiento de Galdós con la crítica. “Me sorprenden sus personajes femeninos porque toman decisiones que no son del gusto de todos, en pro de la justicia. Incluso hay una mujer que escribe mientras lucha en la sombra. Es una obra excepcional”, concluye García Serrano.

@alberojeda77