Geraldine Leloutre para María La Cartelera

Alguien voló sobre el nido del cuco, la cruda reflexión sobre la locura y la libertad en el ser humano de Ken Kesey y Dale Wasserman, llega al Teatro Fernán Gómez de la mano del director Jaroslaw Bielski.

El mundo de la locura ha dado mucho juego en el teatro. Peter Weiss nos demostró en su Marat/Sade que se podía hacer una reflexión sobre la política y el ser humano desde un centro de salud mental. El dramaturgo alemán escribía su obra cumbre en 1963. En el mismo año, el estadounidense Dale Wasserman llevaba a Broadway Alguien voló sobre el nido del cuco, otro canto a la libertad situado en un psiquiátrico basado en la novela de Ken Kesey, historia que tuvo su definitiva consagración en 1976 con la versión cinematográfica de Milos Forman.



En España, uno de los directores que más ha estudiado esta obra ha sido el polaco Jaroslaw Bielski, que en 2004 la estrenó dentro de la programación de Réplika Teatro. El día 11 vuelve al Fernán Gómez con otra versión que integra nuevo reparto y conceptos escénicos renovados, entre los que destacan elementos cinematográficos -aportados por la productura Dalia Films- como proyecciones, banda sonora, iluminación y efectos de sonido. "Creo que es una de esas obras que, paradójicamente, se hacen más potentes y actuales con el tiempo -explica Bielski a El Cultural-. Es un grito humano por la libertad pero también por el miedo a esa libertad. El miedo a la vida, a enfrentarse a la realidad, buscando escapatorias, refugios, en una institución u organización que le permite a uno no sentirse obligado a tomar decisiones propias, asimilando el papel de súbdito, de ser manipulado y obediente. A cambio, te hará sentir la sensación de estar menos atormentado".



Según el director, existen en el montaje tres tipos de representaciones humanas: los súbditos, que han renunciado por completo a la libertad a costa de una aparente tranquilidad; los poderosos, que utilizan a los súbditos para reafirmarse, y el rebelde Randle McMurphy, el protagonista, que no acepta ningún tipo de sumisión y que reivindica su derecho a la libertad. "Es un concepto que solo se puede percibir a través de nuestra existencia y de la acción diaria. No es algo intelectual. Es pura sensación personal, aunque algunos nos intenten imponer su concepto de libertad. Si se pierde la confianza en uno mismo se pierde también la capacidad de percibir cualquier atisbo de libertad y terminas dejándote llevar por otros. McMurphy despierta el deseo de cambiar las cosas, de volver a sentir el deseo de ser libre", dice Bielski.



El espectador se encontrará en un lugar sin definir, en un país sin nombrar y en una época sin fecha donde habitan unos personajes cercanos y muy heridos por dentro, con cicatrices reconocibles para los espectadores: "Nuestra idea es hacer un discurso escénico sobre la libertad pero también sobre la locura. Y no tanto de los pacientes como de la propia sociedad".



Forman versus Wasserman

Bielski, que prepara un monólogo con la actriz Socorro Anadón sobre la hipocresía en la sociedad, no ha tomado como referencia la película de Forman: "Las versiones de teatro que he visto y que tenían demasiado en cuenta la película no han funcionado. Me decepcionaron. El teatro tiene sus reglas y el cine las suyas. Wasserman escribió una obra con una visión mucho más universal que nos permite abarcar los problemas del ser humano actual".



Pablo Chiapella, Mona Martínez, Alejandro Tous, Niko Varona y Emilio Gómez encabezan un montaje que cuenta además con la escenografía de Laura Lostalé y la música de Luis Prado.