Un momento de Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio

Ramón Paso, bisnieto del dramaturgo, dirige en el Teatro Fernán Gómez Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio, una nueva versión del texto de Poncela en la que la obra se entremezcla con la realidad obligando a su autor a interpretarse a sí mismo.

Provocador, sarcástico, mujeriego, contradictorio… el carácter y la vida de Enrique Jardiel Poncela bien hubieran podido conformar una de sus propias obras de teatro, uno de esos montajes plagados de humor, de absurdo, de vanguardia, de transformación y de polémica. En este pantanoso terreno, explorado hace unos meses por Ernesto Caballero en Un marido de ida y vuelta, se inserta la comedia Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio, que se estrena en el Teatro Fernán Gómez firmada y dirigida por Ramón Paso, bisnieto del dramaturgo, con un elenco compuesto por Juan Carlos Talavera, Ana Azorín, David Zarzo, Inés Kerzan, Carlos Seguí y Ángela Peirat.



Jardiel Poncela ha adaptado su comedia teatral Usted tiene ojos de mujer fatal para representarla en la radio, cuando reaparece Carmen, el amor de su vida. La historia del autor y de la mujer que le robó el corazón se entremezcla con la obra, que cuenta la historia de un Don Juan llamado Sergio, que le ha robado el corazón a una Inés, que se llama Elena. Entonces Jardiel Poncela se ve obligado a interpretar su propia obra, mientras intenta recuperar a su amor perdido.



"Esta obra es un juguete cómico sobre Jardiel, un Jardiel del siglo XXI. Este montaje de mi bisabuelo, al igual que mucha de su obra, ha sido sistemáticamente maltratado", opina Paso. "Se ha montado muy mal y se ha entendido muy poco". Para el dramaturgo, la clave del montaje "está en la comprensión del teatro de Jardiel Poncela. El humor del autor es un humor para hacer en serio. En cuanto se comete la torpeza de confundir teatro con el sainete o con la comedia de sal gorda, se está destruyendo la esencia de este autor. En Jardiel no es necesario reforzar el chiste, porque los chistes nacen reforzados desde el texto".



Por eso, Paso asegura que su labor ha sido similar a la de un ladrón de guante blanco, que se ha limitado "a entrar, quitar el polvo y salir sin que se note en exceso mi presencia". En su obra, el dramaturgo rescata a los personajes que ideó su bisabuelo para la obra y los entremezcla con su propia dramaturgia, en la que hace subir a escena al propio Poncela, porque el autor, en este espectáculo, se convierte en actor y personaje. "No queríamos perder a Jardiel, su desmitificación con cachondeo del papel del Don Juan, que hacía desde una postura profundamente feminista porque era un adelantado a su tiempo". Ese espíritu es el que hemos querido mantener. Aún así, en ambas historias triunfan, al final, "el amor y el humor". Algo muy apropiado para una obra del autor de Amor se escribe sin hache.



La escenografía de la obra es el propio teatro, pues el montaje se basa esencialmente en el trabajo de interpretación. Texto y actores conducidos por un director que se centra en los juegos corporales, en los matices, en el desarrollo del personaje. "Los saltos entre unos personajes y otros se aprecian por los distintos estilos interpretativos y los juegos de luces, que favorecen la creación de dos universos distintivos", explica el director. "Aunque hay un momento en que se produce una simbiosis muy interesante y los propios actores no saben si se trata del texto de Jardiel o del mío". No hay escenografía importante, pues como asegura Paso "el teatro debe ser minimalista, solo madera y actores".