Las actrices de Verano en diciembre, durante una representación

La manera de abordar los conflictos generacionales, la decrepitud y la muerte dentro del universo femenino fue lo que destacó, en 2012, el jurado del Premio Calderón de la Barca de Verano en diciembre, de Carolina África (Madrid, 1980). El próximo miércoles, 3, estrena como autora y directora la obra en el Teatro Valle-Inclán, confirmándose así como una de las dramaturgas con más proyección de nuestro teatro. "Escribí el texto en un caluroso invierno en Buenos Aires -reconoce-. Simplemente traté de hacer un homenaje a mi familia desde la distancia. Sin embargo, esos personajes que en principio partían de mi universo fueron cobrando vida hasta convertirse en los protagonistas reconocibles de cualquier familia, con sus relaciones insondables, siempre a caballo entre el amor y el abismo. Es un retrato de un hogar muy español, repleto de ironía, ruido, broncas, chistes, perdones, risas, decepciones y buenas intenciones".



La obra cuenta la historia de una saga matriarcal marcada por la ausencia del padre en la que conviven cuatro generaciones que buscan desesperadamente separarse pero que permanecen unidas por necesidad. Para África, "la familia, a la que normalmente tenemos mucho que agradecer pero también que reprochar, es el núcleo responsable de nuestras primeras vivencias, donde comenzamos a comprender el mundo y donde adquirimos, querámoslo o no, un papel con el que podemos estar de acuerdo o del que podemos renegar".



Verano en diciembre, producida por La Belloch Teatro, se sitúa allí donde los deseos ocultos de realización personal y de felicidad se estrellan con la rutina y la insatisfacción. "Al leer la obra sentí que el universo de esa abuela inolvidable también estaba habitado por una vida intensa de experiencia generacional -explica el autor argentino Claudio Tolcachir- donde ser madre o hija se convierte en rol mutable y donde los personajes actúan desde el miedo pero con amorosa humanidad".



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