Escena de ¡Qué desastre de función!

El próximo martes, 27 de marzo, se celebra el Día Mundial del Teatro, que en Madrid cobra especial importancia porque coincide con la Noche de Max Estrella, la procesión de valleinclanistas que recorre los castizos lugares de Luces de bohemia. El Cultural aprovecha la fecha para repasar los numerosos estrenos que renuevan la cartelera y analizar uno de los graves problemas por los que atraviesa la industria del espectáculo, el declive de las giras. Además, hablamos de todo ello con el empresario que más espacios dirige en Madrid, Enrique Salaberría.

"Que vuestro trabajo sea convincente y original. Que sea profundo, conmovedor, reflexivo y único. Que nos ayude a reflejar la cuestión de lo que significa ser humano y que dicho reflejo sea guiado por el corazón, la sinceridad, el candor y la gracia. Que superéis la adversidad, la censura, la pobreza y el nihilismo...". Con estas hermosas palabras comienza el discurso que el actor John Malkovich ha escrito para conmemorar el día 27 el Día Mundial del Teatro. Madrid se apunta a la celebración renovando su cartelera con cinco importantes estrenos. Todos tienen lugar en teatros públicos de la ciudad y sólo uno lleva la firma de un autor español contemporáneo, La piel en llamas, de Guillem Clua.



Donde sí va a estar representada la dramaturgia española es en la Noche de Max Estrella, que se celebra también el día 27. Organizada por Ignacio Amestoy, culminará su tradicional procesión por el Madrid de Valle con la representación en el Círculo de Bellas Artes de obras de Nieve de Medina (Ni con el pétalo de una rosa) y Juan Manuel de Prada (Armando Buscarini o el arte de pasar hambre), a los que se sumarán Ligazón, a cargo de la compañía Tribueñe. Además, Luces de bohemia apura sus días hasta el domingo en el Teatro María Guerrero.



Hedda Gabler

La Abadía. Hasta el 8 de abril



La última de las grandes obras de Ibsen llega a La Abadía procedente del Lliure, donde se estrenó con el reclamo de estar protagonizada por la maravillosa Laila Marull. Está dirigida por David Selvas y adaptada por Marc Rosich. Como ha ocurrido en la mayoría de las últimas versiones de la obra, adaptan la historia a la sociedad actual, a un lugar donde el aburrimiento de la protagonista se multiplica entre el vacío y el lujo en el que vive. Selvas y Rosich añaden un matiz importante al personaje central: Hedda es una niña malcriada frente a la mujer calculadora que sabe perfectamente lo que hace: destruir a todos los que tienen la mala suerte de aparecer en su vida.



El teatro acoge también el estreno de Explorando el Misántropo, un trabajo salido del Taller de Exploración del teatro madrileño que ha dirigido Luis D'Ors con la Compañía de Actores Mijail Chéjov. La obra presenta con humor el mundillo teatral a través de un cocktail donde los conflictos que ensayan los intérpretes de la obra cobran vida entre copa y copa.



¡Qué desastre de función! y La Regenta

Teatros del Canal. Hasta el 8 de abril



Paco Mir vuelve a los Teatros del Canal de Madrid. Después de su reciente éxito, Candide, el ‘tricicle' regresa con una de las comedias inglesas más representadas y divertidas: Noises off, título original de la obra escrita por Michael Frayn en 1982. La obra está dividida en dos partes. La primera es un vodevil que representa una compañía de actores en un teatro, mientras que la segunda muestra los entresijos de la función y la pésima relación entre sus integrantes. Es una deliciosa y simpática obra que transcurre en la entrecaja del teatro, donde los miembros de la compañía se encuentran y pelean cada vez que hacen mutis. Es un tipo de comedia en la que Mir ya ha dado suficientes pruebas de su talento.



El otro gran estreno del Canal es La Regenta, adaptación teatral de la novela de Clarín. Se desarrolla en el plató de televisión de un programa de cotilleo. Hasta allí ha trasladado la directora Marina Bollaín a Ana Ozores, al magistral de la catedral de Vetusta y el resto de personajes de La Regenta, que despellejarán como es costumbre en esos espacios televisivos a la protagonista, interpretada por Mariona Ribas.



Una luna para los desdichados

Naves del Español. Desde el 29 de marzo



Entre cambios profundos de organización, las Naves del Español continúan con las calderas a tope. Tres obras se estrenan en estas dos salas en apenas ocho días. Lo más destacado es un texto de Eugene O'Neill: Una luna para los desdichados -título que ha preferido su director, John Strasberg, frente al habitual en español de La luna para el bastardo- parte de alguno de los personajes de su obra principal, Largo viaje hacia la noche. Retrata a un grupo de descendientes de irlandeses a los que la vida ha tratado mejor que a sus progenitores. Detrás de todo ello se esconde una pésima situación interior que les hace totalmente infelices. El elenco reúne a Mercé Pons, Eusebio Poncela y José Pedro Carrión, entre otros.



Además de la obra de O' Neill, puede verse Los últimos días de Judas Iscariote, dirigida por Adán Black. La obra, de Stephen Adly Guirgis, sienta en el banquillo de un juzgado al traidor por antonomasia de la historia cristiana para que personajes que le conocieron, desde Jesús a María Magdalena, y posteriores, figuras como Freud o Teresa de Calcuta, expliquen su comportamiento. A la Sala Pequeña llega Dani y Roberta, de John Patrick Shanley.



Farsas y églogas

Desde hoy en el Teatro Pavón



Uno de los aciertos de los últimos años de la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha sido el de ampliar el repertorio hasta el siglo XVIII y, en sentido inverso, llegar hasta la Edad Media. Ana Zamora, especializada en teatro renacentista con su compañía Nao d'amores, vuelve al Pavón con la coproducción Farsas y églogas, de Lucas Fernández. Se trata de un autor salmantino al que ha ensombrecido su paisano Juan de la Encina, con quien tuvo una rivalidad que empezó en 1498 cuando ambos pugnaron por la plaza de Cantor de la Catedral de la ciudad leonesa. El puesto lo ganó Fernández, pero los laureles históricos fueron para su contendiente. Aunque el primero no debió de quedar del todo oscurecido gracias a la obra que ahora dirige Zamora. Publicada en 1514, Farsas y églogas reúne siete piezas de Fernández: desde una musical Diálogo para cantar, que algunos estudiosos consideran como una ópera en romance, a un Auto de pasión, que es la única de las siete piezas que no tiene como protagonistas a unos pastores. Todas las demás sí, lo que le permite hacer un teatro próximo a la realidad con el que la compañía segoviana continúa intentando recuperar el teatro festivo de la época. Para ello montan un juego escénico en el que la palabra, la música y la danza están al servicio del amor, "una metáfora del camino hacia la luz y del triunfo de la alegría de vivir", como ha señalado su directora.



La piel en llamas

Desde el 30 de marzo en el María Guerrero



El único autor español vivo que estrena durante la ‘semana grande' del teatro madrileño es Guillem Clua, que recibió por esta obra el premio Ciudad de Alcoy en 2004. En Barcelona la estrenó Carme Portacelli y tuvo excelentes críticas. Clua ha visto el texto representado en varios países, desde Estados Unidos hasta Inglaterra o Polonia. Sólo se ha escenificado en castellano en Venezuela. Su llegada a la Sala de la Princesa, la más pequeña del Centro Dramático Nacional, supone el debut en Madrid de un autor nacido en Barcelona en 1973, ciudad en la que esta temporada ha repuesto un curioso ‘thriller' musical (Killer) del que Clua es el autor del libreto y de las letras de las canciones.



Como en Killer, en La piel en llamas un oscuro secreto recorre toda la obra. La historia presenta a un reportero gráfico que consigue un premio por una terrible fotografía de una niña volando por los aires. Años después el periodista regresará al lugar y deberá enfrentarse a una situación que le hará reflexionar sobre su vida y sobre el papel que jugó en aquellos momentos. Algo parecido le pasará a un médico de una organización humanitaria. La obra está protagonizada por José Luis Alcobendas, Helena Castañeda, Chani Martín y Marina Seresesky bajo la dirección de José Luis Arellano.

Los títulos imperecederos de Madrid

Mantenerse más de una temporada en la cartelera es difícil. Llegar a los tres años, aunque sea en diferentes teatros de la misma ciudad y de manera ininterrumpida, es más complicado aún. Pero hay obras incombustibles que lo consiguen, como Toc-Toc, ya en su cuarta temporada en el teatro Príncipe. Hay otros tres títulos que se estrenaron en la temporada 2009-10: La ratonera (Teatro Muñoz Seca), Sé infiel y no mires con quién (Nuevo Apolo) y El cavernícola (también Fígaro). Dos comedias, un thriller y un monólogo. Estos títulos triunfan, pero están lejos de La ratonera londinense, que va a cumplir los 60 años en cartel. El récord madrileño lo ostenta 666, la obra más gamberra de los no menos gamberros de Yllana. La compañía madrileña estrenó este espectáculo sin palabras sobre cuatro presos condenados a muerte en 1998. Durante estos catorce años los integrantes de Yllana han conocido corredores de la muerte de varios países, empezando por el madrileño del Teatro Alfil, donde representan la obra todos los martes en sesión nocturna, hasta los de países tan dispares como Estados Unidos o Japón. Hay otras obras en cartel que van por su segunda temporada: Tócala otra vez, Sam, de Woody Allen, que saltó del Maravillas al Infanta Isabel, y Burundanga, de Jordi Galcerán, que tras su estreno la pasada temporada repite ésta en el Maravillas.