Ha llegado el momento esperado: la inauguración de la temporada lírica. Si la música sinfónica y la camerística presentan problemas en esta época de zozobra, en mayor medida las ofrece la ópera, que debe desplegar acciones dramáticas en un espacio reducido por muy amplias que puedan ser las tablas sobre las que se desarrollen. En este recorrido seleccionamos las diez ofertas de mayor calado y significación. Quedan fuera inevitablemente los esfuerzos impagables de determinadas y beneméritas asociaciones como las de los Amigos de la Ópera de Vigo, de La Coruña, de Sabadell... Y la actividad en escenarios como los del Teatro Villamarta de Jerez, el Gran Teatro de Córdoba, el Cervantes de Málaga... Y también otras propuestas muy atractivas, como la recuperación, por fin, en el Real de Fernando el Emplazado de Valentín Zubiaurre. Joan Matabosch también presume de una Elektra de Strauss gobernada por la batuta de Esa-Pekka Salonen, mientras que Daniel Bianco, en la Zarzuela, hace lo propio por la Marianela de Jaime Pahissa, única ópera verdaderamente concluida sobre una obra de Galdós. En la Zarzuela, asimismo, asistiremos a la reposición de una de las producciones más celebradas de los últimos años: La del manojo de rosas de Pablo Sorozábal, con firma estilizada y colorista de Emilio Sagi. Y hay que romper una lanza también en favor de la apuesta de Javier Menéndez por la ópera contemporánea en La Maestranza, teatro en fase de renovación y acercamiento a nuevos públicos bajo su dirección artística. Este curso presenta Es lo contrario, de César Camarero.

Rusalka

Ópera mágica de Dvorák desde que en el preludio maneja ya los temas básicos, más adelante desarrollados en técnica wagneriana. La sensual Plegaria a la luna, ese Mesícku na nebi hlubokém (Pequeña luna, tan alta en el cielo), de la ninfa Rusalka, desafía con éxito las inspiraciones más elevadas de un Puccini. En el primer acto, tras los grotescos diseños de Jezibaba, que recuerdan a los de la bruja de Hänsel y Gretel de Humperdinck, se escuchan las románticas llamadas de la trompa que anuncian la presencia del príncipe. Será la mano nerviosa y apasionada de Ivor Bolton la que dé forma a tanta inspiración. Y la siempre tan certera e inteligente, amiga de la sutil estilización, de Christof Loy –recordemos su extraordinario Capriccio– la que vista la escena. Una producción en la que intervienen cinco coliseos, incluidos el Liceo y el Palau de les Arts. La parte protagonista se la reparten dos excelentes sopranos, capaces de dotar al personaje de sus mil y una luces: Asmik Grigorian y Olesya Golovneva. (Teatro Real, Madrid, 12 de noviembre)

Peter Grimes

El coliseo madrileño tiene ya en su haber algunas magníficas producciones de óperas de Britten. Como la de Willy Decker de los años noventa también de esta ópera de 1945, que va a ser recreada de nuevo, ahora por la mano de la británica Deborah Warner, autora del extraordinario montaje de Billy Budd del propio compositor exhibido hace un par de temporadas. La hábil sutura de periodos, la descripción de ambientes, las sutiles connotaciones psicológicas y el empleo de una muy funcional armonía de signos evidentemente eclécticos y tocada de influencias de Mahler, Debussy y Stravinski conceden a la partitura una veracidad y una fuerza indiscutibles. Se cuenta al frente de un buen reparto con un prometedor protagonista: el tenor inglés Allan Clayton, una voz de reflejos líricos, que puede proporcionar al contradictorio y angustiado personaje una entraña no siempre avistada. De nuevo, Bolton, en un terreno que domina, estará en el foso. (Teatro Real, 8 de abril)

Lessons in Love and Violence

El Real y el Liceo entran aquí en calidad de coproductores junto al Covent Garden –donde la obra se estrenó en 2018–, las Óperas de Holanda, Hamburgo, Lyon y Chicago. En los últimos años hemos tenido la oportunidad de conocer en España alguno de los títulos anteriores del gran compositor George Benjamin, como Written on the Skin o Into the Little Hill, demostrativos de su marcado estilo personal e intransferible, que nace de un sutilísimo tratamiento de la materia sonora, heredero de su homónimo –por el nombre de pila– Benjamin Britten y conectado con ciertas y muy elaboradas soluciones debussyanas. El libreto, del habitual Martin Crimp, se inspira en el Edward II de Marlowe, y se desarrolla sin solución de continuidad. El meticuloso Josep Pons se situará en el foso para dirigir a un reparto en su mayoría británico encabezado por el buen barítono francés Stéphane Degout. La puesta en escena corre a cargo de Katie Mitchell. (Liceo, 26 de febrero/Teatro Real, 30 de abril)

Don Giovanni

Encontramos de nuevo a Loy en esta producción proveniente de la Ópera de Frankfurt de la “ópera de óperas”, que decía Kierkegaard, un dramma giocoso de tantas caras, de tan amplio y variado contenido. Un repaso a las más recónditas y esquivas pasiones humanas pasadas por el cedazo de una commedia buffa. Algo verdaderamente genial, que sintetiza estilos en apariencia opuestos. Un tapiz por el que circulan algunas de las más bellas arias mozartianas y de las situaciones más inesperadas pintadas en este caso por la mano de un regista singular y que tendrá en la batuta de Pons, de seguro ágil y fustigante, un conductor conspicuo, que habrá de concertar las voces de un elenco bien escogido, en el que destacan el Don Giovanni del experimentado barítono inglés Christopher Maldman, la Anna de la grácil Miah Persson y la Elvira de la siempre eficaz y espirituosa soprano anchamente lírica Véronique Gens (Liceo, Barcelona, 22 de octubre)

'Don Giovanni' (Liceo de Barcelona). Foto: Monika Rittershaus

Platée

Rameau es el principal representante, junto a Lully, de la comedie-ballet, en la que la danza actuaba como elemento aglutinante asociada al canto, el recitado y la orquestación. Este ballet bouffon (comédie lyrique), primer espectáculo escénico estrenado en Versalles en 1745, cuando su autor había cumplido ya los 50, es, como han subrayado muchos estudiosos, “un entretenimiento deslumbrante”, una comedia que encierra dentro de sí, a lo largo de una acción llena de idas y venidas, todo un variado e irónico mundo en el que Platée es una ninfa acuática a la que Júpiter toma ignominiosamente el pelo. La versión que se anuncia tiene todas las garantías dado que estará en los bien afinados instrumentos de época de Les Arts Florissants al mando de su fundador William Christie. Será defendida por jóvenes cantantes del Jardín de las Voces del maestro estadounidense, con el tenor ligero Marcel Beekman al frente. (Liceo, 3 de febrero)

Falstaff

Siempre apetece volver a escuchar la última gran obra maestra de Verdi, ese soberano ejercicio rítmico movido con la precisión de un reloj a lo largo de tres actos divididos en seis cuadros, el último, un ejemplo de refinamiento, de manejo de lo feérico, cerrado con una monumental fuga en la que intervienen todos los protagonistas. Asistimos a una lograda pintura de personajes. Al final el gordinflón y fatuo Falstaff acaba recibiendo con deportividad un buen correctivo. Lo cantará una vez más Ambrogio Maestri, un barítono lírico de buena encarnadura que ha hecho suya la parte. La cada vez más artista Ainhoa Arteta será Alice y el tenor Juan Fancisco Gatell, Fenton, mientras la experimentada –que ni es ni contralto ni mezzo– Violeta Urmana, dará vida a Quickly. El aseado neoyorquino James Gaffigan dirigirá musicalmente un espectáculo proveniente de la Staatsoper de Berlín, que lleva la firma de Mario Martone, quien traslada la acción a la época actual. Veremos. (Palau de les Arts, Valencia, 21 de enero)

'Falstaff' (Palau de les Arts, Valencia)

Carmen

Todo llega en esta vida y por fin lo hace a la Maestranza este título cimero de la lírica que tiene precisamente a Sevilla como escenario. Desde 1992, en plenos fastos de la Expo, no se veía la obra en ese ámbito. No faltan méritos a la partitura más famosa de Bizet, que tanto se refugió en temas populares hispanos, engalanados por una tímbrica deslumbrante, la necesaria para describir un carácter femenino arrasador, auténtica piedra de toque para una mezzo, que ha de ser una actriz de primera. Se va a emplear una producción de la Ópera de Roma rubricada por el siempre imaginativo Emilio Sagi y Daniel Bianco. Dos mezzos líricas, de belleza bien distinta, se alternarán en la parte estelar, la georgiana Ketevan Kenoklidze, de metal penetrante, y la española Sandra Ferrández, de espectro más oscuro, a quien se le presenta una gran oportunidad. De los tenores líricos en liza parece más interesante el francés Sébastien Guéze que el italiano Antonio Corianò. La joven estoniana Anu Tali, una de las revelaciones de los últimos tiempos, empuñará la batuta. (Maestranza, Sevilla, 24 mayo)

Alzira

En su ya largo proyecto Tutto Verdi, que pretende exhibir la obra lírica de Verdi de cabo a rabo, la ABAO nos trae uno de los títulos menos logrados del compositor italiano, que se apoyó en un flojo libreto de Salvatore Cammarano en el que los cinco actos del extenso drama de Voltaire Alzire, ou Les américains, quedaron reducidos a dos y un prólogo. En ellos se cuenta la captura del gobernador español del Perú por los incas. Una trama convencional y una música que no carece de cierto refinamiento, pero que no termina de levantar el vuelo. Es famosa la cavatina de Alzira Tutte, in suo dolor veggiante, que en estas representaciones del Palacio Euskalduna serán cantadas por la sólida soprano oriental Hui He. Junto a ella, encontramos la bien timbrada voz tenoril de Sergio Escobar (Zamoro) y la contundente del barítono Juan Jesús Rodríguez (Gusmano). Empuña la batuta el siempre muy práctico Daniel Oren, que hace su presentación en Bilbao. La escena proviene del Teatro Nacional del Perú y de la Ópera de Walonia-Lieja y está firmada por Jean Pierre Gamarra, quien ha traslado la acción a tiempos modernos. (ABAO, Bilbao, 21 de noviembre)

'Alzira' (ABAO, Bilbao)

Fidelio

Es novedad en Oviedo la única ópera de Beethoven, quien sobre un libreto varias veces retocado logró dar forma a una historia proveniente de un hecho real, pero lo hizo a su modo, con una inspiración y una fuerza que hacen olvidar determinadas irregularidades y lugares comunes. Los tintes sombríos de la tragedia se difuminan al final con el luminoso canto a la libertad, no muy alejado del mensaje contenido en la posterior Novena sinfonía. Se dispone de un buen reparto. El fornido tenor Stuart Skelton será Florestan, el marido aherrojado; la soprano Christiane Libor, de buen metal lírico-dramático y ya experta en estas lides, será Leonora; el malvado Pizarro estará en la engolada pero bien pertrechada voz de Greer Grimsley y el carcelero Rocco en la tan compacta de Andrea Mastroni. La Oviedo Filarmonía será dirigida por el ascendente Lucas Macías, recientemente nombrado titular de la Orquesta Ciudad de Granada. Se echará mano de la singular y sevillana puesta en escena creada para la Maestranza por José Carlos Plaza. (Teatro Campoamor, Oviedo, 7 de diciembre)

Granada

La Zarzuela ofrece representaciones alternas de dos títulos granaínos: La tempranica, de Gerónimo Giménez, y La vida breve, de Manuel de Falla. Dos excelentes productos de compositores que sabían trabajar, en una línea hasta cierto punto verista, las esencias de una tradición. Ambas desgraciadas protagonistas serán encarnadas por las mezzos líricas Nancy Fabiola Herrera y Ana Ibarra (Tempranica) y por las sopranos anchamente líricas Ainhoa Arteta y Virginia Tola (Salud). A su lado, Jorge de León y Francesco Pio Galasso (Paco). La producción de la pieza de Giménez es nueva; mientras que la de Falla proviene del Palau de les Arts. Ambas han sido ideadas por de Gian Carlo del Monaco. El granaíno Miguel Ángel Gómez Martínez parece una elección idónea para gobernar el foso. El libreto, original de Julián Romea, de La Tempranica ha sido adaptado por el dramaturgo Alberto Conejero. (Teatro de la Zarzuela, Madrid, 1 de octubre)