El pianista bilbaíno Aurelio Viribay lleva lustros trabajando en pro de la canción española. Es autor de una importante tesis doctoral sobre el Grupo de los Ocho presentada en la Universidad Rey Juan Carlos en 2011. Consecuencia de ello es su amplio conocimiento de la materia y su afán de servirla en las mejores condiciones y a través de los más diversos medios. Ejemplo de esa preocupación son, por ejemplo, los dos CD aquí expuestos, en los que es a la vez guía y acompañante-colaborador.

En el primero –Luna clara– se ha aliado con la soprano extremeña Mar Morán para grabar la integral de canciones (20) de García Leoz (1904-1953), un compositor de muy destilada estética nacionalista que sabía llegar al tuétano de los poemas elegidos. Es muy famoso el Tríptico sobre los de Lorca y de pasajera profundidad y ocasional veta descriptiva las piezas que ilustran los de Machado o Juan Ramón, en los que Viribay despliega su pianismo severo y riguroso, estricto y conocedor, puede que no especialmente fantasioso, acompañando a Mar Morán, una soprano lírico-ligera de vibrato interesante, timbre claro y emisión ligeramente velada, aunque con extensión y garbo en el decir, con pronunciación no siempre inteligible. Presta la brillantez correspondiente a la Canción de la Malibrán.

Pablo García-López es un tenor ligero, tendiendo a lo lírico-ligero, de emisión diáfana, franca, directa, timbre grato y cercano y fraseo natural. En Rutas, dice con sentido no exento, cuando viene a cuento, de gracejo (ejemplo: Mediterránea de Esplá). Sus interpretaciones son expresivas, aunque quizá a falta de un mayor repujado y variedad de claroscuros. La novedad de la publicación es la incorporación de páginas de los poco conocidos cordobeses Joaquín Reyes (1914-2005) y Ramón Medina (1920-2012), de carácter popular, desenfadado, agradable línea melódica, escasa originalidad y títulos muy significativos (El lagarto está llorando, Caballito soñado, Se peinaba la niña).