Mitski, Kacey Musgraves y Robyn

No es cuestión de cuotas, ¡si acaso al revés! En el gran año de Rosalía y su "mal querer", el panorama del pop-rock y del R&B ha estado dominado por las féminas. Arrancamos el repaso con los mejores discos de pop-rock internacional: el pop espectral y emocional de la gran Mitski se corona en una temporada sin una ganadora clara, ya que también hemos escuchado grandes trabajos como el folk de la texana Kacey Musgraves, el rock introspectivo de Courtney Barnett, el pop sofisticado de la francesa Christine and the Queens, el toque latino de Kali Uchis o el gran éxito de Robyn con un disco pegadizo. Los franceses han estado inspirados estos últimos meses y también destacamos la electrónica de The Blaze y de Flavien Berger. Ha sido un año de rock con el metal de Daughters y el punk de Idles, mientras que Arctic Monkeys sorprendieron a todo el mundo con un disco que gana con el tiempo. La electrónica ha vivido unos meses apasionantes con la experimentación de Yves Tumor, el pop experimental de Let's Eat Grandma o la calidad contrastada de Beach House. Han brillado clásicos como Spiritualized, con un trabajo delicado, MGMT fieles a su pop rock bailable o la profundidad telúrica de Low. Hemos visto la confirmación de The 1975 con un gran disco de pop-rock de raigambre británica y, por si esto fuera poco, la crítica "seria" se ha rendido al reggaetón de J. Balvin. Más vale tarde que nunca.





MEJOR DISCO DEL AÑO

Mitski: Be the Cowboy

Hay algo en la música de Mitski que resulta desconcertante. Tiene un tono pop que recuerda a Katy Perry pero al mismo tiempo hay una grávitas que convierte su música en algo más triste y melancólico. Los discos de Mitski deben ser escuchados varias veces para ser plenamente disfrutados pues nos encontramos ante una música que juega con el oyente para conducirlo a terrenos cada vez más profundos exigiendo que escuche a fondo para captar en toda su dimensión lo que la artista ofrece. A sus 28 años, Mitski Miyawaki es una cantante y compositora estadounidense de origen japonés que alcanzó el éxito con su cuarto álbum, Puberty 2, con el que vivió el hit de Your Best American Girl. A la hora de rastrear influencias podemos hablar de Blondie o incluso de PJ Harvey porque es un pop musculoso y lleno de sangre. Personaje privado donde los haya del que apenas se sabe nada, en el disco arremete contra la figura del cowboy como encumbramiento de un tipo de macho violento que campa a sus anchas en la América de Trump. Disco hermoso de canciones sencillas y sofisticadas a la vez, hay singles que transmiten una emocionante desolación como esa Nobody, sobre la despersonalización de la modernidad, o la nostálgica Old Friend.









POR ORDEN ALFABÉTICO

Arctic Monkeys: Tranquility Base Hotel & Casino

Quien más quien menos acogió el primer disco de Arctic Monkeys en cinco años levantando una ceja. Con una nutrida base de fans enfervorizados, tras un exitazo como el de AM nadie se esperaba que la banda de Alex Turner se desmarcara con un disco hermético y casi indescifrable. Con un aire de cabaret decadente, Tranquility Base Hotel & Casino es mejor disco de lo que dijimos aquí mismo y los medios de prestigio internacionales lo han colocado en un lugar de honor en sus listas. Banda de singles, hay un gran hit como Four Out Five, en el que Turner se chotea de la crítica musical, y lo demás parece evocar más un lugar, o más bien una sensación, que crear un álbum en el sentido convencional de la palabra. Por momentos difícil, más que un álbum es un viaje. Y el final del trayecto es sumamente interesante.



Beach House: 7

Pocos artistas más concienzudos que los californianos Victoria Legrand y Alex Scally. 7 es el séptimo disco del dúo como su propio título indica y tiene como objetivo repetir la hazaña sin que se agote la fórmula. Ellos mismos cuentan que querían apostar por un sonido más cercano al de sus inicios que huyera de "la perfección que se puede lograr en el estudio de grabación". Tras un trabajo como Depression Cherry, en el que daba la impresión de que tocaban techo en su búsqueda de la belleza celestial, este 7 apuesta por un sonido más orgánico e imperfecto en unas canciones que están más cerca del pop y el indie. Temas como Pay No Mind, un prodigio de dulzura, o Drunk in L.A., en el que suenan tan dramáticos y desolados como se supone que tienen que ser Beach House.



Christine and the Queens: Chris

Hace cuatro años, Héloïse Letissier (Nantes, 1988) sorprendió a la escena francesa con Chaleur Humaine, una colección de canciones pop asombrosas. Dos años después, lanzó una versión en inglés que le dio fama internacional. Se hace llamar Christina and the Queens (no hay reinas, es ella sola) y lo que más llama la atención a primera vista es su capacidad para componer canciones con unas melodías deliciosas y pegadizas de una rotunda elegancia. Canta y compone buenas canciones que oscilan entre una influencia de la chanson francesa, inevitable, a la que da una pátina muy distinta gracias a una clara inspiración en el soul. Hay hits como Girlfriend, con Dâm-Funk, o la voluptuosa 5 Dollars, la perfecta canción de Christine con esa voz preciosa y un estribillo adhesivo.



Courtney Barnett: Tell Me How You Really Feel

Consolidada como una de las voces más interesantes de la escena rockera anglosajona, la australiana Courtney Barnett está obteniendo un gran éxito con este disco en el que se coloca en la estirpe de grandes féminas guitarreras como PJ Harvey, el referente más obvio y cercano en el tiempo, sin desdeñar la larga sombra de figuras como Janis Joplin. Siempre con la guitarra a cuestas y un aspecto de indie insobornable, ejerce el papel de antiestrella en el escenario y en una música marcada por un cierto punto de bizarrismo, como esa City Looks Pretty en la que conjura el espíritu indie con el blues en una canción chispeante. Al parecer, la artista pasó por una fase de depresión y de desconfianza en sí misma después del éxito de Sometimes I Sit and Think and Sometimes I Just Sit (2015) y de ello habla en Crippling Self Doubt and a General Lack of Confidence.



Daughters: You Won't Get What You Want

Daughters es una banda que practica un metal más conceptual que ruidoso. Cercanos por momentos a Low, aunque mucho más guitarreros, el grupo liderado por Alexis S.F. Marshall produce una música que conduce a paisajes en ruinas y con influencia del punk. Con un título en el que se dejan notar los ecos de aquella You Can't Always Get What You Want de los Rolling Stones, aquí en una versión más pesimista que pronostica que no lo conseguirás, hay temas de una gran hondura rockera como Long Road, No Turns, momentos que recuerdan al hardcore como Satan In The Wait y temas más modélicamente punk como The Reason They Hate Me.



 

Flavien Berger: Contre-Temps

Mejor disco del año para Les Inrockuptibles, el músico electrónico Flavien Berger (París, 1986) comenzó a despuntar hace cuatro años con una serie de EPs como Glitter Glaze o Mars Balnéaire que permitían intuir a un músico talentoso. Con Contre-Temps, un disco de texturas prodigiosas, más cantado y con reminiscencias de la chanson pero también de Brian Eno, el músico inspira con temas como Brutalisme, una joya lounge, o la juguetona Maddy La Nuit. Además, Berger suele acompañar sus canciones con unos vídeos magníficos.









Kacey Musgraves: Golden Hour

Con su tercer disco de estudio la texana Kacey Musgraves (Golden, Texas, 1988) nos maravilla con una colección de canciones que suenan a clásico sin esfuerzo. Musgraves comenzó a grabar discos caseros a los ocho años y ahora que tiene 29 ese talento natural brilla con fuerza en canciones como Butterflies, en la que logra una bellísima melodía acompañada de su preciosa voz en la que dice algo tan cursi como que "me provocas mariposas". Es una canción de amor a la vez sencilla y grandiosa que pocos músicos contemporáneos serían capaces de componer. Cada una de las canciones del disco tiene su propia personalidad, como la turbulenta Space Cowboy o la épica Happy & Sad. Una artista que se deja la piel y el alma llamada a marcar el futuro inmediato.



Kali Uchis: Isolation

Como un rayo, Kali Uchis ha irrumpido en la escena musical de Estados Unidos con este segundo disco que ha empujado a esta artista de origen colombiano al estrellato. Nacida en Medellín pero criada en el Estado de Virgina, Karly Loaiza tiene 23 años y en el disco se codea con raperos como Tyler the Creator y el veterano Bootsy Collins en el single, After the Storm, una suerte de R&B con toque tropicalista que arranca con la ya famosa cita de George Clinton "Look Both Ways Before You Cross My Mind" ("Mira en ambas direcciones antes de cruzar mi mente"), que es un mantra del rap actual. Uchis se parece a Lana del Rey con ese pop emocional y lánguido, como una suerte de melancolía postplayera. Le da vueltas al hip hop, los ritmos latinos e incluso los clichés en una visión irónica pero nunca cínica con grandes momentos como esa Just a Stranger con Steve Lacy que es una excelente canción pop en la que habla de la mercantilización de las relaciones. 



Idles: Joy as an Act of Resistance

El rock vuelve a ser cool, sí, otra vez. Los culpables son estos músicos de Bristol que formaron su grupo en 2011 pero no saltaron al estrellato hasta el año pasado, cuando publicaron su debut, Brutalism, generando un enorme hype en torno a ellos. Al cantante y líder Joe Talbot al parecer no le gusta que llamen su música punk y en un concierto le espetó al público "por última vez, no somos una jodida banda de punk". Digamos que lo suyo sería una versión más trágica del estilo musical con una música que busca tanto la oscuridad y la introspección profunda como los disturbios. Hay algo de la Velvet Underground en estas canciones de Joy as an Act of Resistance, con un punto siniestro, unas guitarras mucho más presentes y afiladas y muchos momentos que buscan crear esa electricidad enloquecida de los viejos tiempos del punk, con perdón de Talbot.



J. Balvin: Vibras

El colombiano, de Medellín, José Alvaro Osorio Balvin es una gran estrella internacional, rostro más visible en Occidente del reggaetón, un género con frecuencia denostado que el artista logra convertir en un sonido tan sugerente como sofisticado. Quinto álbum de estudio, Vibras está liderado por un gran single como Mi gente, una canción que ha arrasado gracias a un ritmo fenomenal marcado por la trompeta y la producción del francés Willy William. Dice el propio Balvin que este nuevo disco es "33% R&B, 33% dancehall y 33% reggaetón" y hay algo en estas canciones de la voluptuosidad de la música latina pero también de la sofisticación de un músico como Arca y la propia Vibras nos lleva a un terreno de abstracción parecido al FKA Twigs mientras Noches pasadas remite al mainstream de Estados Unidos.



Let's Eat Grandma: I'm All Ears

Grupo británico formado en 2013 por las amigas Rosa Walton y Jenny Hollingworth, ellas mismas describen su música como "pop experimental enlodado" y hay algo original y sorprendente en estas músicas que arrancan con un tema como Whitewater que por momentos parece house en el que también introducen una especie de órgano de iglesia distorsionado acompañado de un arpa barroca. Es fácil compararlas con The XX por su capacidad para jugar con la electrónica y crear canciones al mismo tiempo disfrutables pero también sofisticadas y sorprendentes.



MGMT: Little Dark Age

Difícil para cualquier banda superar el éxito de MGMT con su primer disco, aquel ya mítico Oracular Espectacular (2007). Ha pasado más de una década desde entonces y cuatro años después de su último (y discreto) álbum, es una alegría saber que Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser siguen vivos y que contra toda tentación de mirarlos de reojo, siguen siendo unos excelentes creadores de canciones de rock que suenan como gemas pop y, al mismo tiempo, abundan en cierta gozosa experimentación. MGMT suenan a MGMT y se lucen con este Little Dark Age en el que triunfan con hits de pop rock como la fantástica Me and Michael que tiene la dosis exacta de bizarrismo y potencial rítmico como para quedarse dando tumbos por la cabeza durante horas.



Robyn: Honey

La cantante y compositora pop sueca Robyn alcanzó notoriedad internacional hace ocho años con la canción Dancing on My Own (Bailando conmigo misma), en la que parecía proporcionar un himno propio de la era del solipsismo. Con su último disco, Honey, Robyn alcanza una sólida madurez para seguir siendo fiel a su estilo, heredero directo de ABBA y la larga tradición popera de Suecia. Queda clara su firme intención de no hacer radiofórmula y utilizar el pop como lanzadera para desnudarse como artista. Creadora de hits, triunfa con canciones como Missing U, puro disfrute colorista, para seducir también con temas como Ever Again, en el que adopta un aire más a lo Fleetwood Mac.



Sophie: Oil of Every Pearl's Un-Insides 

La escocesa Sophie Xeon es una cantante y compositora que, de una manera comparable a Björk, está llamando la atención no solo con su sofisticada y muy arty puesta en escena, también con un disco vaporoso de tintes cósmicos que va más allá del experimento más o menos "interesante". Desde el propio título, que podría traducirse como "el aceite de los no-interiores de cada perla" sabemos que nos adentramos en un universo sonoro personal de gran complejidad y aires poéticos. Sophie tiene algo de deconstructora y algo de soñadora, se parece un poco al venezolano Arca pero menos autoconsciente. Canciones como Infatuation parecen un new age postjazzístico mientras Ponyboy es una parodia de la electrónica de trazo grueso a lo Skrillex.



Low: Double Negative

Con una larga y prolija trayectoria a sus espaldas, los estadounidenses Low siempre ha sido la banda de las cosas importantes, los paisajes crepusculares y llenos de matices, los grandes momentos de la vida. Poca broma con Low. Con un tono más claramente electrónico e incluso más impenetrable, la banda liderada por Mimi Parker (batería y voces) y Alan Sparhawk (guitarra y voces) siguen haciendo canciones como para cortarse las venas que para quien le guste, como es mi caso, son fantásticas. Más Low que nunca, no se duermen en los laureles y se muestran audaces y arriesgados con un disco abisal.



Spiritualized: And Nothing Hurt

El gran regreso del año es el del ínclito inglés Jason Pierce, que con casi treinta años a sus espaldas primero en Spacemen 3 y ahora con Spiritualized muestra un sobresaliente músculo. Es un disco de madurez de una belleza arrebatadora en el que la música de Pierce tiene un tono menos solipsista e indescifrable para abrirse a caminos más luminosos y por momentos incluso espirituales. Recuerda a Neil Young con esas guitarras de aire country y esas canciones de aparente sencillez. Destacan temas como I'm Your Man, en la que confiesa sus pecados ("puedo ser fiel, honesto y sincero" pero "si quieres alguien hecho polvo, cargado y siempre doblado/ Soy tu hombre) o A Perfect Miracle, en la que canta "Mi mente es un caos y te necesito menos".



The Blaze: Dancehall

Los ritmos de The Blaze nos sugieren al mismo tiempo un paisaje festivo y bailable pero también de una gran emotividad. Guillaume Alric y su primo Jonathan Alric se han hecho célebres en los últimos meses tanto por sus temas como por sus vídeos, dirigidos por Jonathan. Inspirados por el mundo de Ken Loach, imagen y sonido se fusionan recreando un mundo de banlieu (esas barriadas parisinas donde se agolpan los inmigrantes) y melodrama que ha dado sensacionales frutos como Virile o su nuevo clip promocional para este disco, Queens, en el que recrean un universo que recuerda a la película española Carmen y Lola.



The 1975: A Brief Inquiry into Online Relationships

Con dos álbumes en esta década a sus espaldas muy bien recibidos por público y crítica y un hitazo como Somebody Else, The 1975 es una banda de Manchester liderada por Matthew Healy que está triunfando con este reciente disco de pop rock británico de la vieja escuela, con toque mancuniano claro, en el que más que unos nuevos Joy Division (aunque los samplean) se presentan como una suerte de Alt-J más rockeros y menos bucólicos. Hay canciones de autoayuda con un toque piscodélico como Give Yorself a Try o baladas a lo Fleetwod Mac como It's Not Living (Living Without You).



Yves Tumor: Safe in the Hands of Love

Personaje bastante peculiar, Yves Tumor es un músico afroamericano de Tennessee instalado en Turín que gusta de disfrazarse de vistosas maneras que parecen conjugar el colorismo africano con la moda deportiva high-tech. La música de Tumor es como una batidora. Da la impresión de que es un reflejo de su propio cerebro sin filtro, como si mostrara al mundo lo que pasa dentro de su cabeza a través de una amalgama de sonidos que van de lo más lúgubre e industrial al funk, el pop o el ruidismo. Siempre sorprendente e hipnótico, Tumor es un hombre que llama a sus canciones Faith In Nothing Except In Salvation (No tengo fe en nada excepto la salvación) o Recognizing the Enemy (Reconociendo al enemigo).



@juansarda