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The War On Drugs triunfa en el año del rock

Los mejores discos de 2014: pop-rock

30 diciembre, 2014 01:00

El rock triunfa en un año en el que los veteranos The War On Drugs han firmado no solo el mejor disco de su trayectoria sino también el más destacado por la prensa internacional. Los de Adam Ganduciel entregan una obra melancólica y enérgica con aires ochenteros cargada de lirismo épico. Dice la canción que 2014 no ha sido tan bueno como 2013 y es cierto que no ha sido la mejor cosecha de la década pero sí un año en el que han surgido nuevas bandas de rock como Parquet Cours, Angel Olsen o Plague Vendor; ha resurgido el clasicismo abisal de Swans o el pop inteligente y sofisticado de dos grandes divas como la norteamericana St.Vincent y la sueca Likke Li. Ha sido un año más americano que británico en el que sin embargo el ex Blur Damon Albarn ha entregado un espléndido álbum de madurez, Aphex Twin ha protagonizado el regreso más sonado o Hollie nos fascina con su disco de reggae pop o hemos disfrutado el soul de Paolo Nutini. Otro veterano como Beck ha sorprendido con un disco en el que desnuda sus sentimientos más íntimos con conmovedores resultados.

The War on Drugs: Lost in the Dream

Desde la primera escucha, el maravilloso Lost in the Dream suena a clásico. El grupo liderado por el cantante y guitarrista Adam Ganduciel deslumbra gracias a un álbum de rock americano con reminiscencias de grandes bandas como REM, Sonic Youth o Yo la Tengo para alcanzar esa perfección reservada a los grandes. Producto de la tristeza que sintió Ganduciel al terminar una relación de larga duración, el disco rezuma cierta desesperación lisérgica a la vez que alcanza una enorme belleza en la maestría con la que construye unas canciones que tanto nos llevan al mundo de Bob Dylan (Eyes to the Wind) como al de Spaceman 3 (Disappearing). Hay ecos de aquel mítico Deserster's Song de Mercury Rev en este disco en el que la guitarra acústica de Ganduciel y los sintetizadores crean pasajes sonoros crepusculares de un lírico romanticismo que nos recuerda a grandes bandas de los 80 como Fletwood Mac y ese adult rock llenaestadios. Poderosa combinación entre el espíritu folk de Neil Young o Tom Petty y la grandeza de la música americana de los grandes renovadores del rock, Ganduciel convierte su desolación en una música que lleva pegado el sello de lo inmortal.

Damon Albarn: Everyday Robots.

Damon Albarn nunca había publicado un disco en solitario con su propio nombre y su debut abunda en canciones de medio tiempo en las que le da vueltas a esa melancolía crítica con el mundo y consigo mismo. En el single, Everyday Robots, se postula como irónico cronista de nuestros tiempos con esa electrónica crepitante, un tono que se repite prácticamente a lo largo de todo el disco. Da lo mejor de sí mismo en la estupenda, Mr. Tembo(donde habla de un bebé con cabeza de elefante y dedicada a su propia hija), con esa melodía pegadiza con ecos del reaggae que recuerda a los buenos tiempos del brit pop o en la sensible y emocional You&Me.

Beck: Morning Phase.

Morning Phase nos recuerda de nuevo por qué Beck es uno de los cantautores más inspirados de Estados Unidos. El músico se deja influir por los aires casi galácticos y vaporosos de bandas como Beach House o incluso Radiohead para presentar un disco que suena como la resaca de un astronauta abandonado en el espacio. Hay ecos de la Velvet Underground en la preciosa Morning o temas que casi parecen inspirados en la música sacra de Low como las muy solemnes Wave y Phase para llegar a temas de ese folk delicado y expresivo marca de la casa con armónica incluida como la sensacional Country Down.

Hollie Cook: Twice.

Cook es la hija del batería de Sex Pistol y es ahijada de Boy George. Mucho pedigrí para una artista consagrada al reagge que nos encandila con Twice, un disco que ella define como "tropical pop" y que suena como una jam session entre Bob Marley y Saint Etienne. Elogiado por la revista Mojo como una de las grandes revelaciones del año, es un disco más sofisticado y logrado de lo que parece detrás de esas melodías sencillas y juguetonas que podrían recordar a Lilly Allen.

How to Dress Well: What Is This Heart.

El estadounidense Tom Krell, en arte How to Dress Well, pertenece a ese estirpe de cantautores delicados y torturados de la que forman parte otros músicos destacados como Keaton Henson o James Blake. Krell se mueve en el terreno de un pop melodramático y sutil que rezuma una exuberante y glamourosa tristeza. Pour Ciryl, con esos violines ampulosos, o la delicadeza de la lírica House Inside, dan buena cuenta de un talento notable para lo teatral y lo desesperado.

Lykke Li: I Never Learn.

Lykke Li es sueca, tiene 28 años y con su tercer disco se ha comido el mundo. Disco de autoafirmación personal después de haber pasado por devastadoras penas amorosas, I Never Learn aporta una honestidad emocional insólita en las lides del pop. Desde el primer riff de guitarra en la canción homónima que abre el disco, sabemos que algo grande va a suceder. Brillan gemas como Just Like a Dream, con reminiscencias ochenteras y épicas a lo Cindy Lauper, o el himno, Never Gonna Love Again, el hit que los indies estaban esperando.

Angel Olsen: Burn Your Fire for No Witness.

Segundo disco de Angel Olsen, guitarrista de Misuri conocida por sus colaboraciones con Bonnie Prince Billy y confirmación de un gran talento. Olsen practica una suerte de rock con toques de folk y de blues que a veces recuerda a los White Stripes en su músculo rítmico (Forgiven/Forgotten) o tiene los toques retro a lo Janis Joplin de la canción que abre el disco, Unfuck the World. Es un disco muy guitarrero que tampoco renuncia en Stars al pop de otras féminas en alza, Haim, y que termina con el desatado lirismo de dos canciones muy folk como las emocionantes Enemy y Windows. Olsen arrasa cuando quiere ser dura y conmueve cuando se pone sentimental.

Ought. More Than Any Other Day.

En activo desde principios de la década, el disco de debut de esta banda de Montreal los ha propulsado a ser el hype de la temporada gracias a un indie rock de corte clásico y gran músculo en el que incorporan la contundencia del punk (Habit), ecos del black metal y el hardcore (Around Again) así como elementos irónicos y melódicos que nos llevan al terreno del indie (The Weather Song) así como una influencia del noise. Punta de lanza de la escena de una ciudad en ebullición, Ought tienen ese sonido fresco y mordaz que uno espera y no encuentra tantas veces en las bandas de nuevo cuño.

Owen Pallett: In Conflict.

Pallett, nominado al Oscar hace unos meses por su banda sonora de la película Her, hace una música muy personal en la que la electrónica, muy particularmente los sintetizadores, casan con su peculiar forma de tocar el violín en forma de loop creando un sonido que desprende dramatismo y es al mismo tiempo austero y seco. Sin duda, Stephen Merrit es el precedente más claro de un músico que habla abiertamente sobre su homosexualidad en muchas de sus canciones. In Conflict es una sinfonía contemporánea en la que Pallett habla de sentimientos universales como el dolor, la esperanza o el miedo con una sinceridad y belleza desarmantes.

Parquet Courts: Sunbathing Animal.

Light Up Gold permitía adivinar a una banda de rock indie sorprendentemente talentosa y cristalina, componen canciones sencillas muy poco producidas que recogen el legado de la Velvet Underground en su descarnado lirismo. Sunbathing Animal es más de lo mismo pero mejor y hay canciones que suenan a clásico instantáneo como esa melancólica Dear Ramona, la muy setentera Black and White o Instant Disassembly. Parquet Courts son de Brooklyn y sus letras, líricas, levemente surrealistas, algunas veces rabiosas al estilo existencialista y basadas en una cotidianeidad arty nos recuerdan a las de Vampire Weekend. "En las profundidades de las miradas de los extraños habita la chispa más furiosa / Más libertad es decepcionante / Si tal cosa existe", cantan en Sunbathing Animal, canción que da título al disco.

Paolo Nutini: Caustic Love.

Muy popular en su Gran Bretaña natal (de ascendencia italiana, su familia lleva cuatro generaciones en las islas), Paolo Nutini está tocando la gloria con su tercer disco, lanzado cinco años después que el anterior, el ya célebre Sunny Side Up. Heredero de una tradición británica del soul cuyo último máximo exponente fue la malograda Amy Winehouse, Caustic Love es un álbum de soul puro y duro en el que destaca la sensacional voz de Nutini aderezando unas canciones de una autenticidad tan asombrosa que cuesta creer que sean al mismo tiempo tan clásicas y tan modernas. Desde el fantástico arranque, el soul funk de Scream pasando por desagarradores temas como One Day o su dúo con Janelle Monáe, Fashion, Nutini arrasa.

Perfume Genius: Too Bright.

El músico de Seattle Mike Hadreas triunfa con un álbum que busca en todo momento la emoción y la logra, es una música que evoca requiebros del alma y un anhelo de belleza produciendo un efecto hipnótico y fascinante. Como una suerte de mezcla entre la delicadeza lírica de James Blake, la ambición de Antonhy y sus Johnsons con un toque del melodramatismo gay de Rufus Wainwraight, el genio de Hadreas se desnuda también con unas letras donde su vulnerabilidad es el tema principal.

Plague Vendor: Free to Eat.

Plague Vendor debutan con un disco de punk que suena fresco y poderoso. Esta banda de Los Angeles entrega un disco escueto pero contundente de diez temas que se escuchan en apenas 18 minutos, en el que las canciones duran siempre menos de lo que durarían en cualquier otro grupo, y dejan casi en el aire espléndidos riffs de guitarra y canciones que podrían ser hits se quedan en apenas 55 segundos como Numbers, en la que apuestan por la contundencia mucho antes que por la seducción. Brandon Blaine, cantante y frontman, tanto homenajea a los Ramones (Plague Vendor) como al rock de California a lo Guns 'n Roses en Cursed Love, Hexed Lust.

St. Vincent: St. Vincent.

La estadounidense Annie Clark (Dallas, 1982) es una de las figuras más inquietas y talentosas de la nueva escena independiente americana. Experimentadora nata, Clark brilla como una especie de tour de force musical en el que tanto suena como Lana del Rey (Prince Johnny), PJ Harvey (Huey Newton) o incluso Madonna (I Prefer Your Love). Con una voz preciosa y vaporosa, Clark crea ricas texturas musicales con constantes referencias al mundo digital en el que vivimos para crear una suerte de epopeya tan irónica como emocional sobre los tiempos del Facebook: "¿Qué sentido tiene dormir si no puedes verlo?" canta en el single Digital Witness.

Swans: To Be Kind.

La historia de Swans, proyecto del ínclito Michael Gira, se divide en dos partes. La primera va de 1984 a 1997 y la segunda comenzó en 2010 tras un parón de nada menos que trece años. En plena forma, su anterior álbum The Seers aún resuena cuando lanzaban el ambicioso To Be Kind. Compuesto por larguísimas canciones que pueden alcanzar incluso los 17 minutos (She Loves Us) To Be Kind es una lección de música contemporánea tan espectacular como demoledora en la que el músico crea una sinfonía rock en la que los gritos punk y las guitarras afiladas avanzan un "éxtasis" que buscaba Gira para un disco que asegura "no es en absoluto depresivo". No lo será pero durante mucho rato lo parece y eso no tiene nada de malo, To Be Kind duele, alegra, entristece... es un mundo en sí mismo.

Todd Terje: It's Album Time.

El noruego Todd Terje es una fuerza de la naturaleza y sus temas rezuman vitalidad y talento. En activo desde 2005 forma junto a Prins Thomas y Lindstrom la vanguardia de la actual efervescencia de la escena nórdica. En 2012 se consagró y puso al mundo a bailar con la totémica Inspector Norse y su álbum de debut sigue por los mismos derroteros: canciones para la pista de baile con gran músculo rítmico que nos remiten a la era dorada del disco y no desdeñan un explosivo aroma retro como la espléndida versión de Johnny and Mary con Brian Ferry. El verano este año llevará su nombre.

Aphex Twin: Syro.

Richard D. James, el hombre que transformó de manera profunda no solo la electrónica sino la música en los 90, llevaba trece años sin publicar un disco y nueve desaparecido y este Syro lo devuelve en plena forma como si no hubiera pasado el tiempo. Los fans del artista podrían adivinar su autoría con escuchar algunos acordes porque es un regreso en toda regla a esos beats alambicados y retorcidos que son marca de la casa. Aphex Twin, que tiene previsto más nuevo material en los próximos meses, huye totalmente de los hits del estilo Come To Daddy  aptos para el mercado pop para entregar un disco de electrónica pura y dura que puede pasar por sofisticada música de baile como ser una perfecta escucha en casa. No hay más melancolía de la necesaria ni existe ya la pretensión de darle a todo una vuelta, Syro es una odisea electrónica de gran capacidad evocadora que nos introduce en el angosto mundo de un artista tan imitado y copiado que siempre es bueno volver al original.

Spoon: They Want My Soul.

Suena a lo más parecido a un cruce entre Artic Monkeys y Flaming Lips. Los texanos han regresado con un álbum sensacional que suena más pop y electrónico que los anteriores sin perder su característico aire de rock americano. They Want My Soul es también un disco muy marcado por su productor, Dave Fridmann, el hombre de Mercury Rev, MGMT, Tame Impala o Flaming Lips cuya fuerte personalidad y sonido influye de manera decisiva en Spoon y marca esas atmósferas "soñadoras" y épicas de un disco que suena festivo y está lleno de estribillos pegadizos que recuerdan al brit pop como esa magnífica Inside Out o la canción que da título al disco.

Fennesz: Bécs.

 Concebido como una continuación de Endless Summer, publicado hace diez años, Bécs supone una nueva exploración de Fennesz en los terrenos del pop para crear una obra sensacional en la que el músico busca, y encuentra, en todo momento la belleza. El tema central, Luminous, una larga canción con tonos crepusculares y épicos es el emblema de un álbum luminoso y bello en el que las guitarras y la electrónica se dan de la mano causando un efecto parecido al de The War on Drugs en su último disco. Mucho más allá de lo atmosférico, Bécs propone un mundo propio en el que queremos habitar.

Arlt & Thomas Bonvalet: Arlt Et Thomas Bonvalet.

 La influencia de la nueva ola de folk que llega de Estados Unidos lógicamente tiene influencia en todo el mundo y los franceses Arlt & Thomas Bonvalet entregan un disco extraordinario en el que uno tanto puede rastrear reminiscencias de ese sonido sensible de Fleet Foxes así como de la tradicional chanson francesa a sumar una vena experimentadora que no rehuye la cacofonía (Lettre Morte) o una suerte de cumbia deconstruida (L'eau froide). Reunión de la vocalista Arlt y el músico Thomas Bonvalet, muy conocido en Francia, hay ecos de Sonic Youth y de Jacques Brel en una joya que no debe pasar desapercibida.