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Para los que recordamos a Guitarricadelafuente en sus primeros conciertos, en salas pequeñas, tímidamente sentado en un taburete, guitarra española en mano y sin mirar más allá de sus rizos dorados, verle actuar en el Movistar Arena ha sido como contemplar a un niño que se ha hecho mayor.

No hubo rastro de vergüenza cuando Álvaro Lafuente inauguró la noche con Full Time Papi, la canción que mejor define Spanish Leather, su segundo álbum atrevido, queer y quijotesco.

Era la primera vez que el artista valenciano se enfrentaba al recinto madrileño y lo hizo sin camiseta, enfundado en una chupa y pantalones de cuero.

No necesitó la guitarra como escudo para lanzarse a corretear por el escenario con desparpajo, jugando con los más de 15.000 asistentes. Incluidos Los Javis y Penélope Cruz, con los que el cantante debutará como actor en La bola negra, que aparecieron en una de las pantallas durante el concierto.

El artista lució esas nuevas dotes interpretativas en el espectáculo, muy autoreferencial respecto a la estética y al concepto del disco —carnal, homoerótico y con aura de neowestern de Almodóvar—, que supone un viaje de madurez artística y personal.

Guitarricadelafuente en el Movistar Arena. Cristina Villarino

"No parece real, pero hemos cambiado tanto", cantó en Babieca!, acompañado de una banda numerosa (con guitarra, piano, batería y bandurria) y agraciado con una voz y un sonido a la altura.

Arrodillado en el fango, subido a un potro y sudando la gota gorda como frontman, el cantante interpretó algunos de los éxitos de este nuevo álbum: Port Pelegrí con su coreado "Tu culo en la Barceloneta es folclore", Pipe Dream, Poses, Futuros Amantes y Puerta del Sol, la primera canción que escribió del álbum.

"Hace dos años empecé escribir para contar la historia de un chaval que se adentraba en un camino para descubrir quién es de verdad. Esta es la que representa ese viaje del pueblo a la ciudad, que es donde estamos esta noche", contó al público, que aguantó con paciencia las pequeñas (aunque perceptibles) pausas de vestuario (hasta tres cambios) y de escenografía.

Guitarricadelafuente en el Movistar Arena. Cristina Villarino

También supo guardar silencio cuando Lafuente, de nuevo con guitarra en mano, volvió a sus orígenes, más anclados al folclore de su primer disco, La cantera (2022) — del que cantó Mil y una noches, Quien encendió la luz y Caballito—, y se alejó del pop de In My Room, que lamentablemente no contó con la presencia de Troye Sivan.

Conticinio, ABC, Agua y Mezcal fueron las canciones más sentidas por un público que escuchaba a Guitarricadelafuente cuando solo existía en Youtube. "Siento que sin esta canción no estaría aquí", reconoció antes de tocar Guantanamera, el primer tema que compuso y cuyo "en las Cuevas de Cañart la vida es tan bonita que parece de verdad" le catapultó a la fama.

Descalzo y sin teatralidad, verle recuperar su alma más pura de cantautor, con esos valiosos resquicios de timidez —que afloran cuando la música no puede hablar por él— fue lo más emocionante del concierto. También su broche final como crooner, con levita incluida, para interpretar Tramuntana, una oda al Mediterráneo basada en Il celo in una stanza.

Aunque corto —"Tampoco tengo tantas canciones", se justificó con cautela—, el concierto destacó por la originalidad con la que Guitarricadelafuente ha decidido hacerse mayor sin pudor. 

Con Boots of Spanish Leather, de Bob Dylan, despidiendo el concierto, Lafuente puso fin a su larga travesía por los campos españoles. En noviembre volverá a calzarse esas mismas botas para emprender la gira internacional con la que intentará conquistar Estados Unidos y Latinoamérica.