1978 fue el año de nuestro despegue definitivo. La España moderna y abierta que no tardaría en ingresar en la Unión Europea se presentaba ante el mundo con una puesta de largo inmejorable: una Constitución que era la envidia de todos. Sin embargo, los trapos sucios permanecían tendidos en los patios interiores de nuestra rancia España, que impugnaba las relaciones entre personas discapacitadas.
"Hasta entonces y como tanta gente, yo pensaba que los discapacitados no se enamoraban", reconoce ahora Víctor Manuel (Mieres, Asturias, 1947) en El Cultural. 47 años después de escribir una de las canciones más emocionantes de nuestra lengua: Solo pienso en ti. Un documental homónimo dirigido por Hugo de la Riva e impulsado por el equipo directivo del festival toledano CiBRA verá la luz este martes en el Festival de Cine de Málaga, uno de los más importantes de nuestro país.
El exquisito trabajo, de alto voltaje emocional, se cuela por los pasadizos de la composición de Solo pienso en ti, cuyo desencadenante fue un reportaje del Diario de Córdoba publicado en 1978. El cantautor descubrió la historia de Mariluz y Antonio, dos internos de un sanatorio en Cabra (Córdoba) que se agarraban de la mano y paseaban por el jardín cuando completaban sus actividades diarias.
Antonio y Mariluz en un fotograma del documental 'Solo pienso en ti', del que son protagonistas
La contemplación de aquella imagen "fue una de esas cosas que te pasan en la vida y no sabes dónde acaban. Luego la canción te desborda y pasa a tener una trascendencia que tú ni imaginabas cuando te pones a escribirla", explica Víctor Manuel. Lo que ocurrió después es que conoció a los protagonistas reales de su propia canción y al equipo de Promi, la fundación que coordinaba el centro de Cabra —elemento imprescindible del largometraje— y que aún hoy se ocupa de las personas con discapacidad.
Ocurrió también que siguió cantando, escribiendo y hasta produciendo películas. Este martes estará en Málaga para el estreno del documental y el 21 de marzo clausurará su gira sinfónica en el Teatro Real. Mientras tanto, graba su próximo disco, pero saca un rato para atendernos, amablemente, al otro lado del teléfono.
Pregunta. En el documental se pone mucho énfasis en el valor de poner el foco sobre una cuestión no tratada hasta entonces. ¿Ha sido esta su gran virtud como compositor de canciones?
Respuesta. La verdad es que me he ocupado muchas veces de temáticas que no estaban en las canciones. Cada autor mira lo que tiene alrededor y piensa qué le merece la pena contar. Generalmente yo trabajo con esos sueltos que tenéis en los periódicos, que parece que no lee nadie pero están escritos para mí. Suele ser una fuente de inspiración.
P. También se enamoraban entonces, aunque muchos no estaban de acuerdo, los homosexuales, un colectivo estigmatizado sobre todo en aquella época. Siempre se ha posicionado del lado de los desfavorecidos, tanto en su vida como en su obra.
R. Sí, a mí me interesan mucho los que están en los bordes, los que están al límite y parece que no tienen sitio en la sociedad. La pareja de la que hablo en Quién puso más eran dos amigos que después de treinta años se separan. Yo necesitaba contar aquello. La historia de la canción La madre también sale del suelto de un periódico italiano. En este caso era una madre que compra una dosis pura de heroína porque no puede soportar por más tiempo el dolor de su hijo.
"Ahora hay cantautores buenos como nunca ha habido antes: Jorge Drexler y Guitarricadelafuente son infinitamente mejores que nosotros"
P. En lo que concierne al ámbito esencialmente político, ¿la temática reivindicativa se ha desenraizado de la personalidad del nuevo cantautor? ¿Se imagina ahora algo parecido a la huelga de actores, todo repleto de artistas, en la Transición? ¿Falta ideología?
R. No creo, lo que sí tiene la gente es más precaución. Nosotros nos movíamos de aquella manera en esa época porque había una complicidad grandísima al otro lado: en radios, en revistas… Escribías una canción que no era programable en una radio convencional, pero había un tío en Radio Jódar que te la ponía. Hace mucho tiempo que esa complicidad dejó de existir. Prácticamente desde las radiofórmulas, donde todo está muy pautado y no se pueden salir del carril. Los chavales ahora no encuentran eso, y si lo hacen son sitios marginales.
»Yo recuerdo que Pilar Miró se empeñó en que fuera a cantar El cobarde en televisión. No era una canción que estuviera prohibida ni autorizada, pero a muchos les molestaba porque decían que era antimilitar; yo decía que era pacifista. Yo advertí a Pilar de que le iban a meter un puro, pero ella insistió. Finalmente fui y a ella la suspendieron de empleo y suelo un mes y medio. ¿A quién se le ocurriría hacer esto en estas circunstancias?
P. Precisamente por eso, ¿no? Si los artistas están preocupados por la opinión pública, los comentarios en redes, etc., ¿no se están autocensurando?
R. Claro que sí. Y es más peligroso que la propia censura. Lo que pasa es que antes sabías cómo empezaban y cómo podían acabar las cosas. ¿Cómo iba a saber Karla Sofía Gascón la lluvia que le iba a caer encima por unos tuits de hace no sé cuántos años? Ahora te machacan socialmente de un día para otro, y la mayoría de la gente no está dispuesta a eso. Yo creo que ahora hay cantautores buenos como nunca ha habido antes: Jorge Drexler y Guitarricadelafuente son infinitamente mejores de lo que nosotros éramos…
"Comprometerse ahora sería como ir a pecho descubierto, mucho más difícil que hace 50 años. La gente no quiere joderse la vida"
P. Se referirá al plano musical. En cuanto a la calidad de las letras, es mucho más discutible, ¿no?
R. Bueno, sí… Y también esto va por gustos. Lo que quiero decir es que son circunstancias completamente diferentes y en general la gente no tiene muchas ganas de joderse la vida. Cuando yo envié una canción a la censura en 1973 que se llamaba No quiero ser militar, ya sabía lo que me podía pasar. Lo de comprometerse es una cosa voluntaria y muy personal, no tienes por qué exigírselo a nadie. Ahora sería como ir a pecho descubierto, mucho más difícil que hace 50 años.
P. ¿Quizás es que antes había razones más concretas para luchar?
R. Seguro que sí. Antes, es verdad, había una lucha más concreta, centrada en la dictadura. Los tenías en frente y lo urgente era que eso acabase. Ahora todo es mucho más difuso, no puedes apuntar tan directamente. De todos modos, hay elementos para protestar a diario. Abres el periódico por donde quieras y puedes quejarte por ver un Tesla delante de la Casa Blanca y por la falta de la vivienda, que es lo más elemental.
Cartel promocional del documental 'Solo pienso en ti'
P. Y a la hora de proyectar su carrera musical, ¿los jóvenes de ahora lo tienen más fácil o más difícil que la generación de ustedes?
R. Por un lado, nunca fue tan fácil la difusión y tan difícil la monetización de todo eso. Un chaval puede tener medio millón de escuchas y al día siguiente sigue repartiendo pizzas. Eso sí que ha cambiado mucho. Por otro lado, los éxitos son desmesurados, tampoco es comparable. Ahora escuchas a Rosalía en Tokio y en Santiago de Chile simultáneamente, pero son casos muy excepcionales. En general, nos hemos instalado en la precariedad y para la gente que empieza es aún más difícil.
P. Desde la perspectiva de más de medio siglo de experiencia, ¿qué le parece el rumbo que ha tomado la industria musical? Que los álbumes no tengan la importancia de antes, que los artistas estén sujetos a la inmediatez que imponen las redes y tengan que hacer canciones cortas para que la gente no desvíe su atención…
R. Tampoco creo que esto sea definitivo. En cuanto a la duración de las canciones y el modo de trabajarlas ahora, tiene mucho que ver con el déficit de atención que tenemos todos. Y la gente más joven quiere píldoras de cosas, da igual que sea música, cine o lo que sea. No sé hasta cuándo durará, pero sigue existiendo gente que hace cosas muy en serio y discos estupendos, pero no tienen 3.000 millones de descargas.
»En todo caso, es lo que parece que a la gente le gusta. No es casual que Quevedo esté tres días en el Wizink Center. Hay una gente que quiere que pase eso. Esto también está relacionado con el grado de exigencia de la gente. Antes no eran admisible ciertas cosas que ocurren ahora: que un artista vaya sin músicos, por ejemplo. Y hace mucho que es más importante el imitador de Miguel Ríos en televisión que el propio Miguel Ríos. Pero esto pasará, hay que tener paciencia.
Antonio y Mariluz en un fotograma del documental 'Solo pienso en ti', del que son protagonistas
P. Ahora que cita a Miguel Ríos, su carrera ha estado marcada por las colaboraciones. Canciones para otros, sobre todo para su esposa Ana Belén, pero también muchos encuentros, como la célebre gira El gusto es nuestro. ¿Cómo se explica, siendo el oficio de componer canciones tan solitario?
R. Efectivamente, es un oficio muy solitario, pero hay una parte exterior, hay que mostrarlo, y yo quiero hacerlo con mis seres queridos. Solo se pasa bien, pero es mucho mejor acompañado. Para mí es un lujo y una fuente de inspiración cantar al lado de Miguel Ríos o Pablo Milanés, eso me lo llevo yo a la tumba. Parecen cosas normales, pero no lo son. Cuando hemos hecho las giras de El gusto es nuestro, la gente sabía que eso no iba a ocurrir nunca más. Por tanto, tiene un valor muy grande para nosotros, pero también para el público.