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Han pasado cuatro años desde que lanzó Puta (2021),María Zahara Gordillo (Úbeda, 1983) dice que sigue siendo la misma. Ese álbum tan exitoso como polémico en el que exorcizó los demonios que venía acarreando desde hace años (abusos sexuales y bullying en la infancia, trastornos de alimentación, relaciones de maltrato y un intento de suicidio), no le ha convertido en un "ser poderoso" ni en una persona "ejemplar". "Me quité ese pudor, pero no me quito otros", reconoce a El Cultural.

"Solo he expuesto mis vivencias, pero sigo sin atreverme a denunciar cosas que me suceden, teniendo muchísimo miedo a quedarme sola en una habitación con un hombre. No me monto en un ascensor con un tío sola. Si voy a una cita médica y es un doctor ya estoy tensa. ¿He superado algo o sigue todavía en mi cerebro el ser una mujer que ha sufrido violencias sexuales? ¿Cómo me quito eso? Simplemente vivo con ello y no lo escondo, viaja aquí, a mi lado, recordando quien soy continuamente, pero no me convierte en un ser superior".

Sobre "sentir el pasado en cada mirada ajena" habla en "La violencia", una de las canciones de su nuevo disco, Lento Ternura, que publica este viernes bajo su propio sello discográfico Gozz records. Lejos de la presión de tener que estar a la altura de su última creación, Zahara cuenta que comenzó a escribir este nuevo álbum desde un lugar "super tranquilo y liberador".

Zahara en las oficinas de La Trinchera, en Madrid. Cristina Villarino

"Es un error aplicar el capitalismo al arte y pensar que cada disco tiene que ser una superación del otro. Vitalmente estoy en otro sitio gracias a lo que ha pasado con Puta, pero no puedo volver a escribir un disco como ese, ni tampoco tengo la necesidad de superarlo. Si es el disco más importante de mi carrera, lo sabré cuando se esté acabando", explica la artista en las oficinas madrileñas de su agencia de comunicación. 

Empezar a componer desde la calma, tras haber arrasado con todo, no fue difícil. "La rabia es un motor, pero si nos paramos a analizarlo, el malestar es contrario a la creatividad, porque para su propia existencia esta necesita relajación y serenidad". Haber escrito desde un lugar más amable, relata la cantante, no le ha quitado "el cabreo" de encima, pero sí le ha "reconciliado" con muchas partes de sí misma y le ha hecho ver cómo la violencia y la ira pululan a sus anchas en nuestro día a día. 

"Solo la calma nos hará libres", se titula uno de los poemas que Zahara ha escrito para acompañar al disco. Una especie de "mantra" al que dice aspirar, pero no de forma utópica. "Si ponemos la calma como lugar difícil e inalcanzable seguiremos siendo presas de la realidad que nos están imponiendo. El relato de terror postapocalíptico solo beneficia al propio sistema, porque cuando ya no hay nada que cambiar, te dejas llevar por la corriente del fatalismo. Pensar que esa vida, apartada de las prisas y las presiones, es posible, es una manera de crear una narrativa en la que mirarnos y a la que aspirar", apunta.

En "Demasiadas canciones", single del nuevo álbum, la ubetense afincada en Madrid hace una irónica radiografía de la sociedad actual y denuncia la saturación de un sistema en el que todos estamos inmersos. "Me acuerdo que una vez me preguntaron: '¿Qué consejo me darías para hacer canciones?' y le dije: no las hagas, ya hay muchas, escucha las que hay. Nadie debería hacer más cancionesNo escuchamos, solo queremos crear y crear. Pero no voy a convertirme en una mártir, sacrificarme y abandonar el sistema porque estoy en contra de él. Pues no, estoy en la rueda, como todas". 

P.  ¿Hay algo de lo que todavía no tengamos demasiado? 

R. Uf, no. Es el momento, y estamos solo en el principio, de la posesión extrema, de la acumulación. Vivimos en un diógenes personal, emocional y físico de todo. ¿Qué significa en realidad escuchar música en streaming? Tener acceso absolutamente a toda la música, sentir que con tu pago mensual posees toda la música que se produce y se comparte.

»Quiero ser dueña de todo eso y que me cueste no 10€ ni 15€, quiero que me cueste 7€ poseerlo todo. Quiero guardar todas las fotos en mi móvil, tener toda la ropa que veo y comprar a 3€ la camiseta, me da igual en qué condiciones se haya creado para poder tener 18 camisetas que no me voy a poner nunca. Me pasa también con la cultura, tengo una cantidad de libros que empiezo a ser consciente de que no voy a leer en la vida, y soy una persona muy lectora, pero a veces no quiero tampoco llevar ese ritmo.

P. No el de querer leer, sino el de querer haber leído ya.

R. El otro día mi hijo, que se tenía que leer un libro que le encanta para el cole, me dijo: voy a hacer ya el resumen porque he leído el principio y ya sé lo que va a pasar. Y le dije no, tú no tienes que entregar esto para justificar que te lo has leído, es el proceso de leerlo lo que te va a hacer sentir cosas mágicas. Si el check de cumplir existe ya con siete años, ¿qué vida nos espera?