Marcos Crespo. Foto: Sonido Muchacho.

Marcos Crespo. Foto: Sonido Muchacho.

Música

Depresión Sonora, los bailes tristes para jóvenes desencantados que se han colado en el Coachella

Marcos Crespo lidera la banda que tocará en el festival californiano y este viernes en Madrid. Hablamos con él sobre su nuevo epé y su ascendente carrera.

22 marzo, 2024 01:42

Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde. Marcos Crespo (Madrid, 1997) lo comprendió ese año en el que todos nos quedamos sin verano. Pasó de trabajar como ingeniero de telecomunicaciones en una consultora a crear Depresión Sonora. Colgó en Youtube un par de canciones, sin pretensiones, solo buscando compartir con el resto del mundo aquello que había grabado durante los eternos meses del confinamiento.

Pertenece a una nueva hornada de artistas que no esperó a acceder a grandes estudios de grabación para expresar lo que le rondaba por la cabeza. El bedroom pop, esa música hecha literalmente desde el dormitorio, llegó durante la pandemia como una forma —en ese momento prácticamente la única— pura e íntima de expresar tanto los pensamientos introspectivos como los cotidianos. Una herramienta inmediata que ha servido para canalizar la frustración y el nihilismo de toda una generación.

De la habitación a la multitud

En cuatro años, Crespo ha pasado de su cuarto a girar por Latinoamérica y Estados Unidos, a donde volverá este mes de abril tras colgar el sold out en Los Ángeles el pasado noviembre.

Seattle, cuna del grunge, y el mediático e imponente festival Coachella serán algunas de las paradas estelares de su nueva gira norteamericana a la que se enfrenta sin mayores expectativas, a pesar del revuelo que ha supuesto convertirse, junto con Bb trickz, en uno de los únicos dos artistas españoles con presencia este año en el evento californiano.

“Sobre todo va a ser una aventura, porque es otro mundo”, relata Crespo, quien admite que le ha sorprendido la buena acogida que ha tenido allí. “Al final estás muy lejos de casa, en un país en el que se habla otro idioma. No me lo esperaba, pero en los anteriores conciertos había muchos hijos de latinos, segundas y terceras generaciones. Es una comunidad muy latina”, señala.


Su salto al otro lado del charco tampoco sorprende, teniendo en cuenta que Depresión Sonora acumula más de 40 mil oyentes en Ciudad de México, según Spotify, casi el doble que en España.

“El público latinoamericano tiene otro tipo de actitud y de entusiasmo por todo en general. Lo viven de una manera muy intensa. Allí hay más expectación y mucho más público”, reconoce Crespo, quien atiende telefónicamente a El Cultural a dos días de regresar a la capital latinoamericana para tocar en el festival Vive Latino.

El artista está experimentando una acumulación de hitos que le han permitido asentar su proyecto musical. “No era mi plan vital, pero estoy agradecido”, asegura, y considera que, a pesar de todo, el éxito le está llegando de forma progresiva. “No ha explotado de un día para otro, siempre ha habido mucho trabajo y mucha previsión”.

Fichado por la discográfica independiente Sonido Muchacho en 2020 y con un álbum a sus espaldas, El Arte de Morir muy Despacio, Crespo acaba de lanzar su nuevo epé: Makinavaja. En él, del quinqui justiciero que dibujó en los ochenta Ivà para El Jueves no hay otro homenaje más allá del título. Cualquier parecido con la realidad del músico vallecano es pura coincidencia.

Sin embargo, aunque no haya querido reflejar directamente la vida de extrarradio, cree que sus raíces han marcado inevitablemente sus canciones: “El lugar de donde vienes condiciona lo que escribes y es con lo que se acaba identificando la gente”.

El epé, formado por cuatro canciones, es resultado de una autoexigencia confesa y de una evolución personal. Una especie de manual de autoayuda con el que busca reinventarse y evita anclarse a un solo género. “Me parece simplista definir mi música solo como post punk, intento que el proyecto tenga cierta personalidad, por eso tiene también cosas de otros géneros como el rap, el pop y la electrónica”, señala el músico.

Huir de las etiquetas le ha permitido estar más atento al futuro que al pasado, con la libertad que eso conlleva. “El epé acaba de salir, pero lo grabé hace más de medio año y ya tengo la cabeza en otro sitio. Cuando vuelva de Estados Unidos lo bajaré todo a tierra, pero no me pongo a hacer música pensando en que lo que voy a hacer es X o Y, porque si no inconscientemente te obligas a que tenga que ser una cosa u otra y es difícil salirse de eso”, lamenta.

De esa amalgama estilística, Depresión Sonora consigue la unión perfecta entre la luminosidad y la oscuridad. El sonido lo-fi y la poética voz de Crespo se combinan con riffs de guitarra punzantes y sintetizadores. Ya no hay verano, Gasolina y mechero, nada importa, Como todo el mundo; sus canciones conectan con el público convirtiendo un diálogo interior en uno común. El desencanto deja de ser individual y encuentra amparo en lo colectivo.

La nueva 'Movida'

Para él, no hay premeditación en la composición, solo una forma de expresión artística. Quizá sus canciones se conviertan en himnos generacionales, pero eso se lo deja a los periodistas del futuro, que sean ellos los que decidan. Sobre esa nueva escena musical colaborativa de grupos emergentes que han devuelto la esperanza a las salas de la capital —siendo La Plata, Margarita Quebrada, Alcalá Norte solo algunos de ellos—, también se muestra cauteloso.

“Hay mucho movimiento de gente joven haciendo cosas y algo está sucediendo. Dentro de unos años se verá, como pasó en su momento con la Movida”. Antes de su viaje al otro lado del Atlántico, el músico presentará en Madrid Makinavaja, este viernes 22 en La Riviera. Será la única fecha de Depresión Sonora en España y estrenará banda.

Además de los habituales, el guitarrista Gonzalo López y el bajista René Sharrocks, le acompañarán otros dos músicos. “Es el concierto en el que más he trabajado en estos cuatro años”, asegura expectante, aunque agotado. Sobre el futuro, de nuevo, no tiene grandes pretensiones: “Mi mayor expectativa cuando acabe la gira es descansar, no salir de casa”. De vuelta a la habitación.