EFE

El 'big bang' que provocó este miércoles Coldplay en Barcelona ha sido tan deslumbrante que su onda expansiva quizás llegara a Tina Turner, allá donde esté, porque a ella dedicó Chris Martin el primero de los cuatro baños de masas que se va a dar esta semana en España.



Procedentes del sistema planetario The Spheres, la banda más grande del firmamento pop de nuestros días aterrizó en el Estadio Olímpico de Barcelona dispuesta a dar "el mejor concierto de nuestras vidas", dijo en español Martin en cuanto apareció sobre el escenario.



Una intención que la noticia de la muerte de Tina Turner, conocida muy poco antes, no ensombreció, sino al contrario, porque tras más de dos horas de repetidas explosiones de música, color y buen rollo, los asistentes salieron convencidos de que los británicos habían conseguido su objetivo.



Lo hubieran alcanzado, probablemente, sin ayuda de nadie, en vista de la conexión a la que músicos y publico llegaron durante la primera hora y media de concierto, pero a Coldplay le gusta que en todos los países de su gira mundial suba al escenario un artista local que los acerque todavía más a su público y en Barcelona los invitados fueron tres miembros de Gipsy Kings.



Hay que decir que la banda es francesa, aunque de ascendencia española, y que la rumba que practican tiene poco de rumba catalana, pero en Barcelona todo el mundo se sabe sus canciones y anoche pudo corear dos de las más conocidas, "Volare" y "Bamboleo", junto al legendario vocalista Nicolas Reyes.



"Volare" fue una buena elección para un concierto que empezó con la música de E.T., el extraterrestre y que es la presentación de un disco que se titula Music of the Spheres, en referencia a planetas, satélites y otros astros esféricos.



Con la música de E.T. todavía sonando, la banda salió al escenario principal y su líder corrió por una pasarela hasta la segunda tarima, situada en el centro del recinto y rodeado de un mar rojo formado por 50.000 personas con pulseras luminosas en sus muñecas, un recurso que Coldplay hace muchos años que utiliza en sus conciertos y que sigue siendo espectacular.



Del rojo, las pulseras pasaron al lila, al azul y al amarillo, hasta recorrer toda la paleta cromática mientras sonaba "Higher power" y "Adventure of a lifetime", con todo el público saltando de alegría al ritmo de los festivos himnos de la banda.



Enseguida, el brillo de las pulseras se vio potenciado por los colores de las enormes pelotas que empezaron a flotar sobre el público en "Paradise" y del confeti que salió disparado hacia el cielo en "Something just like this", justo después del éxtasis colectivo de "Viva la vida", un tema muy especial para los barceloneses desde que el entrenador Pep Guardiola lo utilizó para motivar al F. C. Barcelona.



En esta primera parte también hubo algún momento más íntimo, como cuando Martin dejó de correr y saltar para sentarse al piano a interpretar "The scientist" o cuando invitó a una espectadora a sentarse junto a él para dedicarle el tema a su madre.



La energía positiva siguió corriendo a raudales con "Yellow", "Human heart", "People of the pride", "Clocks", "The lightclub", "My universe" y "A sky full of stars", todo ello aliñado con lenguas de fuego, láseres, disfraces de alienígena y pantallas gigantes esféricas.



A los dos escenarios unidos por una pasarela que han ido alternando los músicos, se unió un tercero cuando entraron en escena Gipsy Kings. Un escenario que también fue el elegido por Coldplay para interpretar "Rolling on the river", en homenaje a Tina Turner.



Cerraron el espectáculo fuegos artificiales, "Biutyful" y una sensación de interconexión entre todos los integrantes de la especie humana que, quizás no cambiará el mundo, pero que sus habitantes parecen necesitar, como demuestran las cifras estratosféricas de espectadores que Coldplay está reuniendo en esta gira y que en España serán más de 200.000 cuando el domingo acabe el último de los cuatro conciertos programados en Estadio Olímpico de Barcelona.