Image: El Festival de Las Minas barrena fronteras

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Música

El Festival de Las Minas barrena fronteras

25 julio, 2014 02:00

Niño Josele, en uno de sus ensayos

La histórica cita flamenca alcanza el 6 de agosto su 54ª edición ampliando su impacto internacional a través de proyectos con instituciones de Japón y de la India. Este año concurren en La Unión figuras de renombre como Miguel Poveda, Estrella Morente, Sara Baras y Niño Josele, que revela a El Cultural las claves de su recital. Estarán acompañados por los artistas ungidos en 2013: Jeromo Segura, Eduardo Guerrero, Pepo Bao...

Juan José Heredia Heredia, Niño Josele (Almería, 1974), piensa que una falseta en su guitarra es como un cortometraje: "Pedacitos de historias que si los juntamos todos, dentro de un ritmo y un diseño específico, englobados en un mismo espíritu, dan como resultado final una película de larga duración". Desde luego, no se puede obviar la influencia de su amigo, el director de cine, guionista y productor discográfico Fernando Trueba que, como Niño Josele, acude a La Unión, Murcia, el primero para recoger uno de los premios que concede el Festival Internacional del Cante de las Minas, el Castillete de Oro, y el segundo para ofrecer el concierto El mar de mi ventana.

El festival, que cumple su 54ª edición y se anuncia del 6 al 16 de agosto, sigue su camino ascendente, utilizando todos los elementos mediáticos a su alcance y logrando así una difusión impensable en otras épocas. Ha pasado de ser una celebración local -eso sí, con galardones siempre bien remunerados- a un acontecimiento de repercusión universal. Hace unos días dio a conocer en Madrid, por medio del embajador de Japón y del embajador especial para el Año Dual Japón-España, un programa de intercambios con el fin de que el festival vaya consolidando su presencia en el extranjero y establecer sedes permanentes más allá de nuestras fronteras. Por otro lado, ha firmado otros convenios y enviado misiones a la India dentro de un proyecto que pretende llevarlo a ciudades y escenarios de los cinco continentes, llamado Minas Flamenco Tour, que asimismo está fomentando la reciprocidad entre el flamenco y la música del Rajastán. Para ello gestiona la creación de un centro internacional de estudios que, con la colaboración de Mehrangarh Museum Trust, abrirá sus puertas en la ciudad de Jodhpur.

Todos los músicos tenemos un mar. El flamenco es como un río donde coinciden muchos alfuentes.


Este año es el de las grandes figuras, viajeras en su mayor parte, como el Niño Josele, un artista internacional que responde al carácter que se le quiere dar a este tipo de manifestación. Sus periplos le han ido mostrando otra realidad musical: "Siempre es bueno lo que distintas formas expresivas puedan aportar al flamenco. Soy como una esponja, todo lo voy absorbiendo. Entre otras muchas cosas, lo que he aprendido es que, aunque el flamenco tenga una energía poderosa, diferente a la del jazz, sin embargo en el terreno de la improvisación son muy similares".

Desde sus inicios en 1961, los premios que concede el festival son básicamente la tan deseada Lámpara Minera para cante, el Bordón Minero para guitarra, El Desplante para baile y El Filón para otros instrumentos. El sueño de cualquier aspirante a ocupar, si no el anhelado trono de máxima figura, al menos un puesto destacado en el escalafón flamenco. Grandes nombres lo consiguieron: por ejemplo, la Lámpara Minera, desde los históricos Antonio Piñana, Canalejas o Pencho Cros, a Luis de Córdoba, Curro Lucena, Mayte Martín, Miguel Poveda, Paco del Pozo o Curro Piñana, de la misma manera que el Bordón Minero lo obtuvieron compositores e intérpretes de reconocido prestigio como José Antonio Rodríguez, Niño de Pura, Óscar Herrero, Vicente Amigo, Paco Serrano, Carlos Piñana y Antonio Rey. Precisamente, el festival comienza con la actuación de los ganadores de 2013: Jeromo Segura, Eduardo Guerrero y Pepo Bao. Una excelente plataforma para los jóvenes que, aparte de haber recibido tan reconocida distinción, acceden a escenarios de primer nivel.

Otra de las figuras que interviene es Miguel Poveda, con un extraordinario cartel en el festival, ya que ahí comenzó su fulgurante carrera profesional. Esto no puede olvidarlo Poveda, como tampoco la localidad de La Unión, que le tributó en 2013 un sonado homenaje, nombrándolo hijo adoptivo. Para esta ocasión Poveda tiene previsto un bautizado Recital de cante, diseño lo suficientemente flexible en el que se mueve con entera libertad para desarrollar un repertorio rico y variado, escogiendo los estilos que le dicte la inspiración del momento.

Al día siguiente del concierto de Niño Josele y la comparecencia de la recién fundada Compañía de Baile del Cante de las Minas, Carmen Linares acude con el que quizá sea su espectáculo más completo y seductor, Remembranzas, donde la maestra actual del cante de mujer se vuelca en sugerentes piezas con textos de Juan Ramón Jiménez, García Lorca y Miguel Hernández, recorriendo diversos momentos de su ya dilatada trayectoria artística.

Después de su estreno en el Festival de Mérida, Sara Baras trae a La Unión su Medusa, la guardiana, con una puesta en escena de gran formato y la presencia de un contundente y numeroso cuerpo de baile, algo poco habitual en los espectáculos actuales.

Y cierra el ciclo de galas Estrella Morente con una actuación dividida en dos sesiones: un recital de cante flamenco, con sus piezas más conocidas, y su versión de El amor brujo, de Manuel de Falla, acompañada de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Católica San Antonio, de Murcia, bajo la dirección de Roque Baños.

Refiriéndose al título de su concierto, Niño Josele afirma que "todos los músicos tenemos un mar. Para mí el flamenco es como un río donde coinciden muchos afluentes. A lo largo de lo que he ido aprendiendo y después de haber publicado siete discos, acuden a ese río lo que he explorado, los diversos ecos que he ido escuchando y sintiendo en mis viajes. Incluso he estado en la gran jungla, que es como llamo a los Estados Unidos, especialmente a Nueva York, donde la música, en su pluralidad más alucinante, surge a borbotones en cualquier rincón. Pero todo eso desemboca después en el mar que observo desde mi ventana, y ahora, en el concierto que voy a ofrecer, quiero volver a mis raíces, a mi barrio almeriense de La Chanca, a recordar esos sonidos que envolvían mi existencia cuando tenía quince años, a reverdecer el espíritu flamenco que nunca he perdido".