Ottavio Dantone, sentado al clave.

El director de la Orquesta Accademia Bizantina de Ravenna y clavecinista emprende el martes una maratoniana integral de las Sonatas de Scarlatti. El Instituto Italiano de Cultura de Madrid organiza el ciclo, en el que participarán durante varios meses los mejores intérpretes del momento.

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  • Domenico Scarlatti (1685- 1757) vivió el último tercio de su vida en Madrid, pero no se recuerda una integral de sus Sonatas en España. La cuenta pendiente se la cobra estos días el Instituto Italiano de Cultura de la capital, cuyo director, Carmelo Di Gennaro, ha conseguido reunir para este ciclo de conciertos a algunos de los mejores clavecinistas (Ottavio Dantone, Christophe Rousset, Rinaldo Alessandrini, Fabio Bonizzoni) y pianistas (Chano Domínguez, Roberto Cominati, Andrea Lucchesini, Enrico Pieranunzi, Pietro De Maria) del momento.



    El especialista Ottavio Dantone descorchará el martes el maratoniano programa (que tiene fecha de inicio pero no de fin) con seis de las 555 sonatas del catálogo (las K 208, 209, 213, 53, 87 y 27) que irán escuchándose, gratis, en la sede madrileña del Instituto de la calle Mayor. Dantone interpretará tam- bién la Suite n° 5 de Händel, la Sonata VI de Baldassare Galuppi y la Sonata op. 4 de Giovanni Benedetto Platti. "No se trata sólo de indagar en la música de Scarlatti, sino de ser capaces de conectarlo con otros compositores que le influyeron y en los que influyó. Me refiero a Liszt, Ligeti, Berio...", cuenta el director y clavecinista italiano a El Cultural. "No todo el mundo sabe que un coetáneo suyo, Platti, fue el creador de la forma sonata. O que la Suite de Händel, que había nacido el mismo año que Scarlatti, está formulada a la manera italiana". Y sobre Händel añade: "Era alemán, vivió en Inglaterra, tenía estilo italiano y refinamiento francés. Es lo que en el settecento se conocía como perfección".



    Para Dantone, la clave del éxito de Scarlatti radica en su capacidad para combinar "en un remix de influencias" la música culta y la popular, lo que le confiere un estilo inconfundible. "En el settecento el movimiento del flamenco y la tarantela se manifiestan en una sofisticada estructura musical y a través de una técnica delicadísima. Así se entiende que gustara tanto y a tantos".



    Desde que en 1996 asumiera la titularidad de la Orquesta Accademia Bizantina de Ravenna y conquistara los fosos del Festival de Glyndebourne y La Scala milanesa, no es frecuente ver a Dantone sentado. "En realidad, nunca ha habido una línea divisoria clara entre mi vocación de solista y mis obligaciones como director. De hecho, se podría decir que aprendí los rigores de la dirección ensayando con el instrumento y que fueron las horas delante de la orquesta y los cantantes las que me ayudaron a descubrir la voz oculta de cada clavicémbalo, que es uno de los instrumentos más complejos y completos del mundo". Nos cuenta que al presionar cada tecla, una púa de pluma de cóndor eleva una cuerda y la punza de tal manera que se produce "el sonido más delicado del mundo". Razón por la cual la literatura barroca pocas veces puede leerse en las siete octavas de los Steinway modernos.



    Dantone salva las diferencias entre instrumentos y asegura que hace tiempo que renunció al fundamentalismo musicológico. "Invocar a Scarlatti con un piano moderno no es un pecado, sino una temeridad. Las articulaciones, las dinámicas y los tempi adquieren una dificultad extra". Bien lo saben Enrico Pieranunzi y Chano Domínguez, que imprimirán un aire jazzista a las sonatas en sus respectivas sesiones. "No es tanto un problema arqueológico o de ideologías musicales, sino filológico. El arco barroco del violín, por ejemplo, es como el músculo de la lengua. Con él todo se pronuncia mejor".



    La primera ejecución en tiempos modernos de Giulio Sabino de Giuseppe Sarti, en 1999, marcó su debut operístico. Como Christopher Hogwood o John Eliot Gardiner, Dantone no duda en dirigir óperas de Donizetti, Bellini o incluso Verdi con instrumentos originales. "No sólo se puede sino que se debe hacer. El oído está cansado de escuchar siempre lo mismo. La gente necesita nuevas versiones". Por lo que no pasa es por la conversión operística de los oratorios de Händel y compañía. "Los oratorios se articulan en el gesto y los matices, no en el movimiento escenográfico ni en la acción dramática".



    Para Dantone el actual boom del barroco no se explica sin las aportaciones en los últimos 30 años de Nikolaus Harnoncourt, David Munrow, Thurston Dart, Gustav Leonhardt y otros activistas de la música antigua. "Antes la gente no pasaba de Bach y las Cuatro estaciones de Vivaldi. Pero ahora ya es capaz de entender y de sentir esta música maravillosa". Así sucedió durante su última aparición en los Proms londinenses, donde fue convocado para una versión semiescenificada del Rinaldo de Händel a cargo de la Orchestra of the Age of Enlightenment. "Habría casi 8.000 personas en el Royal Albert Hall, pero el silencio era tan intenso y el ambiente tan ceremonial que podía escucharse cada nota, cada matiz, desde cualquier rincón".



    Al ciclo scarlattiano está invitado también el grupo ¡Rejoice! del compositor David del Puerto, que fusionará la guitarra eléctrica y el acordeón para recuperar las esencias flamencas de Scarlatti. "Fue uno de los compositores más flamencos del settecento y de la Historia. No se trata de encontrar un fandango o una seguiriya, sino de percibir un latir jondo, sentir una pulsión enérgica y conectar con un ritmo profundísimo".