Un momento de La Cuzzoni

El Albéniz abre paso a 'La Cuzzoni'
Hay que estar al tanto del acontecimiento que se prepara en el Teatro Albéniz para mañana y pasado, dentro de las actividades organizadas por la Orquesta de la Comunidad de Madrid, que nos trae la ópera de cámara La Cuzzoni, Esperpento de una voz, una evocación irónica, cruel, inmisericorde salida de la pluma de Marc Rosich, de aquella diva amante de Haendel. Rosich ha sabido contar contradicciones y definir debilidades en un lenguaje directo y revelador de no pocas miserias humanas, al que ha puesto música Agustí Charles. La obra, encargo del Festival de Butxaca i Noves Creacions, se estrenó en la Staatsoper de Darmstadt en octubre pasado y se representó un mes más tarde en Barcelona.

A la palabra de Rosich, directa, restallante a veces como un latigazo, a la descripción descarnada de una ruina moral, a esta reflexión sobre la vejez, la soledad, el amor, o el miedo al fracaso, responde Charles con una música de extrema precisión, tan concisa como potente, emanada de tres voces solistas -contratenor (Cuzzoni vieja y derrotada), soprano (Cuzzoni joven) y barítono (el narrador Charles Burney)- y un cuarteto de cuerda. Todo está edificado sobre una especie de recitativo dramático continuo, en el que a veces se superponen los tres timbres, emparentado en ocasiones con un singular sprechgesang, alimentado desde abajo por una música viva, contrastada, con instantes para el lirismo, de raíz disonante y que aparece, aquí y allá, trufada por ideas barrocas provenientes de algunas obras de Haendel.

El Cuarteto Bretón -tres músicos de la Orquesta comunitaria y uno de la ONE- será la base instrumental en estas dos representaciones. El brasileño Gerson Luiz Sales es Cuzzoni mayor. Los otros dos personajes vienen servidos por los alemanes Sonja Gerlach y Werner Volker Meyer. La puesta en escena, del gallego Alfonso Romero, que maneja elementos irreales y simbolistas, es sencilla y de alto contenido dramático. La dirección musical está encomendada a Tobias Engeli. A. REVERTER


Gira española de la Orquesta de París
La Orquesta de París mantiene una excelente relación con su titular, el alemán Christoph Eschenbach, como pudimos comprobar en el Sigfrido de Wagner que se ofreció en El Escorial el verano de 2006. Ahora vuelven ambos a España, recién llegados del Musikverein vienés, para realizar una gira que les llevará el próximo domingo a Oviedo, el lunes 7 a Valencia, y el martes 8 a Valladolid. En la primera y la tercera cita brindarán la obertura El Carnaval romano de Berlioz, la suite Mi madre la oca de Ravel y la Sinfonía nº 9 (del Nuevo Mundo) de Dvorák, y en la capital del Turia, la Sinfonía nº 8 del compositor checo y la Sinfonía Lírica de Zemlinsky, sobre textos de Rabindranath Tagore, con dos excelentes solistas: la soprano Michaela Kaune y el barítono Matthias Goerne.


Tugan Sokhiev, en la Nacional
El joven maestro ruso Tugan Sokhiev es una de las figuras más impactantes de la dirección de orquesta de hoy. Está muy vinculado al Teatro Mariinsky de San Petersburgo, y es principal director invitado y asesor musical de la Orchestre National du Capitole de Toulouse, a la que ha insuflado una trepidante pasión. Nació en Vladikavkaz, Osetia del Norte, en 1977, y estudió en el Conservatorio Estatal de San Petersburgo. Fue alumno de Ilya Musin y posteriormente del gran Yuri Temirkanov, de quien muchos le consideran su más directo heredero. Sus producciones operísticas también han causado sensación. En el Teatro Real se pudo escuchar hace unos años su versión de El amor de las tres naranjas de Prokofiev. Para su presentación con la Orquesta y Coro Nacionales de España, los días 4, 5 y 6 en el Auditorio Nacional, ha escogido un brillante programa formado por autores de su país: las Danzas polovtsianas de la ópera El Príncipe Igor de Borodin, el Capricho español de Rimsky-Korsakov y la monumental cantata Alexander Nevsky de Prokofiev, en la que contará como solista con la imponente contralto polaca Ewa Podles.