Lorca vuelve una y otra vez a los escenarios. Por su poesía, por su teatro, por su vida… Y ahora también por su cine. Marta Pazos ha rescatado Viaje a la Luna de un proyecto pedagógico para adaptarlo a su impactante dramaturgia y para subirlo, este 3 de febrero, al escenario del Teatro Lliure. “La puesta en escena recoge la esencia del texto -explica la directora a El Cultural-. Un frenesí constante de imágenes y una invitación al público a dejarse llevar por su plástica”.

Viaje a la Luna es el único guion cinematográfico del autor de Bodas de sangre. Escrito en 1929 durante su estancia en Nueva York, es un ejercicio de réplica a Buñuel y Dalí tras el estreno de Un perro andaluz. “Coge como punto neurálgico uno de los símbolos que aparecen en la obra, la sangre, y desde ahí se derrama. El montaje proyecta un fluido que se vierte constantemente, que corre, que transita y que atraviesa pero que nunca vuelve a pasar por el mismo sitio”, añade Pazos.

"Soy una gran amante de los puzles. Este 'Viaje a la luna' lo he realizado sin caer en la tentación de añadir nada más". Marta Pazos

Oklahoma, 1989. En una mesilla de noche alguien encuentra un manuscrito. Se trata de Viaje a la Luna, un guion inédito de Lorca desaparecido durante 60 años. El texto había pertenecido a la viuda de Emilio Amero, pintor y director surrealista mexicano que conoció a Lorca en Nueva York. El poeta granadino escribió 72 secuencias a mano en un cuaderno rayado, regalo del propio Armero. El resultado: una sucesión de escenas surrealistas aparentemente inconexas pero que en realidad tejen una red de símbolos que conectan de lleno con el universo lorquiano: mujeres enlutadas, arlequines, niños que lloran…

“Ha sido un viaje trepidante porque el texto no responde a ninguna lógica a la que agarrarse -reconoce Pazos-. Nos hemos perdido muchas veces pero siempre nos encontrábamos en el texto. Lo utilizábamos como mapa. Nos apela al entendimiento y a la comprensión. Su ritmo es tan rápido que las situaciones se superponen”.

En este entramado onírico, las imágenes sexuales se combinan con imágenes violentas y animales maltratados, situaciones inquietantes y peligrosas, pero también aparecen flores y besos “cursis” de cine. En algunas secuencias el texto tiene apariencia de escritura automática o de primer borrador. En todo caso, no es un guion al uso. Aunque aparecen algunas indicaciones técnicas, el equipo de Pazos se ha enfrentado al guion como un texto literario de estilo onírico-surrealista.

Este Lorca, según la directora, es una invitación a escuchar, al entendimiento porque, como enfatiza, el 2020 no ha surgido de la nada: “Es el fruto de no escuchar a la naturaleza, de no escuchar a nuestros cuerpos. Es el fruto de la enajenación, de problemas que nos ha generado el propio sistema. Nos ha obligado a conectar con el silencio y con nosotros mismos para reconstruirnos y fabricarnos una piel nueva”.

Según Pazos, es el montaje que más quebraderos de cabeza le ha dado. "Afortunadamente, soy una gran amante de los puzles. Y lo he realizado sin caer en la tentación de añadir nada más”, reconoce la directora, que estrenará el 18 de febrero en el Festival Escenas do Cambio de Santiago de Compostela Sincro, su proyecto más íntimo.

@ecolote