B. Llorente, L. Jiménez y V. Ronda, en Rosario de Acuña. Foto: Marcos G. Punto

El CDN continúa su ciclo En letra grande con Rosario de Acuña: ráfagas de huracán, una obra de Asunción Bernárdez y Jana Pacheco en la que conectan a la autora del XIX con las ideas del feminismo actual.

Se entregó en cuerpo y alma al periodismo, el ensayo y la poesía. Dramaturga de cinco obras -entre las que destaca el éxito Rienzi el tribuno- y precursora del nature writing, Rosario de Acuña (Madrid, 1850-Gijón, 1923) dejó voz propia en la historia de nuestra cultura a través de una obra intensa en la que aparece como preocupación vertebral el papel de la mujer en la sociedad, especialmente la de clase obrera, y un nada reprimido fervor anticlerical.



Su biografía puede recibir cualquier calificativo menos el de convencional. Nieta de un médico divulgador de las teorías de Darwin en España, se divorció tras ser censurada por su mejor obra, El padre Juan, saboreó el exilio tras denunciar acoso en la universidad, coqueteó con la masonería, montó una granja avícola en Santander y transformó su afición a viajar en un místico ejercicio de amor por la naturaleza. Arrastró una enfermedad ocular hasta los 35 años que la obligó a recibir una educación especial -convirtiéndose en una mujer ilustrada- y finalizó sus días con un hombre diecisiete años menor que ella. Un auténtico huracán para los rígidos preceptos de la época.



Estas y otras cuestiones fascinaron a Asunción Bernárdez, autora del texto que la directora Jana Pacheco subirá al escenario del Teatro Valle-Inclán el próximo martes, 16, con un reparto integrado por Mariana Carballal, Lara Fernán, Beatriz Llorente, Lola Robles y Verónica Ronda. Todas serán Rosario de Acuña en diferentes etapas de su vida.



La acusaron de anticlerical y revolucionaria. La historia de Rosario de Acuña es ahora muy necesaria". Jana Pacheco

Pacheco (Madrid, 1985) -que ha dedicado buena parte de su producción teatral a indagar en el legado de grandes mujeres como Camille Claudel, Remedios Varo, María Zambrano y, en proyecto aún, María de Zayas- considera que los problemas que sufrió De Acuña siguen vigentes. "Sufrió la censura con la acusación de anticlerical y revolucionaria -señala a El Cultural-. En estos momentos vivimos en una sociedad donde la libertad de expresión está siendo fuertemente condenada. La historia de Rosario de Acuña es ahora muy necesaria porque desde el teatro tenemos la responsabilidad de luchar por la libertad de ideas. Vivimos un momento muy adecuado para recuperar a pensadoras como ella. Falta mucho por hacer pero los derechos que las mujeres hemos conseguido son fruto del esfuerzo de mujeres que, como Rosario, se dejaron la piel por una sociedad más justa e igualitaria".



De la Utopía a la distopía

La obra, con saltos entre presente y pasado, sigue la línea temporal de la vida de Acuña. Infancia y juventud, el gran éxito de Rienzi el tribuno en 1876, la radicalización ideológica y su obsesión final por regenerar la vida política y social de España son las fases que recoge Asunción Bernárdez en su texto. "He intentado mostrar -explica la autora- un paralelismo entre los problemas actuales de la gente joven y los que Rosario de Acuña ya tenía en su época. No he tratado la historia tal cual. Me han interesado más los puentes que hay entre entonces y ahora. Ella era una escritora utópica y la literatura del siglo XX es distópica. En resumen, hemos dejado de creer en la necesidad de sacrificarnos individualmente para conseguir un mundo mejor".