Dario Fo. Foto: Quique García

El Nobel italiano, a punto de cumplir 90 años, mantiene un ritmo creativo vertiginoso. Obras de teatro, ensayos, guiones televisivos... Aunque últimamente parece volcado en la narrativa. Ahora llega a España su segunda novela, Hay un rey loco en Dinamarca. El dramaturgo charla con El Cultural sobre ese frenesí artístico, la osadía del Papa Francisco, los refugiados...

El próximo 24 de marzo Dario Fo cumplirá 90 años. Un dato cronológico que no concuerda con su frenética actividad creativa, impropia de un inminente nonagenario. Dice que en los últimos años no se ha tomado ni un solo día de vacaciones. Y no miente. O no parece que lo haga. Le avala la cantidad de sus trabajos televisivos firmados para la RAI, los estrenos teatrales de sus últimas obras, las novelas publicadas... Un género en el que el dramaturgo italiano ha irrumpido tarde pero con mucho brío. A finales de 2014 publicó la primera de toda su carrera, Lucrecia Borgia. La hija del Papa, con la intención de cuestionar el cliché de mujer maquiavélica acuñado en películas y series de televisión sobre su controvertida familia. En Italia, además, acaba de lanzar Razza di zingaro, en la que reconstruye la vida de Johann Trollman, campeón de boxeo alemán cuyo origen gitano le condenó a los campos de concentración.



Habrá que esperar para leerla en español. La que sí se puede leer ya aquí es Hay un rey loco en Dinamarca (Siruela). Fo fija su atención en la figura de Cristián VII, monarca del país nórdico en la segunda mitad del siglo XVIII. Un personaje curioso y valioso. Fue uno de los paladines de la Ilustración en Dinamarca. "Bajo su reinado promovió una serie de reformas progresistas: la instrucción de su pueblo, la libertad de expresión y de prensa, la abolición de la esclavitud en las colonias...", explica Dario Fo a El Cultural, al otro lado del teléfono desde su casa de Milán. "Tuvo mucho mérito porque consiguió implantar todas estas medidas sin ejercitar la violencia, sin abusar de su autoridad. Consiguió persuadir de sus ventajas a nobles y grandes propietarios, en principio renuentes a asumirlas. Al final cedieron a sus razonamientos. Les convenció de que someter a sus trabajadores a la condición de siervos de la gleba era perjudicial para sus intereses. Si no les estimulaba ofreciéndoles un porcentaje del beneficio generado por su esfuerzo, jamás se ganarían su confianza, y en los momentos difíciles no contarían con su apoyo".



Es muy probable que Cristián padeciese esquizofrenia. Su conducta estaba marcada por bruscos altibajos. Alternaba fases de ternura con otras de agresividad, de sociabilidad con misantropía, de optimismo con abatimiento... Lo de ser rey, loco y danés es una suma de elementos que da como resultado un nombre celebérrimo del teatro: Hamlet. Da la impresión de que Fo hubiese querido homenajear a Shakespeare en el cuarto centenario de su muerte. "La verdad es que no", puntualiza. "Ha sido casualidad. Pero son obvios los paralelismos. A Cristián también le gustaba mucho el teatro. Y él mismo actuaba en algunos montajes. La escena le permitía ejercitar la sátira y la denuncia". Fue un gobernante muy querido. Durante sus crisis, la gente se acercaba al palacio real y le gritaba: "¡Cúrate, cúrate, te necesitamos!". Eran conscientes de que se había enfrentado a los intereses económicos para mejorar sus condiciones de vida.



Las gentes de Lampedusa han dado un ejemplo de solidaridad sin buscar aplausos o contrapartidas"

Dario Fo también percibe hoy esa dificultad para sacar reformas adelante. Reformas que nos protejan de la rapiña macrofinanciera. "Hay una cerrazón terrible consistente en el ansia de amasar dinero con una finalidad individualista o corporativista. Nuestros gobernantes y empresarios no entienden que la clave está en que ganemos todos. Se trata de involucrar a la gente, no quemarla. No tiene sentido que, cuando se hunde un banco, se salve al banco y se deje en la cuneta a los ahorradores. ¿Es que no se dan cuenta que la banca, sin personas que depositen su dinero en sus cuentas movidos por la confianza, no son nada? Es un ejemplo claro de absoluta ignorancia y carencia total de cultura civil".



La voz de Fo adquiere el timbre de la indignación, el mismo que ha entonado durante 20 años a la contra de los sucesivos gobiernos de Berlusconi. En esa trinchera tuvo como compañero a un erudito colosal, Umberto Eco, que tomó prestado el grammelot (lenguaje onomatopéyico propio de la sátira) del Mistero buffo de Fo para un personaje (Salvatore) de El nombre de la rosa. De hecho, Eco le pidió al dramaturgo que fuera él el que lo interpretara, pero Fo declinó al saber que le tenían que deformar el rostro con el maquillaje para darle un aspecto monstruoso. "No puedo prescindir de mi cara para actuar", apunta. Compartieron manifestaciones y debates. Ambos ha sido banderas de la izquierda ilustrada italiana. Un sector ideológico que, en principio, debería haber vivido con alivio el hundimiento del caimano (mote acuñado por Moretti) y la llegada al poder del Partido Democrático. No es el caso de Fo: "Este de ahora [se refiere a Matteo Renzi ] es peor todavía: más despiadado en cuanto a la falta de respeto y de humanidad. En política laboral, ha tomado el proyecto de la Confindustria [la patronal italiana] y lo ha puesto en práctica. No me extraña que en un año y medio haya perdido casi 20 puntos en los sondeos de credibilidad".



Un papista inesperado

Tampoco cree que el trato hacia la cultura haya mejorado en su país. "Berlusconi se quitó de en medio a cómicos, actores, artistas y productores críticos con sus políticas. Este presidente [evita de nuevo nombrarlo, en claro gesto de desprecio] es igual, también controla la televisión y es él en persona quién hace y deshace en ella. El poder mira con terror a la sátira. No soportan la crítica. Es decir, no soportan la verdadera democracia". Durante el régimen catódico berlusconiano, Fo pasó muchos años apartado de la RAI. Ahora le han permitido volver. En diciembre representó, en compañía de la actriz Paola Cortellesi, Callas, un viaje por la vida de la diva griega, a la que conoció cuando era sólo una veinteañera. Dos horas en directo frente a las cámaras, gesta que delata la energía que aún conserva el Nobel italiano.
El Papa dice las cosas a la cara, sabe pedir perdón por las indignidades internas de la Iglesia"


Un año antes estuvo también en la cadena pública para interpretar una nueva versión de Lu Santo Jullare Francesco, su homenaje al monje de Asís, que trufó de guiños cómplices hacia el sumo pontífice actual, por el que tiene debilidad: "Es un hombre con mucho coraje. Tiene la valentía de decir las cosas a la cara, de hablar con nombres y apellidos. Y si nos los menciona, lo hace de tal manera que todos sabemos a quienes se refiere. Además, sabe pedir perdón por las indignidades que hay dentro de la Iglesia". Esta defensa descoloca a su hijo Jacopo, que alguna vez ha dicho: "Nunca pensé que mi papá se haría papista".



Retratos de Fo de los personajes de Hay un rey loco en Dinamarca

De una investigación historiográfica de Jacopo Fo partió precisamente la última obra teatral de su padre, Storia proibita dell'America, que estrenaron en enero en Bolonia. Fo senior la ha escrito, la ha dirigido y también la ha defendido sobre las tablas. El autor lombardo repasa la historia de la irredenta tribu de los Seminole, asentada en el sur de Florida. "Su periplo contrasta con la imagen típica ofrecida por Hollywood de los indígenas norteamericanos, siempre derrotados. A ellos nadie los venció. Ni los conquistadores españoles, ni las tropas inglesas, ni el ejército estadounidense. Son un ejemplo de resistencia". Hoy, de hecho, disponen de un estatuto específico que les otorga cierta soberanía respecto a los Estados Unidos. "Pero quizá es más interesante su rechazo ancestral los prejuicios raciales. Aceptan a cualquiera que quiera formar parte de su comunidad. No les importa ni su procedencia ni su color de piel. Sólo exigen honestidad y que los nuevos integrantes se comprometan a luchar a su lado en caso de conflicto. Quería dar a conocer estos principios porque me parecen un ejemplo para la juventud, muy necesario en esta época en que vuelven a alzarse las fronteras".



Dario Fo tiene en mente las oleadas de refugiados que intentan llegar a una Europa poco receptiva. Como italiano, conoce de cerca este fenómeno. Lampedusa se ha convertido uno de los principales rompeolas de este peregrinaje desesperado. Y sus gentes, a juicio de Fo, en un ejemplo de solidaridad. En la última Berlinale, Gianfranco Rossi, ganador del Oso de Oro con Fuocommare, documental centrado en la tragedia de la isla mediterránea, propuso la entrega del Nobel de la Paz a sus habitantes, que suelen ser los primeros en socorrer a los inmigrantes. Una moción que Fo suscribe fervorosamente: "Han demostrado a toda Europa que se puede ser solidario y tolerante, sin buscar el aplauso o contrapartidas. Frente a tanta miseria, les hubiera resultado más sencillo mirar para otro lado, pero ellos sienten el deber civil de ayudar. Nos dan una oportunidad de sentirnos orgullosos de ser italianos, algo que últimamente no resulta fácil".



Franca me hacía mejor. Trabajo sin parar porque si paro no me mantendría en pie por el dolor"

Darío Fo sigue fiel al credo artístico por el que le dieron el Nobel. El jurado justificó el fallo en su continuidad de "la tradición de los comediantes medievales, que fustigaban el poder y restauraban la dignidad de los humildes. Con una mezcla de risa y seriedad abre nuestros ojos a los abusos e injusticias sociales". Ciertamente, el compromiso de Fo no ha sido domesticado. Desde que fundó su compañía junto a su mujer, Franca Rame, en 1958, no ha parado de incordiar. Al príncipe de los bufones italianos no le ha salido gratis su obstinada irreverencia. Su andadura artística remite a la de Boadella, aunque ideológicamente se encuentren en las antípodas (o eso parece). Los dos han sufrido arrestos y ataques. Dario Fo recuerda en su Nuovo manuale minimo dell'attore, recientemente publicado en Italia, cómo tenían que cachear ellos mismos a su público en los años de plomo (los 70). Era lo mínimo que podían hacer después del intento de voladura de la sala milanesa donde trabajaban, la Palazzina Liberty.



El dolor creativo

Pero Fo no pudo evitar que un grupúsculo de de ultraderecha secuestrase y violase a Rame en esa época turbulenta. Una herida que ella intentó cauterizar llevando la experiencia al escenario. Con Lo stupro conmocionó al público italiano y demostró su entereza. Ella falleció en 2013. Y esa herida sí que no tiene curación posible en el corazón de Fo. "Ella me hacía mejor: más generoso, más abierto, más creativo... Ahora sigo trabajando sin parar porque, si lo hago, no creo que pudiera mantenerme en pie por el dolor que siento".



@albertoojeda77