Alberto Zedda.

Este sábado podrá escucharse en el Palacio de la Ópera de A Coruña, ciudad muy rossiniana -recordemos el Guillaume Tell de hace cuatro años-, Ermione, una de las óperas más finamente delineadas del Cisne de Pésaro y perteneciente al grupo destinado al San Carlo de Nápoles. La serie la abrió La gazzetta en septiembre de 1816 y la continuó Otello tan sólo tres meses más tarde. Siguieron después Armida, Mosé in Egitto, Ricciardo e Zoraide, La donna del lago, Maometto o Zelmira. Fue el 27 de marzo de 1819 cuando el título del que hablamos vio la luz y dio nueva oportunidad de lucimiento a la soprano española Isabella Colbran, esposa del autor, que defendió la parte protagonista en esta azione tragica en dos actos sobre libreto de Andrea Leone Tottola; en realidad una adaptación de Andromaque de Racine.



La sombra de Gluck, dentro de una escritura muy a la francesa, planea en esta composición, muy original de planteamientos y realización. Es famosa la escena del segundo acto, en la que Ermione canta alternando ariosos con recitativos y con intervenciones del coro y tres de los otros personajes. Aquí está el germen de futuras arias de la locura, la de Lucia di Lammermoor o Puritani sin ir más lejos. En el gran papel principal, tomando a día de hoy el relevo de la Colbrán, figura en el reparto coruñés la norteamericana Angela Meade, una de las voces más interesantes de la actualidad por su metal, su extensión, su cuerpo y su densidad lumínica, provista de un atractivo vibrato. A su lado aparecen cantantes expertos en este repertorio, como Michael Spyres, Barry Banks, Marianna Pizzolato, Nicola Ulivieri y Francisco Pardo. El Coro y la Orquesta Sinfónica de Galicia actuarán bajo el sensible y nervioso mando del veteranísimo conocedor Alberto Zedda, a quien recordamos con esta obra en Madrid hace ya muchos años.



Quien esté en la ciudad gallega por esas fechas puede aprovechar para ver en el Teatro Rosalía de Castro, el día 9, un recital del barítono alemán Matthias Goerne, antiguo discípulo de Fischer-Dieskau, un gran liederista, de estilo impecable y, eso sí, emisión notablemente engolada. En el programa figuran páginas de Schubert, Brahms, Wolf, Shostakovich y Berg. Un amplio muestrario que exige variedad de registros, matices singulares y adecuada entonación. Al piano un colaborador habitual del cantante, Alexander Schmalcz.