Pablo Messiez, uno de los activos de este A-creedores de Claudia Faci

Un ajuste de cuentas entre una mujer, su ex marido y su actual pareja es la espoleta argumental de A-creedores, una obra basada en el clásico de August Strindberg que la directora Claudia Faci (Lille, 1966) ha llevado a su terreno: el de la experimentación. Estrenada por primera vez en Copenhague en 1889 y calificada por el propio autor como una "tragicomedia en una acto y en prosa", Acreedores pertenece a la etapa naturalista del autor sueco y está estructurada en tres cuadros que se suceden sin solución de continuidad. "La obra nos sirve -explica Faci- para activar una serie de cuestiones sobre cómo nos construimos a través de la mirada y cómo la idea de verdad es, sobre todo, una puesta en escena". El juego que propone la coreógrafa y bailarina (creadora de Nur Für Dich bajo el seudónimo de Klara von Hiummer ) es un juego de espejos con lo que se puede ver y con lo que no desde la visión del testigo: "Ya que nos hemos establecido de pleno en la representación y ya que nuestra inteligencia se somete casi por completo al lenguaje, al menos llevemos a cabo prácticas que nos convoquen a la sensibilidad".



Protagonizada por Pablo Messiez, Fernanda Orazi y la propia Claudia Faci, este A-creedores, que podrá verse hasta el 29 de marzo en la Sala Pradillo dentro del Festival de Otoño a Primavera, es una acción, algo que se hace en el momento y en el espacio concretos en los que tiene lugar la cita entre espectadores y artistas. Es, para Faci, decididamente efímera y está profundamente unida a su propia desaparición. "Hacer la obra consiste en crear las condiciones para la acción. No se trata de un ejercicio de disección en el que se exponen las partes como realidades aisladas para su análisis sino más bien de un intento de liberar la acción de la peripecia obligada del drama clásico y de la exhibición de los caracteres psicológicos". Así es como en la puesta en escena aparecen múltiples focos, ritmos y tiempos que dejan espacio para que cada cual se haga cargo de su propia experiencia y de su posición dentro del montaje.







"No ignoramos que el material con el que trabajamos es un texto escrito para ser representado en un escenario -explica Faci-, pero este hecho no nos obliga a quedarnos atrapados en la economía establecida por el espacio teatral. El reto consiste en conseguir que la obra trascienda el propio edificio del teatro y que se despliegue como una acción múltiple que se sucede simultáneamente en varias direcciones". Así es como Claudia Faci, que presentó este montaje en la pasada edición de Temporada Alta, nos lleva a un mundo de literatura, filosofía y teatro dando respuesta a sus inquietudes personales a través del repertorio como herramienta: "No se trata de proponer una reflexión afinada sobre la obra original, ni siquiera de actualizar el texto de Strindberg. Se trata de hacer la obra sin entenderla como un resto arqueológico".