El Cuarteto Quiroga.

El joven cuarteto tocará durante los próximos años los dos violines, la viola y el violonchelo custodiados en el Palacio Real | Este miércoles ofrecerá el primer recital abierto al público con estos instrumentos de incalculable valor




La joya musical de la corona española es sin duda un conjunto de cuerda compuesto por cuatro Stradivarius. Concretamente: dos violines, una viola y un violenchelo. Su valor es incalculable. Hay que tener en cuenta que en el mundo habrá unas 650 piezas firmadas por el maestro Antonio Satradivari (se afirmá que de su taller de Cremona salieron alrededor de 1.100). Son muy codiciados por la extraordinaria fuerza y riqueza de su sonido, sin parangón entre otras marcas. En el mercado cada uno puede alcanzar un precio de varios millones de euros.



Los custodiados en el Palacio Real tienen además varias peculiaridades que disparan su valor fuera de los límites de lo computable. "Satradivari los fabricó para que fueran tocados por un quinteto, con un color sonoro común", explica Álvaro Guibert, asesor musical de Patrimonio Nacional. Es decir, su idea era que sonasen en conjunto, así que tuvo en cuenta la sonoridad individual de cada uno para que se complementasen a la perfección. Ahí estriba su singularidad. Es cierto que hay formaciones de cuerda que combinan varios Stradivarius pero estos no fueron alumbrados ex profeso para tañerlos por un mismo grupo.



Es lo que va hacer precisamente el Cuarteto Quiroga este martes y el miércoles en el Salón del Columnas del Palacio Real, espacio histórico donde España firmó el acta de adhesión a la Unión Europea. El primer concierto tiene un carácter institucional y sólo pueden asistir invitados. Hasta ahora esta era la única manera de poder escuchar los Stradivarius. La novedad es que el del miércoles estará abierto al público. La entrada cuesta 11 euros y se puede adquirir en www.patrimonionacional.es. Para esta ocasión ya está todo el papel vendido pero el próximo 22 de noviembre se ofrecerá otro recital con los mismos protagonistas, también accesible a cualquiera que pase por taquilla.



"La idea es que este cuarteto pueda familiarizarse con los Stradivarius. Sólo así es posible extraerles toda su riqueza y su coloratura. Eso sólo es posible si te tocan muchas veces", comenta Guibert. El Cuarteto Quiroga, nacido en la Escuela Reina Sofía, gozará de la oportunidad de empuñarlos durante los próximos años con cierta continuidad. "Ellos y el Cuarteto Casals son los mejores cuartetos que hay en España. Son dos formaciones que pueden tocar en Viena a Mozart o Haydn y sacar pecho. Su nivel es síntoma evidente del avance estructural (en cuanto a orquestas, auditorios...) experimentado por la música en España en los últimos 20 o 30 años". De todas formas, el Cuarteto Quiroga no tendrá un monopolio exclusivo sobre los Stradivarius reales. También habrá otros cuartetos invitados.



Decíamos que Stradivari los alumbró con la intención de que sonasen en un quinteto. En el año 1772 Carlos III compró para su hijo (el que luego se convertiría en Carlos IV, que tocaba el violín en un conjunto de cámara) exactamente dos violines, un violonchelo y dos violas. Lo que sucede es que estas últimas desaparecieron durante la rapiña de nuestro patrimonio perpetrada por las tropas napoleónicas. Una la pudo recuperar en 1951 el Estado español tras pasar por diversas colecciones privadas. Y de la otra no ha vuelto a haber noticia. Una desgracia. Porque este conjunto de instrumentos, cuya fabricación está datada entre los últimos años del siglo XVII y los primeros del XVIII, además incorpora otro detalle que los hace todavía más valiosos: "Los filetes está decorados con incrustaciones en marfil. Y los aros tienen dibujos con tinta negra: grecas, arabescos...". Sólo quedan 11 en todo el mundo con este tipo de ornamentación.