Israel Elejalde y Lola Casamayor en Doña Perfecta. Foto: David Ruano.

Llega hoy al Teatro María Guerrero Doña Perfecta, una adaptación de la novela de Galdós en versión de Ernesto Caballero. El director del CDN ha despojado de tinta un texto que muestra "nuestra querencia a la confrontación".

El sectarismo ideológico, los dogmas de la religión, el rechazo a cualquier modelo de progreso, la reivindicación sentimental del territorio y la ausencia de responsabilidad individual y colectiva son algunos de los temas de ineludible actualidad que Ernesto Caballero (Madrid, 1958) ha rescatado de Doña Perfecta, de Galdós, para debutar como director escénico estando al frente del Centro Dramático Nacional.



A pesar de ser una novela, Caballero destaca su carácter teatral. El propio Galdós y la compañía de María Tubau la llevaron al escenario del Teatro Español en 1896: "Fue una adaptación muy sujeta a las convenciones del teatro de la época y en la que buena parte del aliento narrativo del original queda apagado, o cuando menos constreñido, por una trama efectista y convencional".



Por eso, la versión que ha preparado el director para su estreno hoy en el Teatro María Guerrero ha salido directamente del texto de la novela a través de un esquema acorde con la sucesión de capítulos del original: "En este apasionante proceso hemos podido constatar algo que intuíamos desde el principio, que en la narrativa de Galdós, tan abundante de enjundiosos diálogos, se encuentra encriptado un enorme potencial escénico".



Caballero se ha enfrentado a esta Doña Perfecta a través del estilo del relato, "casi de cuento gótico", señala, y eliminando algunos personajes secundarios. También ha utilizado un giratorio para sugerir la idea de recurrencia en el tiempo apostando por una atrevida evolución temporal en el vestuario que parte de nuestros días y concluye en el siglo XIX. "Me he limitado -puntualiza el autor de Tierra de por medio- a tratar de servir fielmente la historia, renunciando también a los fragmentos más retóricos o librescos para evitar el sabor a tinta en boca de los personajes".



Protagonizada por José Luis Alcobendas, Lola Casamayor, Alberto Jiménez e Israel Elejalde, la obra del autor de Electra tiene, para Ernesto Caballero, otras connotaciones más concretas con la actualidad. Por ejemplo, con la subida del IVA: "Tiene mucho que ver con Doña Perfecta. Es el ejemplo ‘pavorosamente significativo' de la escasa consideración de la cultura como patrimonio esencial que, como es la nuestra, adolece de graves problemas de cohesión. Resulta muy tedioso reiterar lo evidente: la cultura y la educación no son un gasto. Quienes sostienen la industria del teatro son básicamente las compañías y productoras, pymes todas ellas, que están sufriendo los embates de una legislación claramente hostil".



Y de su compromiso con la realidad a su continuo compromiso con el teatro. Para la temporada que viene tiene previsto un nuevo estreno en el CDN aunque aún no ha decidido su título. "Eso sí, será otro texto de algún otro autor español de referencia. Tal vez Valle, Lorca, Max Aub o Jardiel. Quiero volver al teatro más reciente después de abordar nuestros grandes pilares".