Image: Paolo Pinamonti

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Escenarios

Paolo Pinamonti

“La música es salvaje y se alimenta del directo”

21 septiembre, 2012 02:00

Paolo Pinamonti. Foto: Sergio Enríquez-Nistal.

No por casualidad el nuevo director del Teatro de la Zarzuela tiene pasaporte extranjero. Paolo Pinamonti quiere que el patrimonio lírico español se mire en Europa. Y para garantizar su futuro ha creado un Centro de Interpretación. Esta tarde inaugura la temporada con Falla.

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  • Antes de conceder entrevistas, Paolo Pinamonti (Venecia, 1958) las hacía. Su primer cuestionario iba dirigido a John Eliot Gardiner y recuerda que casi se queda sin pilas en la grabadora. "Fue horrible. No paraba de hablar y hablar...". Esta mañana soleada de septiembre le toca a él explicarse en calidad de nuevo director del Teatro de la Zarzuela, el primero con pasaporte extranjero en sus 156 años de historia. Quizá por eso, y a pesar de su fluido castellano, se disculpa. "He pasado el verano en Vicenza y he perdido algunas palabras por el camino". Enamorado de la cultura española desde que descubriera a Falla en La Fenice y, más tarde, en los archivos de Granada, lo único que echa de menos de Italia es -ecco- el café. "Me es difícil encontrar un sitio donde lo preparen bien", se lamenta. "Sólo en el Arrivederci de la calle Fuencarral lo hacen como a mí me gusta". El que sirven en la terraza del Hotel Urban tampoco desmerece. "Pero es que con estas vistas todo sabe rico...".

    Hace unas semanas que se instaló en un piso céntrico, a cinco minutos andando de su despacho, pero ya reconoce, entre las azoteas de la Gran Vía, la Minerva vigilante, las cuadrigas del edificio BBVA, la Victoria Alada del Metrópolis y, del otro lado, la Iglesia de San Sebastián y los tejadillos de Lavapiés. "Madrid le debe su magia y su encanto a esa doble dimensión. Es cosmopolita y castiza al mismo tiempo, una potencia cultural que ha sabido mantener su carácter de barrio, con la gente haciendo vida en las calles". Cuando no va a la Filmoteca le gusta apearse en una estación de metro cualquiera. "Hace poco descubrí en una librería de segunda mano una edición descatalogada de Lola la comedianta, de Lorca, a la que Falla iba a poner música. Pienso hacer algo con ella...". Veterano musicólogo y melómano insaciable (no sólo de reliquias, también de David Byrne y Brian Eno), reniega sin embargo de su colección de cedés: "La música no puede vivir en la cautividad de las grabaciones legendarias. Es un animal salvaje y se alimenta del directo. Se llame como se llame el director".

    Como su predecesor, Luis Olmos, Pinamonti se ha propuesto seguir llenando la sala al 96%, pero no se engaña. "La zarzuela tiene que mirarse en Europa. Allí nadie considera el casticismo un reflujo de la dictadura franquista, como ciertos jóvenes e intelectuales españoles". Para el gestor italiano, el desprecio patrio a nuestro folclore no es, en cualquier caso, un fenómeno reciente. "Ya en su Viaje a España Gautier se quejaba de que cuando entraba en los salones de la alta burguesía granadina se tocaban valses y polcas cuando él lo que quería escuchar era flamenco".

    Esta tarde, Juanjo Mena y la Orquesta de la Comunidad de Madrid abrirán la temporada con ¡Ay, amor!, que fusiona El amor brujo y La vida breve de Falla. "No podemos obviar la importancia que tuvo el cante jondo, tan presente en estas dos obras, en la música culta europea. Escuchando a Rimsky-Korsakov entiendes que el folclore español supo dar respuesta a la crisis del lenguaje tonal. Por eso a Falla hay que alinearlo con Bartók y Stravinski". El montaje, estrenado en 1995, lleva el sello del mítico Herbert Wernicke, fallecido en 2002, y está inspirado en las pinturas de Julio Romero de Torres. "Me interesa el regietheater de directores como Krzysztof Warlikowski y Peter Brook, que conocen la dramaturgia intrínseca de la música, pero no los enfants terribles abonados a la provocación".

    Con Viento es la dicha de amor de José de Nebra, que dirigirá en mayo Alan Curtis, se renueva la apuesta por la recuperación del repertorio barroco. "Nuestra idea es invitar a historicistas de la talla de René Jacobs a dirigir conjuntos españoles, como la Orquesta Barroca de Sevilla, al tiempo que especialistas como Eduardo López Banzo y Emilio Moreno nos ayudan a potenciar en el extranjero el patrimonio lírico español". Con la emoción y los nervios, se le escapa una primicia. "Hemos conseguido la partitura manuscrita en castellano que Giménez hizo a partir de la Carmen de Bizet. Será un bombazo...". También tiene pensado reunir en un mismo libreto en castellano La princesa amarilla de Saint-Saëns y Entre mi mujer y el negro de Barbieri.

    Prohibido no cantar

    Es una realidad que fuera la zarzuela se ve con otros ojos. Según el Centro de Documentación y Archivo de la SGAE, el número de producciones en el extranjero se ha duplicado en la última década. "Razón por la cual estamos trabajando ya en diferentes fórmulas de coproducción con el Théâtre du Châtelet de París, el Festival de Aix-en-Provence y también con algunos teatros latinoamericanos". El 95% de las zarzuelas que se interpretan en el mundo proceden de los estudios críticos del Instituto Complutense de Ciencias Musicales de Madrid que lleva Emilio Casares, a quien considera su "consejero oficial".

    Para Pinamonti lo que diferencia a la zarzuela de la opereta vienesa o la opéra-comique francesa es su proximidad al público. "Afortunadamente, la zarzuela aún no se ha museificado. La prueba está en que no existe esa mediación cultural tan severa de la ópera. Aquí la gente canta sin problemas durante las representaciones". Una experiencia, según él, sólo comparable a las veladas de ópera de la Italia de principios del siglo XX. "Me recuerda a las historias que me contaba mi abuelo sobre el legendario Gino Bechi, cuando el teatro popular estaba libre de reproches y las emociones primaban sobre el conocimiento".

    Además de la ampliación del repertorio (entre más de 11.000 títulos) y la difusión internacional, el capítulo más ambicioso de su proyecto será la creación de un Centro de Interpretación de la Zarzuela, donde se formará a nuevas generaciones de artistas. Al final del curso participarán en una gira de La Reina mora. De las clases se encargarán la mezzo Teresa Berganza y los directores Emilio Sagi, José Carlos Plaza y Jesús Castejón. "Queremos crear una cantera de voces entrenadas en las particularidades del género. Porque, al igual que no se puede cantar Rusalka sin saber una palabra de checo, no se puede hacer La chulapona sin ciertos conocimientos".

    Será la primera vez que el Teatro de la Zarzuela retransmita sus estrenos vía streaming en los campus de algunas universidades (como parte de su material docente) y pronto contará con un canal de televisión propio que ofrecerá conferencias en torno a la programación. "Queremos que los jóvenes pierdan el miedo a la zarzuela. Lo difícil es que lleguen a cruzar el umbral de la puerta. Cuando eso sucede sabemos que volverán".

    No le asusta al gestor italiano tener que hacer frente a un 36% de recorte presupuestario la próxima temporada. "Desde que mi compatriota Cavalli asumiera la gestión del San Cassiano en 1639 no existe en el mundo un teatro lírico autosostenible. Es una ley de la naturaleza. Por otro lado, la Zarzuela es un teatro pequeño y dinámico. En tiempos de crisis, prefiero conducir un utilitario que un Ferrari".