Mauricio García Lozano

El director mexicano Mauricio García Lozano dirige la tercera Antígona que presenta en agosto el Festival de Mérida, protagonizada por Marta Etura.

Sófocles tal cual", responde Mauricio García Lozano (México DF, 1970) cuando se le pregunta por las diferencias entre la Antígona que estrenará en el Teatro Romano de Mérida y las dos que le han precedido en la edición del Festival extremeño de este año. Y es que frente a las anteriores, situadas en la Guerra Civil española y los comienzos del siglo XXI, el director mexicano ha optado por recurrir al original, el escrito hace más de 2500 años.



"Yo, como Ernesto Caballero, que ha hecho una versión muy hermosa, no veo necesario alterar nada porque, como dice Steiner, Antígona reúne las cinco grandes confrontaciones de toda la historia de la humanidad". Para el crítico y para García Lozano esas "cuestiones cabronas son las peleas entre jóvenes y viejos, hombres contra mujeres, vivos frente a muertos, individuos contra sociedad y dioses contra humanos". A eso añade otros dos factores, la poderosa presencia de la muerte durante toda la obra como un acto cruel e injusto y el ritual del teatro griego que la hace inigualable. Esto último es lo que quiere conseguir en el imponente escenario romano de Mérida, "una comunión con el público, en la que los actores sean los oficiantes de una auténtica misa irrepetible, que es lo que debe ser siempre el teatro", continúa.



García Lozano ha ha sido actor, sonidista y director con su compañía Teatro del Farfullero con la que ha montado textos de Mammet y Fo, entre otros. Es profesor en Canadá, donde también ha dirigido a autores francófonos y ha estudiado piano, lo que le ha llevado a dirigir ópera. Su último trabajo ha sido The fairy Queen de Purcell, una obra que estuvo el pasado febrero en el Palau barcelonés con gran éxito y con la que volverá a España para una gira el próximo año.



Debut teatral

Para su primer trabajo teatral en nuestro país, el director ha reunido un reparto encabezado por Marta Etura y Antonio Gil y un doble coro, la única variación respecto al original de Sófocles. "Hemos convertido el coro de ancianos tebanos en uno de hom- bres sabios vivos y otro de mujeres muertas. Así hay una nueva dialéctica que nos permite profundizar en todos los conflictos de la obra".



El montaje, además, cuenta con la presencia de la directora del Festival, Blanca Portillo, en el papel del ciego Tiresias, a la que el director considera "una fuerza de la naturaleza capaz de transformar todo con un gesto". Como hace Antígona en la obra.



"Antígona, con apenas dos palabras, monta una reacción en cadena tan fuerte como la que hace el uranio 235 al fisionar, que ha afectado a la política, la sociología, la metafísica, la biología... Y eso 500 años antes de Jesucristo", explica, asombrado del poder del gesto de la heroína griega, ante la que se rinde: "Es que es muy telúrica, muy tribal, con una fuerza que la hace ser muy poderosa, pese a que es así de chiquitita, de que parece insignificante". Algo así como "una soprano muy melódica pero con una textura de notas desgarrada, como la Salomé de Strauss o la Lulú de Berg", dice.



Su formación musical le lleva a relacionar todo con la música. "Creo que el texto, la interpretación de los actores... forman parte de una partitura musical en la que cada parte cobra un valor determinado". Por eso le gusta comparar su trabajo de director teatral con la de responsable de una orquesta, una persona que debe "llegar al comienzo de los ensayos con una idea clara de la obra, pero que debe estar muy atenta para escuchar a todos los músicos, sintonizar todas sus energías y conducirlas de manera armónica, sin llegar a ser un dictador".



Para eso ya está Creonte.