Image: Nuevo Modelo de Teatro de Enrique Jardiel Poncela

Image: Nuevo Modelo de Teatro de Enrique Jardiel Poncela

Escenarios

Nuevo Modelo de Teatro de Enrique Jardiel Poncela

El invento permite rápidas sucesiones de decorados

9 julio, 2010 02:00

Uno de los dibujos de Jardiel para ilustrar la tramoya.

Jardiel Poncela ideó y patentó su teatro utópico: un inmueble con un sistema de tramoya que permite puestas en es escena a ritmo cinematográfico y que solventa una fórmula de representación que él creía "agotada". El Cultural rescata y publica los diseños inéditos que el mismo autor dibujó.

La enérgica personalidad y el genio de Enrique Jardiel Poncela le llevó a impulsar proyectos teatrales y artísticos que trascienden su figura de autor de comedias de éxito y maestro del humor. Prolífico escritor, empresario de teatro, productor y director de películas, actor y letrista, periodista... también desarrolló inventos relacionados con el cine y el teatro. Por ejemplo, los "celuloides rancios", un experimento que consistía en sonorizar películas mudas con chispeantes diálogos que variaban el argumento original; tuvieron tanto éxito en los años treinta como el que en tiempos más recientes obtuvo Florentino Fernández en televisión al doblar escenas de películas imitando a Chiquito de la Calzada.

Uno de los inventos más peculiares que llegó a patentar fue el de su "teatro ideal", cuyos planos inéditos, acompañados por una detallada memoria de su funcionamiento, son obra del propio Jardiel y revelan también sus facultades para el dibujo y la arquitectura. El proyecto, casi desconocido, ha sido rescatado por El Cultural gracias a la colaboración de Enrique Gallud Jardiel, su nieto y hoy guardián de los planos.

Retos escenográficos
El diseño del teatro responde a algunos de los desafíos que plantean las obras de Jardiel, las cuales suelen contar con grandes elencos y numerosos decorados; dificultades que hoy en día se solventan gracias a la tecnología, pero que preocuparon al autor. En su época, ya era un convencido de que había que renovar las posibilidades escenográficas que ofrecían los teatros: "El teatro representado en escenarios inmóviles y fijos está prácticamente agotado a estas alturas", escribió.

Patentó su invento con el nombre de "Nuevo sistema de maquinaria escénico-teatral que permite la transformación y permutación rápida de múltiples escenarios premontados". La idea, según explica su nieto, "incluye escenografías que se mueven no sólo horizontal, sino también verticalmente. Además, al estar colocadas en un circuito que rodea el patio de butacas, el espacio total necesario en el teatro es mucho menor que en otros sistemas de escenarios móviles. El escenario evita la forma de cuña y dota así a la escenografía de mayor profundidad".

El circuito horizontal, especie de anillo giratorio que circunda el patio de butacas, va por raíles y permite que se monten de quince a veinte decorados, que a su vez pueden combinarse con un montacargas vertical que facilita decorados del tamaño de la embocadura del escenario.
Jardiel perseguía con el invento "dotar a la comedia de más velocidad, posibilitando el paso de un escenario a otro sin solución de continuidad", añade Gallud Jardiel. Precisamente, para no aminorar el ritmo de sus comedias, el autor ya había "abogado por la supresión de entreactos, que rompía el ritmo de la obra. Y con su invento intentó reforzar el arte escénico de su tiempo, que tenía que competir con el cine".

Expandir olores
En la detalla memoria que escribió explica que su teatro es "totalmente original" y "entre los escenarios móviles existentes hasta el momento en el mundo no existe ninguno de características parecidas". Entre las ventajas que señala frente a los teatros convencionales, dice que se utiliza mucho menos terreno y también permite el montaje de numerosos escenarios de ilimitadas dimensiones.

Presentaba otras innovaciones como un sistema de refrigeración y calefacción que permitía hasta expandir olores por el patio de butacas para ambientar las representaciones, y una concha longitudinal extendida a lo largo del escenario que facilitaba la cercanía del apuntador a los intérpretes. El proyecto no sólo se refería a la sala escénica, sino que era un edificio que incluía viviendas en los pisos superiores "para el personal y alquilables" y también un garaje subterráno.

Sobre si los contemporáneos de Jardiel vieron este proyecto como algo plausible o un delirio de su autor, su nieto es tajante: "Era perfectamente viable, como indicaron varios ingenieros que lo estudiaron en detalle". Su amigo Jacinto Benavente, que conoció las maquetas que le mostró el mismo Jardiel, llegó a escribir en la prensa que el "invento alarga en cuatro siglos la vigencia del teatro. Porque con este teatro nacerá una nueva técnica para escribir. Las acotaciones se hacen elemento dramático y la palabra ya no tiene que aprisionarse en las tres unidades clásicas".
El autor diseñó el invento en 1949, casi al final de su vida y cuando las deudas le tenían asfixiado económicamente y su mala salud muy debilitado. Intentó que su idea tomara cuerpo, pero fue en vano. Gallud Jardiel explica que "el proyecto era indudablemente caro y fuera del alcance de empresas privadas. Se pensó en que lo subvencionara un organismo oficial. Jardiel envió el proyecto al alcalde de Madrid (José Moreno Torres), para que lo considerara, pero ni siquiera obtuvo una respuesta. Las autoridades no supieron ver la innovación que el proyecto suponía o no tenían especial interés en la mejora del teatro en nuestro país". En su opinión, "el sistema hubiera posibilitado que bras de Shakespeare o Calderón se hubieran montado en el teatro con efectos que sólo el cine puede permitirse".