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En el verano del año 2000, sucedió en España un fenómeno mediático con eminente fondo musical machacón que no había ocurrido antes y que tampoco se repetiría después.

De repente, el centro de la televisión comenzó a estar poblado por unas criaturas de cuestionable talento artístico que no parecían seguir ninguna regla establecida del mundo del espectáculo para convertirse inmediatamente en unos famosos muy fuera de los cánones habituales.

A este fenómeno tan particular se le llamó tamarismo por Tamara, una cantante insólita que apareció de la nada. Siempre iba acompañada de su madre Margarita Seisdedos y estuvo meses en lo más alto de las listas de éxitos con una canción llamada No Cambié, un himno discotequero friki e hipnótico del que casi todo el mundo se reía, pero que nadie podía quitarse de la cabeza.

Una canción que generó trifulcas, traiciones, venganzas y una auténtica guerra campal en estercoleros televisivos como Crónicas Marcianas o Tómbola. Sus diversos protagonistas vivieron un culebrón mediático ante millones de personas cada noche mientras se insultaban por los platós de televisión o incluso inauguraban fruterías de barrio.

Cada uno defendió su versión de los hechos como pudo y regaló a la audiencia algunos de los momentos televisivos más surrealistas y kitsch de la cultura popular nacional.

Todo este fenómeno tan inédito y particular ha sido capturado de manera sorprendentemente fascinante en Superestar, la nueva serie de 6 capítulos producida por Javier Ambrossi y Javier Calvo y disponible en Netflix a partir del 18 de Julio.

Y es que solo un cineasta inclasificable y sin complejos como Nacho Vigalondo podría liderar esta ficción reimaginando el tamarismo desde el mismo corazón de sus protagonistas para dotarlos de la dignidad y la ternura que les fue negada desde el mismo momento de su irrupción.

Codirigida por Claudia Costafreda, la serie cuenta con un magnífico reparto principal (y aparte de los numerosos cameos) compuesto por Ingrid García-Jonsson interpretando a Tamara, Secun de la Rosa como Leonardo Dantés, Carlos Areces como Paco Porras, Julián Villagrán como Arlekín, Natalia de Molina como Loly Álvarez, Pepón Nieto como Tony Genil y Rocío Ibáñez como Margarita Seisdedos.

Superestar está llamada, sin duda, a ser la serie de producción nacional más diferente de este 2025.

Pepón Nieto (Tony Genil), Ingrid García-Jonsson (Tamara) y Secun de la Rosa (Leonardo Dantés) en 'Superestar'. Foto: Carla Oset

El Cultural conversa con Vigalondo sobre este proyecto tan irreverente y radicalmente opuesto al resto de biopics musicales nacionales en formato serie que pueblan actualmente las plataformas de streaming.

Pregunta. ¿Como surge su implicación en este proyecto?

Respuesta. De manera muy sencilla, los Javis tenían esta idea sobre la serie de Tamara pergeñada con Netflix y me llamaron para hacerla. Desde el principio ellos me dijeron de forma muy clara que no hiciese nada que no me apeteciese hacer o que me quitase la ilusión de ir a rodar cada día y de esta manera tomamos la decisión de jugar constantemente. Esta energía es una cosa que llevo aplicando a mis últimos trabajos y espero que siga radicalizándose en el futuro.

»Los Javis son dos personas con las que tengo mucha complicidad creativa y además creo que para un cineasta, tener a otro cineasta vigilando cerca es, en cierta forma, necesario. No tengo alergia a las correcciones siempre y cuando lleguen de un buen sitio y desde los Javis siempre es un sitio muy fiable.

P. Cada capítulo está centrado en un personaje y da la impresión de que Tamara/Yurena es el personaje central sobre el que orbitan el resto de personajes en torno a ella.

R. Uno de los temas del tamarismo fue ver cómo esos personajes orbitaban obsesivamente alrededor de ella y su éxito, es un poco como el personaje de Orson Welles en El tercer hombre, al que nadie puede dejar de tenerlo presente aunque para algunos sea un héroe y para otros un villano. Hemos intentado en cada historia alcanzar una verdad dentro de cada uno de los personajes aunque sea a través de la mentira y la fantasía.

Nacho Vigalondo como trasunto del presentador de 'Crónicas marcianas', Javier Sardá. Foto: Carla Oset

P. El resultado es francamente espectacular y la serie da la impresión de ser un contenedor gigante donde conviven todo tipo de referencias: desde el costumbrismo nacional de Almodóvar o Álex de La Iglesia pasando por el humor chanante, pero también la fascinación perturbadora de un Harmony Korine o incluso un David Lynch en versión cañí.

R. Establecimos desde el principio un método creativo muy libre, ha sido un trabajo colectivo con mucha gente en el que tampoco éramos muy conscientes de ese baile de referencias. Por supuesto me encanta el cine de Harmony Korine y entiendo perfectamente lo que dices, pero quitando mas allá de alguna broma sobre cómo he titulado los capítulos, en el trabajo diario no hemos manejado ningún listado de guías, todo ha sido muy espontáneo y libre.

»Imagínate cómo ha sido para Claudia Costafreda y para mí repartirnos el trabajo y tener la cabeza bien colocada sabiendo lo que tocaba hacer cada día. ¡La serie no parece hecha por dos personas sino por seis! Creo que los capítulos se perciben como un todo y nadie puede detectar si los he hecho yo o Claudia Costafreda, que hemos dirigido tres cada uno. Ha habido mucho tiempo de por medio y nos ha servido para poder depurarlo todo.

P. Llama mucho la atención para bien el grado de dignidad, ternura y comprensión que han desplegado en los personajes, sobre todo en los de Tamara y Leonardo Dantés.

R. A partir de cierto grado de delirio, como pasó con el fenómeno del tamarismo, se da por hecho que si vas a hacer una sátira será a costa de estos personajes. Hubiese sido fácil hacer sangre de todo ello y hemos querido hacer todo lo contrario, tener un especial cuidado de que cada capitulo pretenda ser contado desde dentro de los personajes y no desde una mirada condescendiente o despectiva.

»Llevo días notando en redes el mismo desprecio que se le hizo en su momento a estos personajes y que se está avivando con el estreno de la serie. Me dicen constantemente que esta gente no merece una revisión de ficción, pero entonces ¿quién la merece? ¿Un narcotraficante? ¿Un criminal? ¿Un corrupto famoso? Parece que la gente que ha sido famosa de modo poco común no merece esto y me parece demencial.

P. ¿Ha tenido la oportunidad de hablar con todas las personas implicadas?

R. Hemos podido hablar con todos y yo personalmente ya tenía una relación con Leonardo Dantés por su entrevista en mi programa Los Felices Veinte. Además le pedí una canción para el final de la serie. Aunque Leonardo, que parece el más sensato y accesible de todos, también tiene algo en clave de Jekyll y Hyde que se puede percibir en cómo planteamos su capítulo.

»También ha sido muy bonito tener de cerca de Tamara/Yurena durante el proceso, verla completamente emocionada con el resultado y cómo ha entendido determinadas bromas a la perfección como lo de convertir la figura del famoso ladrillo, que supuestamente llevaba su madre siempre dentro del bolso, en una analogía visual del amor que hay entre ellas.

De izquierda a derecha, Julián Villagrán (Arlekín), Natalia de Molina (Loly Álvarez), Rocío Ibáñez (Margarita Seisdedos), Ingrid Garcia-Jonsson (Tamara), Secun de la Rosa (Leonardo Dantés), Pepón Nieto (Tony Genil) y Carlos Areces (Paco Porras), en una foto promocional de la serie.

P. También da la impresión de que ha tenido que ser un rodaje cuanto menos divertido…

R. Para mí rodar es el placer definitivo. Rodar es vivir, montar, etc. y, con los años, cuanto más colectivo es el dirigir, más lo disfruto, sobre todo con la materia prima del cine que son los actores. Aunque ha habido rodajes nocturnos que han sido duros para el equipo y no para mí porque soy un ave nocturna. Yo rodando de noche soy feliz pero es un esfuerzo antinatural si te paras a pensarlo.

»Pero tengo que decirte que en el quinto capítulo, "Losers de Bohemia", que por cierto es muy nocturno, pasa algo realmente mágico con la conjunción de los personajes de Tony Genil, Leonardo Dantés, Arlekín y Paco Porras interviniendo juntos todo el rato y estando a la vez perfectamente definidos. No suele funcionar así de fácil y me fascina verlos, parecen ‘los cuatro fantásticos de la mierda’ (risas). De hecho, la primera vez que vi este capitulo finalizado no pude evitar llamar a los cuatro para decirles que estaba maravillado con que hubiésemos conseguido algo tan inclasificable y humano.

P. Hablemos del excepcional trabajo de Ingrid García-Jonsson como Tamara/Yurena…

R. Dirigir a Ingrid, ya ni siquiera voy a hablar de lo buena actriz que es, ha sido algo maravilloso. También ha sido increíble comprobar lo inteligente que es, lo que hace en el último capítulo es sencillamente descomunal por su despliegue emocional. Pero la contención que ha tenido en los capítulos anteriores es muy remarcable porque la jugada de la serie es que el público no va a ver a Tamara/Yurena hasta que la serie lo decida, que es en el último capítulo.

Hay un misterio todo el rato que finalmente queda liberado en el último episodio y ella ha sabido en todo momento ocupar el espacio que le correspondía. Parece fácil, pero no lo es en absoluto.

P. ¿Cómo ha reaccionado Tamara/Yurena al verse ficcionada en la serie?

R. La gran historia de amor que hay escondida en la serie es la de Tamara y su madre y queríamos que eso quedase claro. Cuando ella vio su capitulo se emocionó muchísimo y dijo: "¡Pero esto es como una terapia!". Yo me reí mucho y contesté: "¡Sí, de hecho es la terapia más cara de la historia!" (risas).

P. Lo que está claro es que nadie suele estar preparado para un éxito tan repentino y fulgurante y mucho menos esta gente en particular.

R. Bueno, el golpe que supone el éxito, la exposición mediática, la adulación constante, etcétera, definitivamente te transforma. La personalidad cambia y eso da bastante miedo, es como si te hubieras lavado el cerebro a ti mismo, nadie está preparado para eso. Así que bravo por la gente que ha vivido un triunfo masivo y todavía pueda decir en voz alta: ¡no cambié!

P. Dadas las características de este fenómeno tan particular y sus protagonistas, me cuesta imaginar a alguien más adecuado que Nacho Vigalondo para liderar este proyecto.

R. ¡Gracias! Para mí hay una cosa binaria que son las cosas que me fascinan y las cosas que no, me da igual que sean respetables o basurientas. Cuando pasó el fenómeno del tamarismo recuerdo que lo valoré en su momento como algo único que estaba sucediendo. Estamos acostumbrados a ver gente famosa, rica y guapa y desde luego todos estos personajes del tamarismo no obedecían a ninguna de estas pautas, por eso resulta tan fascinante.

»He revisado la historia reciente de la cultura popular de otros países cercanos y no he encontrado ningún fenómeno parecido, es muy posible que quizá todo esto esté ligado a algo tan español como el esperpento.