Cuando nadie nos ve

Enrique Urbizu es, por méritos propios, el cineasta español que mejor ha sabido reinterpretar y actualizar el llamado cine de género, ya sea el melodrama (La vida mancha), el wéstern (Libertad) o, por encima de todos ellos, el thriller (La caja 507, No habrá paz para los malvados, Gigantes).

Ahora el director vasco y el guionista malagueño Daniel Corpas, quien ya demostrara tener cierto pulso para el policíaco en Malaka (Daniel Corpas & Samuel Pinazo, 2019), suman esfuerzos para adaptar la novela homónima de Sergio Sarria. La historia nos sitúa en plena Semana Santa en Morón de la Frontera. Allí, un vecino que daba clases a niños desfavorecidos se suicida haciéndose un harakiri, al tiempo que un soldado instalado en la base estadounidense de la localidad desaparece.

La sargento de la Guardia Civil Lucía Gutiérrez (Maribel Verdú) y la teniente norteamericana Magaly Castillo (Mariela Garriga) unirán sus fuerzas para resolver dos casos más relacionados de lo que en un principio parece. Urbizu firma aquí un thriller soleado, ritualista y pausado, sembrado de violencia soterrada y pulsiones ocultas, que desatiende esa tendencia a la trepidación que tanto abunda en las series contemporáneas.

Monsieur Spade

Versionar a los clásicos siempre es una operación arriesgada. Hablamos no ya de adaptarlos, si no de inspirarse en sus creaciones para generar nuevas historias. En el terreno del noir, en el ámbito literario, este tipo de ejercicios oscilan entre la mediocridad necesaria, La rubia de ojos negros de Benjamin Black retomando al Marlowe de Raymond Chandler, y el golpe de genio audaz que nos ofreció Carlos Zanón en Problemas de identidad, recuperando al Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán.

En esa tradición revisionista se sitúa, en el lado del bien, la crepuscular mirada que dos tótems de la teleficción como Scott Frank (Gambito de dama) y Tom Fontana (Oz) han derramado sobre el Sam Spade de Dashiell Hammett.

Se trata de deconstruir el género y al mito sin abandonar del todo sus raíces. ¿Cómo? Apartándolo de su hábitat natural, la ciudad, y situándolo en un pueblecito de la campiña francesa en 1955. Un Spade que se debate entre la melancolía y la ociosidad hasta que aparecen seis monjas muertas en un convento. En la serie encontrarán una trama enrevesada, diálogos contundentes, guiños continuos a la obra de Hammett y un Clive Owen que derrocha carisma en cada aparición.

Daredevil: Born Again

¿Será la adaptación de la obra maestra de Frank Miller y David Mazzuchelli la que venga para reflotar el alicaído género superheroico? Disney+, a través de Marvel Studios, ha recuperado al elenco que protagonizó la notable serie original que arrasó en Netflix entre 2015 y 2018.

En el apartado creativo, las cosas no han sido tan sencillas. Hablamos de un proyecto convulso: los guionistas Matt Corman y Chris Ord fueron los primeros encargados de recuperar la figura de Matt Murdock para la pequeña pantalla pero, aprovechando la huelga del sector en 2023, los responsables de la compañía les sustituyeron por Dario Scardapane (The Punisher), quien fue designado como showrunner, mientras que Justin Benson y Aaron Moorhead asumieron el rol de directores principales.

Aquellos que no se hayan acercado a las páginas de Miller y Mazzuchelli se adentrarán en una historia oscura en la que Kingpin (Vincent D’Onofrio) encuentra las herramientas necesarias para destruir la vida de Matt Murdock (Charlie Cox) sin necesidad de utilizar la violencia física. Cuentas congeladas, fabricación de casos utilizando falsos testimonios, campañas difamatorias... Una espiral que lleva a Murdock a la más absoluta paranoia.