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Elegante como un lord y divertido como el joven cockney de 92 años que sigue siendo, Michael Caine (Londres, 1933) acaba de anunciar su regreso a los platós.



Además, este miércoles se publica en España No mires atrás, tropezarás (Almuzara), una suerte de memorias dialogadas en las que no faltan ni las noches de borrachera ni jugosas anécdotas de rodajes con actores de leyenda. El Cultural ofrece a continuación algunos de los fragmentos más suculentos del libro.

Peter O'Toole

Era un hombre increíble. Nos hicimos muy amigos y una noche, el sábado después de la función, me llevó a emborracharme. Y lo hicimos. A la mañana siguiente nos despertamos sin tener ni idea de dónde estábamos. Nos hallábamos los dos, completamente vestidos, tumbados en una cama doble.



Entró una joven actriz y dijo: "Ah, ¿ya se han despertado?". [...] Yo pregunté: "Eh, perdona, ¿qué día es hoy?". Ella dijo: "Lunes". Peter y yo exclamamos al unísono: "¡Lunes! ¡Tenemos que estar en el espectáculo!". Así que tuvimos que correr. Pero llegamos a tiempo.

The Beatles

Me fui de gira junto con otro gran actor, Frank Finlay, y acabé en un teatro de Liverpool —¡las cosas que llegan a pasar!— y solíamos cenar allí todas las noches después de la función, en un restaurante cercano. Una noche llegamos y el lugar estaba lleno de chicas, y pregunté: "¿Qué pasa aquí?".



Y alguien me respondió: "Oh, ha venido un grupo pop muy querido por las chicas. Estaban en Alemania y ahora han vuelto". Yo pregunté: "¿Cómo se llaman?". Me respondieron: "The Beatles". Así que conocí a los Beatles muy pronto. Y, más tarde, llegué a conocerlos bien a todos. Especialmente a Paul y John, a los que admiré muchísimo; a Paul, sigo admirándolo.

Woody Allen y Mia Farrow

Gran parte [de Hannah y sus hermanas (1986)] se rodó en el apartamento de Mia Farrow. Curiosamente, fue gracias a mí que ella y Woody se unieron, tuvieron una larga relación e hicieron muchas películas.



Shakira [Caine] y yo solíamos ir a Elaine’s, un restaurante fantástico de Nueva York, donde siempre veías a gente interesante y famosa. Nos encantaba ir allí. Y a Woody Allen también, entre muchos otros.

Mia Farrow y Michael Caine en 'Hannah y sus hermanas'.

En fin, conocía a Mia desde hacía mucho tiempo, solía venir a saludarnos a Londres cuando ella solo tenía dieciséis o diecisiete años. Éramos amigos. Y entonces, una noche en Nueva York, le respondí: "Sí, de hecho, lo conocemos. No muy bien, pero suele ir a Elaine’s. Siempre parece llegar a la misma hora que nosotros".



Entonces ella dijo: "Bueno, si alguna vez estás allí y ves a Woody Allen en otra mesa, invítame a cenar". Y así hice. Así fue como se conocieron. [...] Nunca estuve lo suficientemente cerca de ellos como para saber que todo iba a acabar tan mal. Muy triste.

Charlize Theron

Gané mi segundo Oscar por Las normas de la casa de la sidra (1999). El reparto era fantástico, con un montón de actores jóvenes. Tobey Maguire interpretaba a Homer, que es una especie de hijo sustituto de Wilbur.



Y luego estaba Charlize Theron, que estaba genial, pese a que estaba justo empezando, como su partenaire, y su novio, un soldado interpretado por Paul Rudd.



Todos ellos tuvieron mucho éxito y fue muy divertido departir con ellos y escuchar sus esperanzas y sueños. Siempre me ha gustado ese aspecto de mi carrera: dar consejos y recomendaciones a jóvenes con mucho talento.

Oliver Stone

Trabajé con Oliver Stone en La mano (1981). Era un director joven, de treinta y tantos años, y luego hizo Platoon y muchas otras películas estupendas. Sin embargo, La mano no era una gran película. Pero se notaba que Oliver tenía mucho potencial.

Solíamos verlo junto a otros directores en cenas en casa de Tita Cahn; ella estaba casada con Sammy Cahn, el gran compositor.

Y Oliver siempre decía que mi mejor interpretación había sido en La mano. Bueno, ¡yo no estoy tan seguro! Pero le encantaba tanto el cine que se notaba que algún día haría una película clásica. Y así fue.

Cary Grant

Me hice muy amigo de Cary Grant, que por entonces tenía ya setenta y tantos años. Un hombre maravilloso. Un día, estábamos cenando en su casa y me dijo: "Tú vives por allí, ¿no?".



Estaba a un par de colinas. Le respondí: "Sí, ¿ves esa colina de ahí? Está detrás. La casa la construyó Barbara Hutton". Él asintió con la cabeza, así que continué: "No lo sabrás, Cary, pero era la heredera de la fortuna Woolworth". Él sonrió y dijo: "Michael, estuve casado con ella". Eso tenía Hollywood en aquella época: todo estaba conectado de alguna manera.

Sylvester Stallone

Conocí a Sylvester Stallone en el rodaje de Evasión o victoria (1981). Sly era muy divertido, aunque también estaba muy ocupado trabajando en la última película de la serie Rocky, así que tenía que marchar enseguida.

Creo que solía escribir en su habitación del hotel, cuando se suponía que debía estar aprendiéndose el guion de nuestra película.

Pero, de alguna manera, todo salió bien. Estaba muy metido en un increíble régimen de culturismo para estar en plena forma cuando le filmaran boxeando en cualquiera de las películas de Rocky. Cuando terminábamos una toma, él empezaba a hacer flexiones o vueltas al campo. Solo verlo era agotador.

Richard Burton

Recuerdo haber ido a verlo interpretar Hamlet en el Old Vic, yo solo. Fue una representación famosa, así que años más tarde se lo mencioné durante una cena.

Le dije: "Estuviste muy bien, pero fue el Hamlet más breve de la historia". Richard respondió: "Bueno, tienes que recordar, Michael, ¡que los pubs cerraban a las diez y media!".

Podía ser el hombre más encantador del mundo y, al momento, enfadarse sin motivo. Estuve en una película con Elizabeth Taylor llamada Salvaje y peligrosa (1972), cuando todavía estaban casados, la primera vez.

Cuando terminamos, era Navidad y, cuando se marchaban, les dije: "Feliz Navidad a los dos".

Richard se dio la vuelta y gritó: "Vete a la mierda, Michael". En ese momento, pensé que tal vez me odiaba, pero…, mirando atrás, me doy cuenta de que fue por el alcohol y la cocaína.

Tom Cruise, Taylor Swift

El estrellato es hoy definitivamente diferente al de la época de, por ejemplo, John Wayne, Humphrey Bogart o Elizabeth Taylor. La atención del público está más dividida que antes, hay más competencia procedente de todas partes.



Ya no existe esa sensación de que haya un gran evento cultural cada semana. Por lo tanto, hay menos actores y músicos cuyo nombre por sí solo garantice el éxito de una película o un disco.



Pero el estrellato sigue siendo el estrellato. Tom Cruise es increíble, habría sido una estrella en cualquier época. Y creo que Taylor Swift es increíble, una estrella gigante.

¿Sabías que empezó como cantante de country? Y ahora llena estadios en todo el mundo, con audiencias de 100.000 personas, y los políticos se pelean por conseguir su apoyo. Es extraordinario.



Se nota el esfuerzo que hay detrás de lo que ha conseguido. No es casualidad. Se ha ganado su éxito a pulso. Y no ha llegado de la noche a la mañana. Tiene los pies en el suelo, lo que casi siempre es parte del triunfo. No se ha dejado arrastrar por los elogios y el dinero. Es impresionante.