A Dolores Ibárruri (País Vasco, 1895 - Madrid,1989) el apellido le llegó de casualidad. Su padre, huérfano, lo cogió de una pequeña aldea vizcaína sin saber que este acabaría plasmado en los libros de Historia.
"¿Pensáis que a la hija de un minero le van a dar una escuela?", decían en el pueblo, y la niña que soñaba con ser profesora tuvo que conformarse con ser costurera. No por mucho tiempo.
Así lo refleja el documental Dolores Ibárruri. Pasionaria, dirigido por Amparo Climent, que se estrena en salas este viernes 3 de octubre y busca recuperar a un personaje "muy desconocido por la gran mayoría", asegura su directora a El Cultural.
Más allá del mito político, la película se centra en la vida personal de La Pasionaria: desde su infancia en el pueblo minero de Gallarta, donde se forjó la conciencia de clase que la acompañaría siempre, hasta su madurez, convertida en esposa y madre que debió renunciar a muchas cosas para dedicarse plenamente a la política, así como en su exilio de cuatro décadas en Moscú.
Lola Ruiz-Ibárruri Sergueyeva (Moscú, 1960), su única nieta, custodiadora de todo su legado y una de las voces del documental, recuerda a su abuela como una mujer "de naturaleza alegre" y "tremendamente activa".
Miliciana, periodista y primera mujer secretaria general de un partido político, "Dolores se levantaba a las cuatro de la madrugada y se ponía a trabajar, a escribir, a leer, a preparar artículos y discursos. Y por otro lado, esa alegría siempre tenía una parte muy amarga relacionada con las enormes pérdidas que sufrió en su vida", relata a El Cultural.
Ibárruri tuvo que cuidar de una familia de hijos que se iban muriendo —fallecieron cinco de sus seis hijos— sin tener tiempo para llorarlos. "No hay que llorar, hay que luchar", se escucha decir a una Dolores nonagenaria en una entrevista de archivo recogida en el documental.
Este era uno de sus mantras al que se aferraba como única manera de salir de la miseria. El otro, el emblemático No pasarán, discurso de 1936 contra el ejército franquista, que ha trascendido casi 90 años —la última vez, se escuchó en el boicot de la vuelta ciclista en Madrid—por ser "un mensaje corto, breve, preciso y agudo", opina su nieta.
"Ella sabía lo que estaba pasando en Europa en su momento, veía que esa fuerza fascista lleva no solo a una dictadura, lleva a guerras y muerte y a la destrucción de Europa".
El largometraje, producido por María Luisa Gutiérrez —ganadora del Goya a mejor película con La infiltrada—, también muestra cómo la lucha de clases fue uno de los motores de su vida.
Lola Ibárruri en el documental 'Dolores Ibárruri. Pasionaria' de Amparo Climent.
"La situación de los trabajadores era horrorosa cuando ella era joven. La situación de los trabajadores de ahora no tiene nada que ver y es gracias a gente como ella que han dedicado toda su vida a la lucha y a recordar que tenemos que estar vigilantes. Ahora vivimos infinitamente mejor, pero no es un regalo, es un camino de contradicciones, reivindicaciones, de luchas democráticas y sobre todo, del progreso y la humanidad", asegura Lola Ibárruri, nacida y criada en el exilio.
Allí, en la lejanía de su España querida y con la sensación de un enorme aislamiento, su abuela encontró en Radio España Independiente, la llamada "Pirenaica", el único vínculo con lo que sucedía en su tierra.
"Trabajé en la Unión Soviética como lo habría hecho en España: participando en la Internacional Comunista, igual que antes había luchado en el Partido Comunista", recuerda la propia Dolores en el filme.
Desde aquellas emisiones clandestinas, su voz se convirtió en un referente para las movilizaciones obreras y antifranquistas y mantuvo durante cuatro décadas un papel activo en la dirección del Partido Comunista en el exilio.
"Durante su época de exilio en la Unión Soviética, la relación con Stalin era difícil y complicada. Cuando en esa reunión secreta con Jrushchov —durante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (1956)— se entera de todos los asesinatos por parte de Stalin, Dolores corta radicalmente la relación con él. Nunca más vuelve a hablar de Stalin", asegura Amparo Climent.
Fotograma del documental 'Dolores Ibárruri. Pasionaria'.
Climent, directora también de Las cartas perdidas. La cárcel y el exilio de las mujeres republicanas (2022), destaca la profunda fe de Dolores, también desconocida, que en sus primeros años llegó a convivir con su compromiso político —incluso "tuvo una bronca muy grande con su futuro marido porque ella quería casarse por la iglesia"—.
"Al principio era muy católica, luego fue desarrollando sus creencias, pero la gente que divulgaba esos bulos sobre Pasionaria, que era una mujer que quemaba conventos, que asesinaba a gente, que en la guerra de España cogió el fusil y mató a no sé cuántos... Todo eso es mentira, porque Dolores nunca, ni siquiera durante los tres años de la guerra civil, empuñó un fusil. No tuvo ningún delito de sangre. Solo iba al frente a alentar a los milicianos, a estar cerca de ellos. Era una mujer que, por encima de todo, creía en la esperanza", asegura Climent.
El documental, que recoge también testimonios de figuras políticas como Cristina Almeida o Carmen Calvo, llega en un momento de mayor reconocimiento de La Pasionaria.
Tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática en 2022 y con motivo del 50 aniversario de la muerte de Franco, el Gobierno ha impulsado, entre otras medidas, una Poposición no de Ley —todavía pendiente de aprobación—para reforzar en los planes educativos la formación sobre figuras históricas relevantes como Dolores Ibárruri.
Algo que, apunta Climent, va a permitir a los estudiantes conocer realmente lo que ocurrió en España durante este golpe de Estado y los años posteriores, con un franquismo brutal y terrible. "Muchos de los que salen entrevistados en esta película cuentan que cuando estaban detenidos, cuando eran torturados, la voz que les ayudaba a aguantar era la voz de Dolores, porque transmitía la esperanza de que el futuro era posible. Eso es lo que tienen que conocer los jóvenes, que el futuro sin esta mujer y sin muchas otras Pasionarias hubiese sido imposible".
