El juego consistía en que ella, la actriz Juliette Binoche, bailaría, y él, el coreógrafo Akram Khan, actuaría. Sucedió hace quince años y la semilla del filme la plantó Robert Redford.
Binoche recordaba cómo, tras una de las representaciones del espectáculo en Nueva York, el actor la llevó a su camerino y, con gran insistencia, le pidió que hiciera una película con aquel material: “Lo repitió varias veces, con pasión. Yo no sabía cómo hacerlo ni tenía una productora, pero sus palabras se me quedaron grabadas”, contó emocionada en rueda de prensa en San Sebastián donde presentaba In-I In Motion,.
“Durante quince años mi hermana grabó ensayos, momentos de búsqueda, improvisaciones. Guardé todo ese material. Dos productores se acercaron a mí hace dos años y me preguntaron si tenía un proyecto, y ahí entendí que había llegado el momento de rescatar esas imágenes”, explicó.
San Sebastián ha acogido hoy el estreno mundial de la película, presentada por la propia Binoche dando brillo a la primera jornada “completa” del festival tras el arranque del viernes. En In-I In Motion, se representó más de cien veces en escenarios de todo el mundo durante 2008. El documental, de casi tres horas de duración, se centra en su primera parte en el proceso de ensayo. Vemos cómo dos mundos colisionan: Binoche ligada al texto, Khan al gesto y la danza.
Para Binoche, el documental es tanto un viaje personal como una reflexión sobre la creación compartida: “Quise mostrar lo que significa co-crear con alguien tan diferente a mí como Akram. Somos distintos en cultura, religión, piel, formación… Pero encontramos un lenguaje común. El filme habla de esa humildad necesaria para crear juntos”.
Binoche y Akram, en 'In-I In Motion'
La dificultad de la creación, la inseguridad, el miedo a mostrar la intimidad en un proceso tan profundo… Todo ello aparece en la película, donde Binoche no esconde su vulnerabilidad ni su vértigo.
“No había un guion escrito", explica la actriz. "La escritura fue en montaje. Era como lanzarse al vacío, como cuando tuve que aprender a bailar en seis meses para el espectáculo. Todo era nuevo para mí, pero acepté el desafío. Me he mostrado sin pudor, incluso cuando me veía ridícula en el proceso. Pensé: no importa. Lo importante es la honestidad del viaje, la búsqueda auténtica de un lenguaje compartido con Akram”.
Muy locuaz, Binoche añadió: “El propósito de este filme es inspirar a la gente a atreverse. Si sueñas con algo, hazlo. No importa si no sabes cómo. Atrévete a salir de tu zona de confort: en ese proceso está la verdadera transformación”.
Y la política, en la edición del Festival de San Sebastián más politizada que se recuerda, también estuvo presente. “Para mí, la creación artística es un acto de resistencia", apuntaba Binoche. "Hoy vivimos con miedo, con políticos que toman decisiones que nos acercan al totalitarismo. La libertad está en ser creativos, en inventar, en experimentar posibilidades nuevas".
Juliette Binoche, en San Sebastián. Foto: EFE/Juan Herrero
Al ser interpelada sobre el conflicto en Gaza y el debate sobre boicots culturales, la actriz optó por un mensaje conciliador. “No estoy segura de que la política vaya a salvarnos, pero el arte puede abrir vías de comunicación y unión espiritual. En estos tiempos necesitamos más co-creaciones, más encuentros entre diferentes”.
