En la poesía, la prosa, el cine y hasta en los anuncios de lotería; en todas partes se ha hablado del amor. Un tema tan universal y trillado que, ahora más que nunca, necesita de ingenio y originalidad, algo que al director italiano Paolo Genovese le sobra. La demostración de ello es su nuevo filme, Locamente, una comedia romántica clásica en la que diez voces discuten por el comienzo de un solo romance.
Tras el enorme éxito de su noche de los teléfonos encendidos en Perfectos desconocidos —la película con más remakes de la historia, que llegó a España de la mano de Alex de la Iglesia—, Genovese se reencuentra con los rincones del corazón, esta vez desde una óptica mucho más dulce y hechizante. "Si en Perfectos desconocidos gana el lado más cínico, duro y mentiroso, en Locamente triunfa la parte más bonita y romántica del amor", explica a El Cultural el cineasta italiano.
Es dificil estimar cuál será el alcance último de un largometraje con el sello de Paolo Genovese y más aun cuando ya se ha convertido en la película italiana más taquillera del año —desde su estreno en febrero de este años ha recaudado 20 millones de euros—. Sin duda, su apuesta por juntar la aproximación al subconsciente de Del revés con una simpática, adulta y, en algunos momentos, frenética comedia romántica convierte el filme en una propuesta que podría llegar a atravesar tantas fronteras como Perfectos desconocidos.
Todo sucede en una misma noche dentro de la bohemia de un piso romano. En su primera cita, Piero (Edoardo Leo) y Lara (Pilar Fogliati), dos adultos tan guaperas como aburguesados, intentan impresionarse mientras las cuatro personalidades de sus cabezas se dejan llevar por la vorágine interna que desataría en cualquiera un primer acercamiento amoroso.
Las fortalezas de Locamente residen en su compromiso con las limitaciones creativas y un divertido juego en el que discuten las diferentes encarnaciones de la personalidad múltiple. Enfrentamientos entre un eros descamisado contra una pereza masculina de cuello picudo y ochentero, o donde la delicada parte emocional de la protagonista vestida de rosa se opone a la rectitud y el ego del raciocinio.
"Cualquier película tiene su alma, su característica, y hemos querido contar la parte más bonita del amor, la parte que vence, la que te empuja a enamorarte una vez abandonada la sala de cine. Pero no siempre es así", asevera Genovese.
A pesar de que todo transcurra en una misma habitación, Locamente no cae en contemplaciones, más bien le aterra aburrir. Las bromas y chistes se suceden una detrás de otra, incluso de forma abrumadora, y van desde la torpe carcajada de un traspies hasta los rifirafes autoconscientes entre el género masculino y femenino. Un humor maduro, pero no demasiado travieso que, junto a un montaje plagado de cortes, acapara toda la atención.
"Yo creo que toda comedia tiene que ser una montaña rusa, el espectador se tiene que enganchar y nunca poder salir de la historia. Además que los pensamientos siempre corren más rápido que la realidad, por eso he querido imprimir ese sentido de rapidez", explica el director italiano.
En Locamente, el dialogo es un flujo continuo de referencias y discusiones, unas tan triviales cómo la elección del preservativo, sabor fresa o maracuyá, invisible o con relieve y otras más sesudas, donde se reflexiona sobre el género y el binarismo. Junto al amor, el motor de la trama son dos personajes que no dejan de darle mil vueltas a cada detalle y, en ese juego, la palabra le arrebata todo el protagonismo a la acción.
Edoardo Leo y Pilar Fogliati en 'Locamente'. Foto: LAZONA
El propio Genovese se refiere a su película como una orgullosa "comedia romántica clásica" que bebe de cineastas como Woody Allen —quizás uno de los primeros del género en meterse, literalmente, dentro de las cabezas de sus personajes—, quien también dotaba a sus comedias de un tono metaficticio y encontraba la diversión en esta especie de antagonismo romántico entre los dos géneros.
La idea original de Locamente surge hace 25 años, a partir de un anuncio que hizo el propio cineasta italiano para la radiotelevisión de su país (RAI). Según Genovese: "Decidimos dar voz a las personalidades que habitan en nuestro ser, ese era el claim de la RAI". A partir de ahí la premisa fue cultivándose con el paso del tiempo, como una forma de escenificar los dialogos internos que surgen en nuestra cabeza y que preceden a las decisiones que finalmente tomamos.
El elenco se reduce a una decena de intérpretes que o son muy atractivos o cuentan con un carisma especial frente a la cámara, bien sea por su capacidad de presumir de una vejez llevada con dignidad —en el caso de los hombres— o por una expresividad encantadora —en el caso de las mujeres—.
En la coralidad de Locamente se reunen algunas de las virtudes escénicas más reseñables de la península de la bota, hay actores que repiten en la filmografía de Genovese como Edoardo Leo o Marco Giallini (Perfectos desconocidos), y otros como Claudio Santamaría que han compartido trayectoria con Guadagnino. "Son diez actores buenísimos, con algunos de ellos ya había trabajado anteriormente y también son mis amigos", comenta Genovese.
Marco Giallini, Claudio Santamaria, Maurizio Lastrico y Rocco Papaleo en 'Locamente'. Foto: LAZONA.
Pero más allá de su cercanía con los intérpretes, el cineasta, experto en hilar historias de protagonista múltiple, confiesa: "Soy muy fiel al guión. No paso al rodaje hasta que considero que mi guión está maduro, me gusta que se respete. Aunque es verdad que una vez en el rodaje puede surgir ese chiste, ese juego, a veces hasta fuera de la escena".
"Es verdad que el cine internacional no parece dirigirse hacia lo romántico, pero ver la sonrisa en la boca de muchas culturas diferentes es una sensación deliciosa. Porque procedemos de culturas distintas, hablamos lenguas distintas, tenemos costumbres distintas, pero la risa es algo que nos une a todos", concluye Genovese.
