El horror. Eso fue con lo que se toparon los sargentos Mike Lewis y Bill Laurie a su entrada en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Ambos iban armados con tan solo un par de arcaicas cámaras de 35 mm y un puñado de carretes de blanco y negro de unos 30 metros de largo. "El hedor a muerte, y la muerte de toda dignidad y esperanza humanas", así fue descubrir ese lugar según Lewis.
Sam Mendes se adentra por primera vez en el género documental con Lo que encontraron. Un retrato escalofriante de la crueldad nazi vivida por las más de 100.000 personas recluidas en Bergen-Belsen. El director de 1917 —película que le mereció diez nominaciones y tres premio Oscar— apuesta por un montaje sobrio donde los silencios, las miradas del terror y los cadáveres apilados sin dignidad alguna no dejan ni un respiro.
El mediometraje se articula a partir del material grabado por la Unidad de Cine y Fotografía británica y los múltiples testimonios que Lewis y Laurie, miembros de la compañía, dieron a lo largo de su vida en diferentes periódicos y radios. Entrevistas que, como todo su metraje, quedó a buen recaudo en el Museo Imperial de la Guerra en Londres.
La película se emitió por primera vez en BBC Two el pasado abril con motivo del 80.º aniversario de la liberación del campo nazi de Bergen-Belsen, y forma parte de la programación online del Atlàntida Mallorca Film Fest.
Lo que encontraron tiene reminiscencias a uno de los documentales más impactantes sobre el genocidio nazi, Noche y niebla. Pero, a diferencia de este, en el que la música, poética y hasta ironía del monólogo e imágenes que lo componen se apoderan del relato, Mendes cede todo el protagonismo a los dos soldados-camarógrafos que vivieron las imágenes y ese lugar en sus propias carnes.
De ellos emergen reflexiones tan desesperanzadoras como imprescindibles. "¿Eran los alemanes los únicos culpables? ¿Por qué no se bombardearon las vías de tren hacia los campos? ¿Dónde estaban las instituciones religiosas del mundo? Sabían lo que estaba pasando, esa gente lo sabía mejor que nosotros, la gente común", se cuestiona Lewis.
Cuenta Laurie que entrar a Bergen-Belsen era algo similar a cambiar de realidad. "Esto era otro mundo, si no nos hubiéramos involucrado mucho probablemente nos habríamos vuelto locos. El hecho de que esto tuviese que ser documentado de alguna manera, supongo que me ayudó", relataba el camarógrafo en una entrevista.
"¿Dónde estaban las instituciones religiosas del mundo? Sabían lo que estaba pasando, esa gente lo sabía mejor que nosotros, la gente común". Mike Lewis, soldado y camarógrafo
Pero, sin duda, más que el testimonio de ambos soldados, el valor del metraje que recupera el director de American Beauty —filme que le mereció el Óscar al Mejor Director en el 2000— reside en la crudeza con la que el cineasta británico muestra la fragilidad de los 60.000 prisioneros y los más de 50.000 cadáveres escuálidos que allí se enterraron.
Son esta clase de bobinas viscerales y hasta inverosímiles las que se adhieren a la historia y constatan la existencia de uno de los períodos más perturbadores del siglo XX. El documental de Mendes lleva a cabo un ejercicio de espeleología y conservación de esos millones de cuerpos anónimos que se agolparon en las fosas comunes como muñecos en una caja de juguetes, filmar para creer.
Fotograma de 'Lo que encontraron'.
El resultado de todo ello es un documento audiovisual espeluzante del Holocausto y una pieza fundamental para combatir la memoria a corto plazo de la humanidad. Es importante, sobre todo en tiempos como los actuales, recordar la capacidad del ser humano para orquestar las mayores de las atrocidades, a veces incluso ante los ojos del mundo entero.
