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Diamante en bruto fue la única ópera prima de la sección oficial de Cannes en 2024. La película no conquistó ningún premio en el certamen, pero la cineasta francesa Agathe Riedinger (1985) dejó su impronta con un relato áspero y amargo que se zambulle en la obsesión de las nuevas generaciones por la fama, el dinero rápido y las redes sociales.

La película, que también optó a la Espiga de Oro en Seminci, sigue durante todo el metraje a Liane, una chica de 19 años de una deprimida localidad del sur de Francia a la que conocemos en una extraña escena, en donde la vemos haciendo lapdance agarrada a una farola de un parking desierto en plena noche, ataviada con una minifalda y un top, minúsculos ambos y ajustadísimos a un físico operado para mimetizarse con referentes de la telerrealidad como Kim Kardashian.

La vemos también robando perfumes en unos grandes almacenes para, posteriormente, atravesar autopistas y descampados hasta llegar a barrios apartados donde trata de venderlos para ganar algo de dinero.

Cuando llega a casa, donde convive con una hermana pequeña y una madre sin oficio ni beneficio, asediada por las deudas y por caballeros de dudosa fama, se dedica a personalizar zapatos con tacones de peligrosa altura, a grabar vídeos mostrando sus curvas para subirlos a Instagram, donde acumula miles de seguidores, a leer de manera obsesiva comentarios que basculan entre exagerados halagos y terribles, hirientes, insultos…

Sin recursos ni expectativas vitales, Liane se aferra al sueño de ser elegida para un reality que proyecte su perfil y la convierta en un personaje público merecedor del cariño virtual que la vida real le ha negado. Y, para lograrlo, solo le queda utilizar su cuerpo como herramienta de poder, aunque ello la lleve a tener serios problemas con su sexualidad.

La cámara de Riedinger no se despega de Liane, con planos cerrados sobre el rostro y la fisionomía de la protagonista, que buscan captar con verdad las emociones del personaje. El enfoque realista y crudo, sin florituras, capta la sordidez del ambiente.

La propuesta tiene la energía de los filmes de Andrea Arnold, pero también hay ramalazos de sublimación de una belleza que la directora encuentra donde menos se la espera, algo que subraya con el uso de la música clásica.

Malou Khebizi y Idir Azougli, en el filme

Aunque la película visualmente atrapa a la hora de retratar esta juventud adicta a la validación externa, el guion de la misma Agathe Riedinger desfallece a partir del ecuador del filme, con una narrativa que no parece avanzar y que no permite ni una fuga amable o divertida de esa dura realidad que retrata, acercándose a una desagradable explotación de la miserabilidad.

Pero es el valiente trabajo de la debutante Malou Khebizi, que se expone en cuerpo y alma, lo que nos mantiene pegados a la pantalla.

Diamante en bruto

Dirección y guion: Agathe Riedinger.

Intérpretes: Malou Khebizi, Idir Azougli, Andréa Bescond, Ashley Romano, Alexis Manenti, Kilia Fernane, Léa Gorla, Alexandra Noisier.

Año: 2024.

Estreno: 18 de julio