Ángel Mora
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Se decía en la entrevista a Karla Sofía Gascón (Alcobendas, 1972) publicada en El Cultural que la actriz aspiraba "al galardón a mejor actriz en los premios de la Academia de Cine Europeo (EFA), pero su nombre suena ya en las quinielas a los Oscar. Su presente es brillante, pero su futuro es aún más prometedor".

Y prometedor era. Finalmente se hizo con el premio a mejor actriz en los Premios del Cine Europeo y con la augurada nominación a los Oscar. Suponía esto la culminación de un año formidable para la madrileña, que había empezado a protagonizar titulares el pasado mes de mayo cuando se hizo con el premio a la mejor interpretación femenina (compartido con el resto del reparto femenino de la película) en el Festival de Cannes, siendo la primera mujer transgénero en lograrlo. 

Capitaneaba Gascón un avance en los logros, la visibilidad y los derechos por los que tanto ha luchado la comunidad trans. En la citada entrevista señalaba: "Hasta hace muy poco parecía que a lo único que nos podíamos dedicar era a la prostitución, a hacer las uñas o al cabaret. Y eso en España, un país en el que tenemos los derechos más avanzados en cuanto a ese tipo de cosas". Y añadía: "No es una cosa que yo pueda achacarle al colectivo, sino que es a la que nos han orillado a las mujeres trans". Una situación daba visos de cambio, por fin, con los aplausos que estaba recibiendo por su papel en Emilia Pérez. 

Gascón es, además, la segunda actriz española que opta a la estatuilla y se postulaba para ser la primera en ganarlo en la categoría de actriz principal, tras las cuatro nominaciones de Penélope Cruz, que fue premiada como actriz de reparto por Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen, 2008). 

El adalid del cambio, lamentablemente, ha salido rana. Pocos días después de su nominación al Oscar, Karla Sofía se precipitó cuesta abajo y sin frenos en una serie de polémicas que amenazan seriamente ya no solo con acabar sus posibilidades de alzar la estatuilla, sino también con malograr su carrera profesional.

Las primeras alarmas saltaron cuando, el 24 de enero, el día siguiente de su festejada nominación a los Oscar, Gascón denunciaba comentarios tránsfobos en las redes sociales a raíz de su candidatura a la estatuilla.

Aunque reprobable, era una situación que se podía esperar, dado lo que se ha vivido en otros ámbitos en los que mujeres transgénero han competido en categorías femeninas. Aún resuenan los ecos de la polémica que suscitó la boxeadora argelina Imane Khelif durante los Juegos Olímpicos de París. La deportista fue señalada por combatir en desigualdad de condiciones debido a sus niveles naturales de testosterona. A estas vejaciones se le sumaban voces críticas desde México que acusaban al filme de abordar el tema del narcotráfico de manera frívola. 

Pero el verdadero estallido sucedió el pasado miércoles 29 de enero, cuando la escritora y guionista Sarah Hagi recuperó y reunió una serie de tuits ofensivos de Gascón que se remontan a hace más de un lustro. En ellos, la actriz no dejaba títere con cabeza. Sus opiniones —agresivas y repletas de faltas de respeto, cuanto menos— con respecto a los debates anticoloniales en torno a la figura de Cristóbal Colón, el asesinato de George Floyd y el islam, encharcaban la imagen de la protagonista de Emilia Pérez y la convertían en el objetivo de muchas críticas en las que se llegaba a pedir la terminación de su candidatura al Oscar.

En aquella retahíla de tuits, tuvo también unas palabras para denostar a la Academia de Hollywood: "Cada vez más los Oscars se parecen a una entrega de premios de cine independiente y reivindicativo, no sabia si estaba viendo un festival afrokoreano, una manifestación Blacklivesmatter o el 8M. Aparte una gala fea fea. Les faltó darle un premio al corto de mi primo que es cojo".