Como dice Enrique Gato (Valladolid, 1977), en la tradición española se nos dan mucho mejor los antihéroes que los héroes. Si los anglosajones son salvados por Superman, nosotros tenemos a Súper López y el policía más célebre del cine patrio es Torrente. Por tanto, la versión hispana del mítico Indiana Jones quizá solo podía ser el buenazo, un poco torpe pero definitivamente simpático Tadeo Jones.

Después de dos películas que han arrasado en España pero también en el mercado internacional, el aspirante a arqueólogo vuelve con una aventura aun más grande que las anteriores en la que la factura técnica alcanza niveles espectaculares para asumir el riesgo, como nos cuenta Gato, de contar su historia "sin villanos".

La película arranca en México, donde Jones se ha acoplado a un equipo de eminentes investigadores universitarios entre los que figura su propia novia. El pobre sufre porque lo tratan con recelo por su falta de credenciales académicas. Explorando más allá de los límites, encuentra un sarcófago egipcio en las ruinas de un antiguo templo maya. Por supuesto, nadie cree que tal cosa sea posible y Tadeo tendrá que luchar toda la película para ganarse el respeto que merece como arqueólogo acompañado de su inseparable y exuberante "momia", un perro y un loro.

Pregunta. ¿Siente que en esta película dominan a la perfección el personaje y lo que quieren contar?

Respuesta. Lo que hemos estado buscando es dar pasos adelante, que se note un empujón. Queremos crear un nuevo hito. Hasta ahora hemos triunfado en el púbico infantil y nos hemos marcado como objetivo divertir también a los adultos. Aprovechamos las virtudes del personaje para crear un guion muy innovador, que enganche. Hemos incorporado a Manuel Burque y Josep Gatell como guionistas y se nota que dominan la comedia. y no solo eso: también la animación, porque es un lenguaje distinto. Hemos querido huir de los ingredientes obvios, el malo que quiere destruir el mundo o algo así, para contar una historia más elaborada al estilo Pixar. Por primera vez no hay un villano evidente.

P. ¿En qué se distingue el lenguaje de la animación de la ficción con personas reales?

R. No puedes rodar horas y horas y luego seleccionar. El guion se va desarrollando a media que avanza la película, poco a poco vas viendo lo que funciona y lo que no. Es un proceso más largo y laborioso en el que hay una relación muy estrecha entre el equipo de animación y de guion.

"En la tradición española se nos dan mucho mejor los antihéroes que los héroes"

P. ¿Cómo ve a ese Tadeo tan bonachón y luchador?

R. En nuestra tradición española somos mucho más de antihéroe que de héroe. Cogemos una figura enorme como Indiana para crear alguien más cercano que el ídolo sin defectos. Es muy cabezota. Es una persona muy normal y por eso es muy fácil empatizar con él. Indiana Jones es el tío perfecto al que todo le sale bien y él vendría a ser el "patán perfecto". Es un tipo sin medios que desde esa posición tan difícil intenta lograr sus sueños y eso es lo que más me atrae del personaje.

P. El conflicto se plantea entre Tadeo Jones y Victoria Moon, una especie de Iker Jiménez, y el mundo académico. ¿Resulta demasiado inflexible ese ámbito de la oficialidad en el saber?

R. Eso es algo real, el mundo académico es muy estricto. En parte es comprensible que sea así. En la película los arqueólogos aparecen como los antagonistas de Tadeo pero no son unos villanos, meten un poco de caña y también están para empujar al protagonista a superarse. La gran novedad de esta secuela es que no hay un villano, que en una historia como ésta sería lo más socorrido. No queríamos generar un castigo hacia ellos, pueden aceptar que se han equivocado. En este caso, esa "tabla esmeralda" es el verdadero antagonista. Todos los personajes al final tienen buen fondo aunque en algún momento puedan ser percibidos como que no.

"Hemos querido huir de los ingredientes obvios, como el malo que quiere destruir el mundo"

P. La revista National Geographic, que aparece en la película, sigue teniendo mucho éxito. ¿Nos fascina la arqueología?

R. Es una publicación fantástica. En ningún lugar vas a encontrar unas fotografías tan magníficas; a partir de lo histórico crean un imaginario brutal. Es una fuente de inspiración inagotable. En la película hacemos un guiño y la llamamos "National Petrographic". Eso de deformar nombres reales es algo que cogemos del cómic tradicional español que con el cine de aventuras de toda la vida son los dos grandes referentes de Tadeo. En realidad son las cosas que me marcaron de pequeño, las películas de Steven Spielberg o Robert Zemeckis y los cómics de Ibáñez o Jan.

P. ¿Les faltaba Egipto como gran escenario predilecto del cine de aventuras?

R. Aún no habíamos pasado por allí y es el gran escenario arqueológico. Nos inspiramos en una teoría que circula acerca de que en algún momento las culturas mayas y egipcias pudieran tener algún contacto en la antigüedad. Hay muchas similitudes como la escritura jeroglífica o las momias que nos hacen pensar que sí. Desde luego, en el cine de aventuras las pirámides son la imagen más icónica. Nos gusta mucho La momia (Alex Kurtzman, 2017), es insuperable.